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Vladislav Utikal, el joven desaparecido en Torrejón: «Papá, no quiero volver a casa»

Tras negarse a regresar junto a su familia, el joven vaga descalzo por el entorno del barrio de Prosperidad

Vladislav Utikal, el día de su localización en Torrejón de Ardoz; a la derecha, una imagen antes de desaparecer
Aitor Santos Moya

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Solo, descalzo y desorientado. Cuando parecía que la identificación de Vladislav Utikal ponía fin a la precaria situación del joven perdido en Torrejón de Ardoz, su negativa a regresar a casa le ha devuelto al punto de partida. Según ha podido saber ABC, el hombre, de 30 años y natural de la República Checa, vaga ahora por el entorno del barrio de Prosperidad. Camina sin rumbo, desprovisto de zapatillas y no pide ningún tipo de ayuda. El pasado viernes, una vecina se lo encontró en la calle de López de Hoyos y rápidamente llamó su atención. «Era diferente, iba sucio, no pedía y tenía pinta de tomar nada...», describe, sin saber entonces quien era en realidad.

En paradero desconocido desde el 18 de enero , Vladislav fue localizado hace dos semanas desprovisto de cualquier documentación que lo reconociera. Un cierto parecido físico y el hecho de que entendiera el idioma transalpino, hizo creer a los agentes que se trataba de Marcello Volpe , un italiano de 26 años desaparecido en 2011. Sin embargo, tras un reconocimiento fallido cara a cara con la madre y el posterior descarte a través de las pruebas de ADN, un nuevo nombre cobró fuerza en el seno de la Policía Nacional.

La fiabilidad de la pista de Vladislav era tal, que nadie entre los investigadores dudó en errar de nuevo. Ambos medían 1,88 metros, presentaban los mismos rasgos faciales y, por si fuera poco, las dos únicas palabras que atinaba a pronunciar en un principio el desaparecido, respondían a un grupo de filosofía hinduista al que Vladislav perteneció en Londres cinco años atrás. Con esos detalles, las autoridades españolas contactaron con el Estado checo para localizar a su familia, un hecho que no resultó en absoluto sencillo.

Llamada infructuosa

Con el nuevo cotejo de ADN positivo, el joven fue trasladado a la embajada de la República Checa para un primer contacto telefónico con sus familiares. Fue entonces cuando los acontecimientos dieron un giro radical; Vladislav, con tono sereno y en plenitud de facultades, comunicó a su padre el deseo de no regresar . Fuentes conocedoras del caso señalaron ayer a este periódico que, al tratarse de una persona mayor de edad y no presentar enfermedad alguna, la Policía no tuvo más remedio que dejarle ir.

Una vez en la calle, Vladislav retomó de inmediato el mismo estilo de vida. Eso sí, cambió la localidad de Torrejón por la zona de Prosperidad . Como si de un fantasma andante se tratase, en los últimos días ha sido visto sentado en la acera, tirado en un parque o vagando descalzo bajo un suelo abrasador. Pese a que varios vecinos han tratado de auxiliarle llevándole agua, comida o unas chancletas, no siempre acepta la ayuda.

«Bajé a pasear a mi perra y le llevé una botella grande de agua; pero nada, no la quiso y se marchó corriendo», relata una joven, quien volvió a intentarlo horas más tarde, esta vez acompañada de su padre. «A él si se la aceptó», añade. Una patrulla de la Policía Municipal le encontró el lunes en un parque de la calle de Clara de Rey. De inmediato avisaron al Samur Social y le prestaron la ayuda necesaria. Alejado de su familia y sin hablar nada de castellano, Vladislav vive en la calle sin que nada ni nadie, por ahora, pueda revertir su situación.

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