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Los violentos métodos de «Cásper» y su peligrosa banda de narcos

El supremo ha condenado a 89 años de prisión al líder de la organización criminal más peligrosa de las últimas décadas

«Casper», el día en que fue detenido ABC

C. HIDALGO

«Cásper» , el líder de la organización criminal conformada eminentemente por españoles más peligrosa de las últimas décadas, ha sido condenada este jueves a 89 años de prisión . Se trata de la banda radicada en Madrid y que dirige el capo nacional por antonomasia, Ángel Suárez Flores, más conocido como «Cásper» y considerado «El Padrino» de los bajos fondos. La Fiscalía atribuía a esta banda un total de 36 delitos , que iban desde las torturas, amenazas, robos de partidas de drogas y secuestros.

Uno de los asuntos por los que se le ha condenado ha sido por la reclamación de una deuda de 450.000 euros a un traficante. Las presiones comenzaron en septiembre de 2009, mandándole los siguientes mensajes al cuñado del deudor: «Ponme en contacto con Fabián o le meto una lata de gasolina en su casa ». El siguiente paso fue amedrentar a la esposa de su víctima: «Quiero los 450.000 euros y otro millón en intereses, porque, si no, me da igual quien sea».

El 13 de septiembre, finalmente, Suárez Flores se comunicó con Fabián: «A ver si voy a tener que coger a tu cuñada y a tu mujer de ahí abajo para que me hables. Te voy a cobrar el millón que me debes también; te lo digo así de claro, por las buenas o por las malas. Como no me contestes al teléfono, pillo a tu cuñada por la oreja, me llevo a tu mujer y la meto en el maletero ». Al final, no consiguió el dinero.

Tres meses después, arrancan los hechos que conforman la siguiente acusación. Con la idea de «volcar» a otros traficantes un alijo de 211 kilos de cocaína (valorado en 6 millones de euros) que iban a llegar en un contenedor de Bolivia al puerto de Algeciras, «Cásper» y los suyos idearon el siguiente plan: se asentaron en un chalé de Manilva (Málaga), hicieron una exhaustiva vigilancia sobre los presuntos narcos que iban a recibir la partida en Algeciras; luego, haciéndose pasar por guardias civiles (portaban placas como si fuentes miembros del Instituto Armado), interceptaron en la ciudad gaditana a uno de sus objetivos, que figura como testigo protegido en la causa, lo metieron en un coche y lo encerraron en una nave alquilada a tales efectos.

Lo que vino luego fue una tortura en toda regla. Le dejaron en ropa interior, le envolvieron la cabeza con cinta («Es para que no se te salgan los sesos cuando te disparemos», le dijeron) y le obligaron a tocar la pistola. Durante diez horas, le golpearon, con patadas y puñetazos, amenazaron también a su familia y hasta le cortaron el dedo pulgar de un pie con un machete . Así fue cómo consiguieron que les diera el nombre del encargado de tramitar el contenedor con la droga oculta. Entre otras secuelas, el hombre sufre impotencia sexual por el trauma postraumático. Los criminales interceptaron del mismo modo al compinche del testigo protegido. Le secuestraron, le mostraron el dedo cortado de su amigo y le dieron una tremenda paliza.

«O me pagas o meto a tu hija a puta»

Pasaron semanas, hasta que, tras muchos vaivenes, la banda de «Cásper», de nuevo haciéndose pasar por agentes de la UCO de la Guardia Civil e incluso por secretario judicial y juez, irrumpió en la finca de Lebrija (Sevilla) donde los otros narcos guardaban el enorme alijo. A uno l e rompieron el codo con una barra de hierro . Con la misma arma, al segundo le reventaron las dos piernas, costillas y ambas muñecas; le amenazaron con un machete con sacarle un ojo; le quemaron con un soplete e incluso le provocaron un infarto tras dejarle inconsciente por tantísima violencia. Al tercero le dieron puñetazos en el pecho, le taparon la boca con cinta americana, le patearon contra la pared y le rompieron la tibia con un hierro.

Durante todo 2010, Cásper proyectó otro «vuelco», pero necesitaba a un vecino de Aguilar de la Frontera (Córdoba), Manuel P. G., para que le proporcionara contactos. Le pagó una cantidad, pero los contactos no sirvieron, y «Cásper» se rebeló contra Manuel. «Me encuentras el dinero como sea, o me llevo a tu mujer y tus niñas y las meto a putas », le amenazó. Para presionarle aún más, durmió en casa del cordobés e incluso se hizo con las escrituras de la vivienda. Pero «El Padrino» no conseguía salirse con la suya, así que «Cásper» y su matón Erik de Ventura Pacheco, alias «Peru», se presentaron otra vez en la casa el 31 de agosto de 2010. Les esperaba la Udyco Central, alertada por Manuel. Los dos criminales fueron detenidos allí mismo.

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