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¿Hay alguien ahí en agosto...?

Las vacaciones vacían las iglesias de la capital 

El calor y los viajes estivales obligan a suprimir o cambiar los horarios de las misas

El interior, casi vacío, de la parroquia de Santa Teresa y Santa Isabel JOSÉ RAMÓN LADRA

B. S.

Un 70,5% de los entrevistados en el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) dice ser católico. De entre ellos, un 58,3% no va a misa «casi nunca» y un 15,7% asiste «casi todos los domingos y festivos». Según la encuesta, elaborada a nivel nacional, apenas un 4,1% se desplaza hasta la iglesia varias veces a la semana. En la capital las cifras son similares. Con un apunte: en el mes de agosto se desploman.

Es lo que afirma el secretario de la parroquia de Santa Teresa y Santa Isabel , en el barrio de Chamberí. Según sus estimaciones «en julio viene un 70% de los feligreses habituales, y ahora en agosto habrá, como mucho, un 40% de ellos». Este empleado puede deducir las razones: «Todo el mundo está en la playa o en la sierra; echamos de menos muchas caras conocidas ». Por ese motivo los horarios de las misas también cambian: entre semana se suprimen tres, y el domingo se elimina una. Su homólogo en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores tiene un discurso similar, aunque es más optimista: «Quizá hayamos perdido este mes a una cuarta parte de los devotos».

Por su parte, el párroco de la Iglesia de San Millán y San Cayetano , en la calle de Embajadores, describe el perfil habitual de sus feligreses: «Son gente mayor, por eso la reducción de público no se nota demasiado». Los asiduos que no acuden a misa en estas fechas son, en sus palabras, «algunos abuelos que se marchan de veraneo con sus familias fuera de Madrid».

La localización también importa. De hecho, el descenso de parroquianos es más acusado en los templos de barrio que en aquellos que están en pleno centro. Así lo explica una empleada de la iglesia Buen Suceso , en la calle de la Princesa: «La nuestra es una parroquia de paso y la pérdida de fieles habituales se compensa con muchos creyentes que vienen a Madrid de compras o de turismo», explica. Pese a todo, sus horarios varían en periodo estival: « Se intenta que las misas sean cuando baja el calor ; de ahí que la última de la mañana –la de las 13 horas– se suprima».

Los propios feligreses lo confirman. « Esta es la época del año en la que menos se practica », dice una señora a la salida de este inmueble, en el barrio de Argüelles. Y se explica: «Hay personas muy cómodas –sobre todo gente joven– que prefieren ir a la piscina antes que a la eucaristía», afirma rotunda. Ni siquiera el suyo es un rostro conocido en la parroquia: está de visita por la ciudad y solo ha entrado un momento «para pedir y dar gracias».

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