Hazte premium Hazte premium

Chalé de los horrores

Sentencia del descuartizador de Majadahonda: «Bruno es esquizofrénico pero no es tonto»

Su enfermedad «no significa que tenga anuladas sus facultades mentales», indica el fallo que le condena a 27 años

Le responsabiliza de matar y pasar por una picadora a su tía y a una inquilina, de estafa, falsedad y tenencia ilícita de armas

La picadora y el condenado ABC
M. J. Álvarez

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a Bruno Hernández a 27 años, tres meses y un día de cárcel, por la comisión de dos delitos de homicidio: el de su tía Liria Hernández, de 64, y el de su inquilina, Adriana Gioiosa , de 54. Por cada uno de los homicidios el tribunal le impone una pena de 12 años. Además, responsabiliza al reo, de 34 años, de un delito continuado de estafa, falsedad documental y tenencia ilícita de armas.

La sentencia, elaborada por la Sección 30ª, tras el veredicto de culpabilidad del jurado popular del 3 de octubre, descarta que la esquizofrenia paranoide que padece Hernández anulara sus facultades mentales, pues no se ha establecido una relación entre el delirio y los hechos cometidos: «Tiene esquizofrenia, puede estar loco pero no es tonto. No tiene anuladas su facultades mentales, como se deduce de la elaboración de todos los delitos y las acciones realizadas para encubrir los crímenes, destruir los cadáveres en la trituradora y deshacerse de los restos, ocultándolos».

Así, tras considerar probado que el reo mató a ambas mujeres de forma « voluntaria y violenta », la resolución indica que el bautizado como descuartizador de Majadahonda «compró una picadora industrial de gran potencia capaz de triturar carne y huesos en 2008, dos años antes de matar a su tía Liria, la dueña del chalé del municipio majariego, en una fecha posterior a abril de 2010». La máquina la adquirió por teléfono a nombre de un tercero inexistente y la recibió en el domicilio de su padre, situado en Móstoles. Le costó 1.189 euros y la tenía escondida en el sótano de forma que ni siquiera su novia, Bárbara, que estuvo viviendo en el chalé, sabía de su existencia.

La sentencia recalca el «interés económico» del reo, ya que desde que supo que su pariente, que estaba separada, iba a percibir una herencia de 50.000 euros por la muerte de su único hijo en 2006 «no se separó de ella». Después, justificó su ausencia ante su familia «durante cinco años». A unos les dijo que se había comprado una casa en Ávila y a otros que estaba en un geriátrico y que no quería hablar con ellos.

La resolución alude también al intento de encubrimiento de su padre , quien dijo que su hermana estuvo en el ba r que regentaba en Móstoles en 2011 tras realizar un viaje con el Imserso. En el juicio se desmostró que desde 2010 Liria no realizó ninguno.

El condenado cometió un delito de estafa al hacer dos transferencias desde la cuenta de Liria a la suya, por valor de 33.000 euros en 2010 y 2011. Además, falsificó su firma el 1 de julio de 2013 en la cesión del supuesto usufructo del chalé, cuyas habitaciones comenzó a alquilar, a cambio del pago de 18.000 euros que jamás abonó.

Pruebas delatoras

En cuanto a su inquilina argentina, la sentencia considera probado que la mató el 1 de abril de 2015, pues fue el último día que ella contactó con sus allegados. A ellos no logró engañarles, ya que estaban muy unidos. Su hermano, alarmado, viajó a España y destapó el atroz caso . Hernández inventó un supuesto viaje de la mujer, falsificó su firma en la carta en la que ella se despedía de su trabajo (fue captado por las cámaras cuando la echaba debajo de la puerta) e hizo fotos a su coche con el fin de venderlo. Dejó un sinfín de pistas falsas. Pero las múltiples pruebas de ADN de ambas mujeres en la trituradora y los objetos personales que tenía de ellas le delataron.

El fallo judicial decreta la destrucción de la picadora industrial y los cuchillos decomisados en el caso. Acuerda que se indemnice a los padres de Adriana con la cantidad de 150.000 euros y a cada uno de dus dos hermanos con 50.000, además de los intereses. En cuanto a los herederos de Liria establece que se les reintegre 33.227,85 euros.

En el juicio Bruno dijo que no se acordaba de nada, pero aseguró que no las había matado. Su letrado recurrirá la sentencia «por falta de motivación» y porque no se tiene en cuenta un informe psiquiátrico que dice que «su enfermedad anula sus facultades tanto de inteligencia como de voluntad».

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación