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Sucesos

La profesora detenida: «Mis alumnos son unos desequilibrados, pero nunca se lo dije a ellos»

Adela G. L. denuncia que todo es una invención de los estudiantes, la Dirección del IES Santa Teresa de Jesús y de la Policía

Entrada al IES Santa Teresa de Jesús MAYA BALANYÀ
Carlos Hidalgo

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ABC ha hablado con Adela G. L., la profesora de Matemáticas del IES Santa Teresa que fue detenida el día 19 por, presuntamente, proferir graves insultos contra sus alumnos de 16 años , que ahora se encuentra en libertad con cargos. Niega tajantemente la denuncia de uno de ellos, de origen colombiano y con una discapacidad física del 37% (detallamos estas características porque durante la entrevista hace continuas referencias a él), y los testimonios de otros compañeros que lo apoyan.

La Consejería de Educación , tras conocer los hechos por ABC, ha decidido abrir un expediente disciplinario contra la docente y una investigación reservada sobre el director , que no avisó a la Inspección Educativa de lo que llevaba meses supuestamente ocurriendo en el centro hasta dos días después del arresto de Adela. Esta es la versión de la profesora :

-La noticia es totalmente falsa, inventada, es un cúmulo de despropósitos. Yo jamás he insultado a los alumnos. Le juro por Dios que los insultos los he recibido yo, sobre todo de ese alumno colombiano, que tenía problemas por una discapacidad visual, pero también un trastorno de la conducta y una tragedia familiar grave por el fallecimiento de su madre. A partir de ahí, cambió, en el mes de enero. Y me llamaba de todo: «Puta loca, muérete, voy a ir a por ti, me suda la polla, no te quieren ni en tu casa». Jamás me he metido con sus familias ni he realizado ataques personales, ni les he llamado hijos de p..., ni porreros... Lo que pasa es que no he contado con el apoyo de la Dirección. Me han dejado sola. No querían colaborar conmigo y me prohibieron que les castigara.

-¿Pero entonces cree que es una trama urdida contra usted?

-No es una trama. Simplemente, he recibido el acoso de una parte de los alumnos y no he recibido el apoyo del equipo de Dirección, nada más.

-¿Por qué cree que no ha recibido ese apoyo?

-Porque no les quise cambiar una asignatura a principios de curso. Soy de Tecnología y querían que diera Robótica. De todos modos, ese centro educativo es muy especial, porque allí no se respetan las leyes, ni la Lomce ni la Ley de Autoridad del Profesor. Se les está dando crédito a los alumnos. No se sancionan las conductas impropias ni los insultos y se les permite absolutamente todo. No había normas de convivencia en el aula. El equipo directivo miraba hacia otro lado.

-¿Se lo han inventado doce alumnos entonces?

-No, yo tengo a seis alumnas de mi lado.

-¿Y a cuántos en contra?

-Realmente, a cuatro. A mí me ha intentado pegar ese alumno colombiano y me ha atacado, contra mi persona y mi familia. No paraba de decir: «Hija de puta, te voy a dar una hostia y te voy a hacer la vida imposible». Y me lo tuve que tragar.

-¿Por qué nunca lo denunció?

-Porque eran menores. Lo llevaba con resignación. Ponía escritos para que se les expulsara. Y ese alumno colombiano fue expulsado tres veces.

-¿Va a emprender algún tipo de acción contra los alumnos o el instituto?

-A lo mejor, contra dos alumnos por atentar contra mi honor y mi intimidad. ¡Decir que yo les llamaba gilipo...! Si yo soy cristiana y educada, y vengo de un ambiente social medio-alto. He sido educada en colegios de monjas. ¿Cómo me voy a atrever a insultar a esos alumnos? Yo no entraba en sus provocaciones.

-¿Usted tiene algún tipo de tratamiento psicológico o psiquiátrico?

-No, no, no. Eso es falso de toda falsedad. Eso se lo ha inventado la Policía.

-Pero entonces estamos hablando de invenciones de la Dirección del centro, de cuatro alumnos y de la Policía...

-No saque las cosas de quicio. La Policía se ha inventado cosas. Solo le preguntó a mi pareja si estaba bajo algún tipo de tratamiento, y mi pareja le dijo que no. La Policía se ha inventado muchas cosas.

-¿No ha tenido problemas también con sus vecinos de Pozuelo?

-Sí, porque tengo vecinos que no respetan las normas de convivencia. Les he denunciado y me voy a cambiar de casa. Jamás les he amenazado ni denunciado. Es también cosecha propia de la Policía. Es un bulo.

-Sus vecinos la han denunciado también a usted...

-Sí, pero en falso, pero yo a su vez también les he denunciado. Ellos sí me han injuriado.

-¿Qué problemas de convivencia hay?

-No respetan las zonas comunes. Han convertido los pasillos en trasteros y el patio en un vertedero. No me relaciono ni hablo con los vecinos para nada desde hace 15 años, así que no les he podido amenazar. Lo que quiero es que limpie mi nombre. Las informaciones que usted tiene han sido relatadas por los alumnos que no están muy allá, están un poco desequilibrados.

-Usted acaba de decir que sus alumnos están desequilibrados.

-Se lo digo a usted, pero no a ellos. Lo decíamos en el departamento, pero jamás a ellos. Ese alumno colombiano no estaba muy bien, por eso iba al psicólogo y al psiquiatra. Me cogió un odio enfermizo horroroso. No me hacía caso en clase. Todo el día estaba con la palabra «polla» para arriba y «polla» para abajo. Horroroso. Y su padre me ha denunciado también porque le recibí dos veces y a la tercera le dije que no, porque no podía más con ese problema que tenían ellos. He sufrido acoso laboral. Por eso, me he dado de baja, porque no quiero volver allí de ninguna de las maneras. Eso me supera, y llevo 13 años en la enseñanza. Necesito que limpie mi honor.

-O sea, que usted nunca les ha llamado desequilibrados, ni porreros, ni drogadictos, ni hijos de puta.

-No, no, no, no... Lo he podido decir en alguna reunión de departamento, pero no a ellos. Jamás, jamás. Es más, a mí me dijeron: puta loca, muérete, tírate por la ventana, fascista, facha, xenófoba... Incluso atacaron a la Corona, al Rey, se mofaron del Himno Nacional. Otra alumna conflictiva dijo que no le extrañaba que Cataluña se separara de España... Y yo me callaba y seguía las clases, porque no podía hacer nada contra esas burradas. Decían bestialidades. Le juro que yo no miento.

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