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«Kanioneri Kurdi»: la banda de georgianos que asaltaba viviendas dirigida desde una cárcel turca

Los mafiosos, que cometían una media de 14 delitos a la semana, utilizaban los golpes para sufragar su adicción a la heroína

M. J. Álvarez

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La Policía Nacional ha detenido a 18 miembros de la banda mafiosa «Kanonieri kurdi» o «Ladrón de ley», expertos en robos en domicilios , y a otros cinco receptadores. Los primeros están en prisión. Esta red, integrada por dos células, se caracterizaba por su itinerancia y por su prolífica actividad detectada desde comienzos del año, hasta el punto de que cada grupo cometía 14 delitos a la semana. Hasta el momento se han esclarecido 40 casos.

Koba, el cabecilla de esta mafia que da nombre al grupo, daba las órdenes y supervisaba la actuación de sus subalternos desde la prisión turca desde la que cumple condena. Así lo explicaron ayer la delegada del Gobierno, Concepción Dancausa , el jefe superior de Policía, Alfonso Fernández Díez y el responsable de la Brigada de Policía Judicial, José Luis Conde .

Los cacos utilizaban el viejo método de la ganzúa para entrar en las viviendas limpiamente, por lo que se les conoce como «manos de oro». Sin embargo, después realizaban grandes destrozos a la hora de arramplar con el botín. Así, forzaban cajas fuertes o utilizaban cizallas para romper cadenas de puertas... Su objetivo: los pisos con las cerraduras más fáciles de abrir.

Una vez en las casas, a las que accedían cuando estaban vacías, se apoderaban de joyas y objetos electrónicos a los que daban fácil salida. Les interesaba más la cantidad que la calidad. Para ello acudían a los cinco receptadores que regentaban establecimientos de compro-oro y locutorios.

Itinerantes y heroinómanos

El dinero lo enviaban a la «caja común» de la red mafiosa mediante envíos postales y, con parte del mismo, los delincuentes sufragaban su adicción a la heroína inyectada . Si su «rendimiento» no era el adecuado eran intimidados. En alguna ocasión se han acuchillado entre ellos por alguna trifulca.

La red tenía sus tareas divididas: algunos elegían los domicilios y entraban al portal por el método del resbalón, otros colocaban tiras de plásticos o papeles en las puertas para comprobar que sus moradores no estaban.... Se movían en transporte público y después del robo huían en taxi a las habitaciones de alquiler en las que malvivían. La investigación ha sido compleja por la movilidad del grupo, –España y Europa– y por el cambio de zonas y miembros.

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