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Cuando Madrid encendió el alumbrado de Navidad por primera vez

Las primeras iluminaciones surgieron a raíz de una broma en el siglo XIX. Entonces, los madrileños daban luz a las calles de la capital con candiles

M. R. DOMINGO

Si la calle es el rostro de las ciudades, este viernes Madrid volverá a mostrarse en todo su esplendor tras el encendido oficial del tradicional alumbrado navideño . El color nostálgico que adquiere la capital en estas fiestas comenzará a partir de hoy a las 19 horas . Los domingos, lunes, martes y miércoles permanecerán hasta las 23, en lugar de hasta las 22 horas como otros años; y los jueves, viernes, sábados y vísperas de festivo hasta la medianoche, un año horas del pasado año. El día 25 de diciembre y los días 1 y 6 de enero el alumbrado permanecerá de 18 a 24 horas; el 24 de diciembre y el 5 de enero, estará de 18 a 3 horas y, finalmente, el día 31, lucirá de 18 a 6 horas.

Modistos, arquitectos y diseñadores gráficos como Ángel Schlesser, Ana Locking, Teresa Sapey, Purificación García, Hannibal Laguna, Ben Busche, Roberto Turégano, Victorio & Luchino, Adolfo Domínguez y Sergio Sebastián de nuevo participarán con sus creaciones en la iluminación navideña.

Al igual que el año pasado, se establece un circuito municipal, que incluye alumbrado ornamental de diseño en calles y plazas, cadenetas y cerezos, y elementos patrocinados de acuerdo con el programa municipal de patrocinios, incluye abetos de alumbrado ornamental. Además, los cerezos en flor volverán a dar luz en distintos puntos de Madrid, como la Glorieta de Carlos V, la Ciudad de los Niños en Conde Duque y en el entorno de las juntas de distrito.

Lejos de los vistosos diseños que las grandes firmas de moda rubrican el alumbrado de la capital, hace siglos apenas eran unos candiles los que anunciaban que el fin de año estaba cerca. Según relata el diccionario geográfico de Madoz de 1974, en el siglo XIX los madrileños gastaban una broma a los forasteros ingenuos y les decían que iban a llegar los Reyes Magos y que repartirían monedas de oro y plata.

Con la intención de encontrarles, la muchedumbre acompañaba a los inocentes tocando latas y cencerros por todo Madrid hasta el anochecer, cuando la capital se iluminaba con hachones. La burla duraba hasta el amanecer y terminaba en alguna taberna donde se cachondeaban de la credulidad de los despistados buscadores de oro. La crueldad de estas bromas fueron muy criticadas, por lo que en 1882, el alcalde decidió multar a quien saliera a dar con los Reyes Magos.

«El alcalde de la luz»

Los primeros vestigios de iluminación eléctrica en las calles de Madrid que se conservan en los archivos municipales datan de la década de los 60. Así, las fiestas navideñas de 1962 fueron especiales para la Villa desde el punto de vista del alumbrado.

El 21 de diciembre de ese año se instalaron tres farolas en la Plaza del Callao que llevó a los cronistas de entonces a titular sus informaciones como «A las ocho de la noche salió el Sol en Callao» ; «la noche parece definitivamente vencida»; «siempre es de día en la plaza del Callao»; «en la plaza del Callao no se pone el sol».

La labor desarollada por el alcalde de entonces, José Finat y Escrivá de Romaní fue reconocida al recordarle las crónicas de la época con el sombrenombre de «alcalde de la luz». La implantación del encendido y apagado automáticos –y en los más modernos casos por células fotoeléctricas– hizo temer por la vida de los faroleros. Era una muerte anunciada.

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