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Los bebé reborn pueblan Madrid a precios desorbitados

La octava edición de la feria DARIS muestra estas «obras de arte artesanas» que respiran, beben e, incluso, orinan

Muñecos hiperrealistas que se pueden ver en DARIS ABC

CARLOTA BARCALA

Respiran; tienen uñas, pelo, pestañas, lengua y ombligo; portan chupete y succionan el biberón. Algunos poseen un mecanismo llamado «drink and wet», es decir, son capaces de beber y orinar. Como un bebé normal, pero no lo son. Son muñecos reborn . Piezas que sus creadoras consideran «artesanales», hechas de vinilo o silicona , que, de momento, lo único que no hacen es hablar. Algunos simulan el aspecto de un niño prematuro. Tan sólo se diferencian en el tacto, algo que ya se está perfeccionando para que cada vez sean más reales. La piel de otros presenta rojeces o venas apenas visibles. Dentro de su mundo son considerados obras de arte en 3D no aptas para todos los bolsillos .

Incluso hay consejos para cuidarlos , que bien pueden ser las advertencias hacia unos padres primerizos, salvando las distancias: evitar la luz solar directa, el frío y el calor excesivo, limpiarlos de forma suave para no dañarlos. Este fin de semana los bebé reborn se pueden ver, comprar –y aprender todo sobre sus cuidados– en la octava feria « Dolls and Reborn Internacional Show » (DARIS) que se celebra en la Sala Demo3 MEU de Chamartín. «En esta edición se puede disfrutar de 30 expositores , cada uno de un artista. Además de muñecos reborn, se puede comprar ropa y todo tipo de accesorios para ellos», cuenta María Valle Escudero , su organizadora. María se introdujo en el mundo reborn hace 13 años, cuando en España tan sólo había seis personas que los conocían. «Yo buscaba por Internet una muñeca de Scarlett O'Hara. Vi que una chica de Barcelona vendía un bebé. En el primer momento pensé que era de verdad, pero se trataba una creación suya. Fue entonces cuando decidí aprender», explica la mujer, que se declara «amante» de todo lo que es artesanía .

Debido a la gran acogida que tiene la feria, en la actualidad se realizan dos DARIS al año en Madrid. Una en invierno, de cara a la Navidad; y otra en primavera. «Viene gente de todas partes de España. Hay quien no tiene disponibilidad para acercarse a Madrid en Navidades, por eso decidimos crear la edición de primavera», continúa la organizadora. La especial novedad de esta edición es que cuentan con la escultora australiana Bonnie Brown , «una de las más importantes del mundo». «Realiza una escultura tan realista y tierna que se convierte en magnífica», dice, con orgullo.

Del mismo modo, esta es la primera ocasión que la empresa americana Bountiful Baby participa en el congreso español. Su dueña es escultora de estos muñecos hiperrealistas. La empresa ha revolucionado el mercado de los bebés reborn al crearlos mediante el escaneo en 3D de bebés de verdad. «Con una cámara fotográfica especial y un programa, escanean un bebé real, de su familia, con unos resultados que impactan por lo realistas que son», explica María, que califica a la empresa –ahora patrocinadores suyos– como « la realeza en el mundo reborn ».

Actividades

Otra novedad es que, por primera vez en el mundo, se celebra un show reborn con actividades demostrativas interactivas en directo . «La idea es transmitir en directo las actividades a través de Facebook para que la gente que no puede venir esté presente de alguna forma, aunque sea desde la lejanía». Entre los talleres que impartirán diferentes artistas hoy el público puede aprender cómo cuidar o manejar a un bebé de silicona, cómo cortarle el pelo o cómo insertar pestañas.

Mañana se darán demostraciones de cómo bañarlos, cómo realizar chupetes o cómo vestirlos. La jornada terminará con un taller de fotografía específica para estos bebés. También habrá una masterclass que consistirán en la demostración de la artista alemana Jacquelin Kramer sobre «cómo trabaja el mapa en la cabeza de un bebé para trazar el injerto de pelo . Uno a uno», comenta María.

Los bebés que necesiten reparaciones, durante los dos días, pueden acudir a un hospital instalado en el recinto. «Sólo aquellos que precisen de un pequeño arreglo, como que se les haya movido un ojo o se les hayan deteriorado las pestañas», aclara la organizadora. En caso de que los bebés estén muy deteriorados, «se deberían quedar ingresados».

Polémica de una costosa afición

«Nunca, en los 13 años que llevo en este mundo, he conocido a nadie que no pueda tener hijos y supla su presencia con un reborn», explica María en relación a las polémicas que rodean a estas creaciones y las críticas a las que hacen frente los reborners. Existe una leyenda que hace creer que los coleccionistas compran estos muñecos para sustituir un bebé real , o reemplazar a un niño que han perdido. «A raíz de un reportaje argentino, nos acusaron de estar realizando un crimen por incitar a la gente a sustituir a bebés por un muñeco. Esto no es así. Nadie deja de tener hijos por tener un reborn», trata de zanjar María.

Ella no habla de padres que quieran reemplazar a un bebé o de gente que no pueda tener hijos cuando se refiere a los compradores . «Quienes más los valoran son coleccionistas adultos . Desde hace unos años también se regalan a niñas a partir de los seis años. Esto úlimo no creo que sea recomendable. Las niñas no les van a hacer daño, pero no tienen conciencia de que son piezas de arte que pueden terminar dañadas», explica.

«Me encantaría que esto se viera como una afición más. Yo lo comparo con los señores que coleccionan maquetas de trenes. A ellos nadie los toma por locos . Espero que algún día eso pase con nosotros», asegura la organizadora sobre los estigmas que pensan sobre ellos.

El precio de estos muñecos varía en función del material en que estén realizados y la artesana que los pinte. «Un buen muñeco, lo más realista posible, tarda tres o cuatro semanas en realizarse dedicándole ocho horas diaria». El objetivo de María es que la gente conozca lo que hay detrás de «una artesanía que se mima y se realiza con cuidado y paciencia». Sus precios, eso sí, no son los de cualquier juguete al uso. « La media oscila entre 500 y 1000 euros , pero las artesanas más reconocidas venden sus creaciones en subastas. Esos muñecos pueden alcanzar los 3000 », reconoce María.

De la misma forma, el precio de la ropa y accesorios recuerda a lo que podrían gastar unos padres con un bebé real. «Cuesta lo mismo. Hay artesanas que se dedican a confeccionar conjuntos que se pueden comprar por 40 euros».

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