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El sueño de la «Galicia global empresarial»

El pasado martes, Fernández Alvariño dejaba vacante la presidencia de la CEG en una muestra de «lealtad institucional» a la organización

Alvariño, abandonando la sede de la organización EFE

E. P. R.-S.

Aterrizó con la promesa de «descentralizar la CEG y llevar los comités ejecutivos a las asociaciones provinciales». Su objetivo era hacer realidad una Confederación de confederaciones atribuyendo a las patronales regionales un protagonismo que, desde su punto de vista, le había restado la cabecera.

El ya expresidente de la Confederación de Empresarios de Galicia, puesto que dejaba vacante el pasado martes como muestra de la «lealtad institucional» que echó de menos en los últimos meses por parte de sus opositores , no llegó a cumplir su sueño de la «Galicia global empresarial. Una Galicia sin localismos ni personalismos». «Yo no creo en el norte y el sur y el este y el oeste. Las viejas guerras son lo que nos mata. Las rivalidades regionales desertizan cualquier movimiento empresarial, social y económico», señala el empresario vigués en declaraciones a ABC.

De su corto mandato de dos años, reivindica ajustes que fueron «necesarios e imprescindibles», con una reducción del 50 por ciento en los gastos de personal y explotación, gabinete de presidencia y comunicación, todo para contrarrestar la falta de ingresos. «De 40 personas pasamos a 19 . Yo hice ajustes porque me encontré con un saldo positivo que pasó a ser negativo y busqué refinanciación. El futuro presidente tiene la solución sobre la mesa», indica en su conversación con este diario.

No lo han visto igual sus críticos. Con tres de las organizaciones provinciales en contra (La Coruña, Lugo y parte de Pontevedra) y un nutrido grupo de las sectoriales se presentaba difícil superar la crisis interna y económica sin aliados. Poco a poco la rebelión en el seno de la patronal gallega fue ganando terreno y el número de apoyos que le auparon a la presidencia en agosto de 2013 (110 de los 165 votos emitidos) se desinflaron. Desde Lugo defienden que fueron precisamente sus decisiones en el marco económico financiero las que le empujaron a alinearse con La Coruña. La situación de las cuentas de 2014 (pendientes de aprobación así como los presupuestos de ese mismo año y los de 2015) se tornó en un punto crítico que acrecentó el malestar del sector opositor por las autocontrataciones (el seguro de la CEG y el servicio de coche oficial).

«Las cuentas son las que son y no se pueden cambiar» , defiende Alvariño, que recuerda que «hay una auditoria que no presentó ninguna tacha, salvo que apunta a que estamos excesivamente endeudados». «Si la situación de la CEG es dura no será porque la provoqué yo, será que se arrastraba de antes» , señala sin ánimo de reproche y con la única intención de defender una gestión que no ha podido culminar. Ahora, tras aprobarse el calendario electoral y dejar vacante su puesto, tiene claro que «una vez muerto el perro... y desaparecidas las turbulencias, la situación se estabilizará».

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