Hazte premium Hazte premium

José Luis Jiménez - PAZGUATO Y FINO

Pragmáticos y/o sectarios

El nacionalismo vasco, el de toda la vida, demuestra que no es ni de izquierdas ni de derechas, simplemente de quien pague la factura

JOSÉ LUIS JIMÉNEZ

La resaca del acuerdo entre el Gobierno y el PNV para sacar adelante los Presupuestos del Estado amenaza con resistirse a un par de ibuprofenos. El nacionalismo vasco, el de toda la vida, demuestra que no es ni de izquierdas ni de derechas, simplemente de quien pague la factura . Lo del miércoles es pura ley de mercado parlamentario: abrumadora demanda de un PP necesitado de apoyos, exigua oferta de una oposición reacia a todo acuerdo, y los precios que se disparan: 4.000 millones, cupo, AVE, inversiones, y lo que pida Urkullu. Amén.

Los ecos de la negociación parlamentaria han llegado a Galicia. Como opinión pública —y publicada— debemos someternos a un examen de conciencia: si esos 4.000 millones vinieran para aquí, ¿nos parecería un acuerdo torticero que privilegia a una minoría frente al interés mayoritario de los españoles? ¿O, por el contrario, habría sido un logro histórico? Las preguntan solo buscan medir nuestro grado de cinismo.

Concurre la circunstancia de que el País Vasco está lejos de ser un territorio castigado por la historia y el olvido. Goza de un cupo privilegiado que rompe la igualdad entre españoles, que se calcula con ábaco y siempre beneficia a la minoría, y permite convertir ese rincón del Estado en una suerte de paraíso fiscal para empresas y ciudadanos. Ha sido así y, resígnese, va a seguir siéndolo mientras haya gobiernos en minoría en el Congreso. Ley de mercado.

Distinto es el caso canario, donde todo hace pensar que Nueva Canarias dará su visto bueno para la aprobación definitiva de los PGE a cambio de otra factura llena de contrapartidas. Pedro Quevedo no es sospechoso de ser de derechas: iba incorporado en la lista del PSOE por Las Palmas. No votó a favor ni se abstuvo en la investidura de Rajoy pero su apoyo a los PGE tiene precio. De nuevo, simple y llano pragmatismo.

La duda es qué habría hecho el BNG de estar en posición de hacer valer su representación. ¿Se habría tapado la nariz y apoyado las cuentas públicas a cambio de compromisos cuantificables para Galicia, véase la AP-9, una tarifa eléctrica propia o un mayor ritmo inversor para el AVE? ¿O habría apelado a la pureza ideológica para negar cualquier entendimiento con la derecha española? Una respuesta aproximada —que no exacta— podríamos tenerla con los dos diputados de Anova integrados en En Marea, los nacionalistas Alexandra Fernández y Miguel Ángel Fernán Vello. Dos votos, dos, con los que haber logrado para Galicia lo que los nacionalistas canarios han conseguido para sus islas. Pero ellos están más preocupados por mociones de censura, tramabuses y derivados pintorescos.

Por eso, al final —y más allá de considerar los nacionalismos periféricos como adalides del egoísmo y la desigualdad entre territorios— unos optan por ser pragmáticos y otros se limitan a las cuitas sectarias. Utilidad e inutilidad, así de simple .

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación