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José Luis Jiménez - Pazguato y Fino

La Marea vs Amigos de la Ópera

Es de agradecer que José Manuel Sande admita que tiene escasa intención de cumplir la enmienda del PSOE por la que se aportan 300.000 euros a la Temporada Lírica

El concejal José Manuel Sande, interviniendo ayer durante la presentación de la nueva temporada de la OSG CEDIDA

No hay como preguntar una duda y que el político tenga la honestidad de contestarla. Es de agradecer que José Manuel Sande ayer admitiera bien a las claras que tiene escasa intención de cumplir la enmienda del PSOE al presupuesto municipal por el que se aportaban 300.000 euros a la Temporada Lírica. Con actitudes como esta, el concejal no debería extrañarse de que se señale a la Marea como liquidadora del ciclo operístico, aun siendo cierto que su suspensión a comienzos de año tiene más que ver con el sectarismo del BNG en la Diputación que con el gobierno local. Y todavía es más chocante que todo el dinero para la Sinfónica de Galicia parezca poco —este año recibirá 3,7 millones municipales— mientras aportar 300.000 euros a la ópera sea un exceso inaceptable para Sande. Vaya con el concejal de cultura, ¿verdad?

Hay también algo de trampa en el discurso de que se incrementa en 500.000 euros la aportación municipal a la Sinfónica. Dentro de esa cantidad se esconde la devolución de más de medio millón que la Marea tomó prestados el pasado verano para pagar las fiestas de María Pita. Recién llegados al despacho oficial vieron que no tenían dinero y usaron la caja del Consorcio para un préstamo a interés cero. Luego llegaron las tensiones de tesorería derivadas de los incumplimientos de las instituciones con la Temporada Lírica, y la cosa acabó como todos sabemos: suspensión y las culpas para Amigos de la Ópera.

Volviendo a la honestidad de la respuesta de Sande, emerge el conflicto subyacente que no es otro que el enfrentamiento brutal entre el Ayuntamiento y la asociación operística. Aquí radica todo, no se engañen. A la Marea le molestan los Amigos de la Ópera y harán lo posible por sacarlos de la ecuación. Decir que lo importante es la actividad lírica y no el «capricho» de la asociación por gestionarla, acusarla de «desleal» por cometer el sangrante delito de ¡buscar más fondos públicos para la Temporada! o reprochar la «patrimonialización» de la ópera por parte de esta representación de la sociedad civil roza lo miserable por injusto e ingrato. ¿Qué habría sido de la ópera en la ciudad sin la asociación?

¿Qué le molesta a la Marea de Amigos de la Ópera? ¿El éxito de sus programaciones? ¿Que hagan milagros con cuatro duros y no necesiten media docena de millones para el reconocimiento de crítica y público? ¿Que no sean de su cuerda? ¿O es que para ellos la ópera es elitista y casposa pero la música sinfónica es progre y gafapastera? No se puede ser más miope e inepto. La capacidad de gestión administrativa de los Amigos seguramente sea mejorable, pero su criterio artístico maquilla con creces las lagunas burocráticas, aspecto este donde sí podrían echar una mano las instituciones, y no al cuello, como parece que desean Sande y sus colegas mareantes.

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