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Luis Ojea - Cuaderno de Viaje

Juego de tronos

Todos los partidos políticos deben en un momento u otro sentarse en el diván para redefinirse

Todos los partidos políticos deben en un momento u otro sentarse en el diván para redefinir qué son, para qué están y hacia dónde se dirigen. Lo perverso es que la decisión quede en manos de personajes de segunda que anteponen sus intereses personales a los de la propia organización y el país en su conjunto. De eso va para algunos el Comité Federal del PSOE en el que, de forma indirecta, Gómez Besteiro se juega hoy su futuro. Necesita que Pedro Sánchez salga vivo y con las manos libres para pactar con Podemos para poder seguir exhibiendo su apoyo en las primarias. De lo contrario, sin el respaldo expreso de Ferraz, tendrá muy difícil ser el cabeza de cartel en las autonómicas.

José Blanco ya ha empezado a moverse en las sombras, el territorio que mejor domina desde su etapa como alquimista de Zapatero. No parece gratuito que el califa olívico a través de Carmela Silva haya eludido esta semana respaldar públicamente a su teórico jefe de filas y en cambio sí se esforzase en alabar la supuesta capacidad de gestión del europarlamentario. Si Blanco se decidiese finalmente a salir a escena, con el aliento del aparato de Vigo podría aglutinar a las diferentes familias críticas del PSdeG, un grupo disperso pero numeroso, que no había pasado de escaramuzas oportunistas en defensa de sus intereses particulares pero que bien organizado puede resultar letal para el presunto líder autonómico. En esa tesitura, Besteiro necesita a Sánchez y por eso no dudará en respaldar sus planes suicidas de arrodillarse ante Pablo Iglesias. El gallego ya demostró que no tiene escrúpulo alguno en humillarse ante quien sea. Si no le importó entregar la cabeza de su mentor para conservar la alcaldía de Lugo o sumir a su partido en un bochorno sin límites para no perder la Diputación lucense, tampoco va ahora a poner reticencias a los chantajes de Podemos.

El PSOE está en un momento crítico que definirá su futuro. O se entrega al populismo y se dirige a medio plazo hacia un naufragio inexorable o asume una posición de responsabilidad institucional llevándose por delante a su actual líder. Tiene que retratarse. Lo tétrico es que una decisión de esta envergadura esté condicionada por las ambiciones personales que mueven el juego de tronos abierto en el partido.

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