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Juicio por la muerte del exmúsico de «Los Piratas»

El guardia civil que disparó al exbatería se justifica: «No tenía otra alternativa»

El agente asegura que apretó el gatillo porque el fallecido estaba amenazando a un compañero con un cuchillo

La familia de Javier Fernández pide para el acusado cuatro años de prisión. La Fiscalía solicita el archivo de la causa

En el centro de la imagen, el agente de la Guardia Civil que supuestamente disparó y causó la muerte del exbatería de Los Piratas EFE

Z. RIAL

Apenas dos años después de los hechos, el Juzgado de lo penal número dos de Pontevedra acogía ayer el juicio contra el agente de la Guardia Civil que en agosto de 2015 disparó mortalmente al exbatería del grupo «Los Piratas» , Javier Fernández, tras acudir a su casa de Ponteareas para impedir una supuesta agresión machista. En su declaración , el acusado justificó su actuación alegando que no le quedó «otra alternativa» más que disparar al músico, dado que estaba intentando agredir a otro compañero con un arma blanca.

En concreto, el guardia civil relató que, en el momento en el llegaron al lugar de los hechos, fue la mujer del fallecido la primera que le explicó que su marido sufría de un trastorno bipolar y que, tanto ella como su hijo de apenas dos meses, habían tenido que abandonar el domicilio asistidos por amigos de la familia por el estado en el que se encontraba su pareja. Tras conocer esta información, el agente aseguró que su «primera intención» fue intentar calmar a Javier Fernández, que en ese momento se encontraba «totalmente alterado». «Dijo que era Dios, que nos iba a cortar en trocitos. ‘Soy Dios, no me creéis, no sabéis de lo que soy capaz’» , recordó el acusado citando las palabras de Hall 9000, el pseudónimo que utilizaba en su círculo íntimo el exbatería.

Fue momentos después cuando, según el relato del acusado, el músico entró en la cocina, salió con un tenedor y un cuchillo en la mano y arrinconó a otro de los agentes desplazados a la casa, causándole heridas leves de arma blanca en los hombros y en el rostro . El guardia civil aseguró que vio como Javier Fernández situaba el cuchillo a la altura del abdomen de su compañero, por lo que disparó apuntando hacia la pierna. No obstante, un movimiento del exbatería provocó que la bala impactase en el abdomen causándole la muerte. «Estaba como loco, se movió y le di el desafortunado disparo», apuntó el acusado. Tras narrar la secuencia de lo sucedido, el agente explicó que decidió apretar el gatillo porque la vida de su compañero «corría grave peligro». «Si corre peligro la vida de una persona, yo tengo que actuar de la manera que actué. No me quedó otra alternativa. Lo único que pretendía era inmovilizarlo. No me quedó más remedio que reducirlo», justificó.

Los tres abogados que ejercen la acusación particular en representación de la viuda, el hermano y los padres del exbatería piden para el agente cuatro años de prisión y seis de inhabilitación por imprudencia profesional grave, mientras que la Fiscalía y el abogado del Estado reclaman el archivo de la causa al entender que éste desenfundó su arma reglamentaria para defenderse de la actitud agresiva de la víctima ante lo que fue considerado como un posible caso de violencia de género.

Durante la vista oral, la mujer del batería aclaró que padecía un trastorno bipolar y que, en los días previos a lo acontecido, había reducido notablemente la ingesta de medicación , algo que supuso unos efectos «nefastos» en su comportamiento. Según la pareja de Javier Fernández, la tarde de los hechos ella misma había pedido ayuda a los vecinos después de recibir un golpe del exmúsico, que se encontraba «muy nervioso» e incluso «delirando». Con todo, rechazó firmar un atestado declarando que se trataba de un caso de violencia machista, al entender que su marido estaba sufriendo un brote de su enfermedad y puesto que el fallecido nunca había tenido con ella ningún tipo de comportamiento violento.

Momentos antes de la primera jornada de juicio, uno de los abogados de la familia, Manuel Novás, mostró su convencimiento de que podrán acreditar que la muerte del músico «se podría haber evitado». «A un enfermo psiquiátrico, en las condiciones en las que se produjo la actuación de la Guardia Civil, nunca, y digo nunca, se podría finalizar con el fallecimiento de esta persona» , proclamó. En este sentido, el letrado cuestionó la ausencia de una «situación de riesgo» que justificase el «allanar» el domicilio de la víctima, toda vez que tanto la mujer como el bebé del fallecido estaban fuera de peligro.

Visión de los testigo

En la jornada de ayer también declararon amigos de la familia que, tras recibir el aviso de la mujer del músico, acudieron a la vivienda para llevarse al recién nacido. Uno de esos testigos aseguró haber estado presente en el momento en el que el acusado disparó sobre Hall y consideró que la actuación del agente se basó en una estrategia «de presión» que empeoró el estado del exbatería de «Los Piratas».

También testificó el compañero del guardia civil sentado en el banquillo, que explicó que «no hubo manera de razonar» con el músico ya que este cargó contra él con las manos llenas de cubiertos.

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