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Feijóo reivindica el «europeísmo» gallego en la entrega de las Medallas Castelao

El presidente recuerda que la UE fue «antes de un mercado común, un sentimiento común»

El exalcalde de Santiago, Xerardo Estévez, fue uno de los homenajeados Miguel Muñiz

DARÍO DOMÍNGUEZ

Todavía con los coletazos de la resaca electoral, en la «alfombra roja» de entrada al acto de entrega de las Medallas Castelao 2016 predominaban los corrillos de líderes de diferente signo comentando la jugada el 26-J. Los tres alcaldes de las Mareas —este año Martiño Noriega sí acudió—, diputados de todas las formaciones, el candidato socialista a la Xunta y demás personalidades destacadas del mundo de la empresa o la cultura en la Comunidad se dieron cita en el galardón civil más importante, junto con las Medallas de Ouro, que se otorga en Galicia.

Si en la edición de 2015 el presidente de la Xunta había optado por hacer un alegato en favor de la tradición , en respuesta a los desplantes que los regidores populistas habían realizado en días anteriores a costumbres institucionales como la Ofrenda del Antiguo Reino de Galicia, este año también estuvo pegado a la actualidad. Apenas unos días después del Brexit, Alberto Núñez Feijóo centró su discurso en la reivindicación del proyecto europeo, las ideas que inspiraron la hermandad del viejo continente, y los desafíos de futuro que presenta.

Para el máximo mandatario autonómico, la aportación de Galicia a Europa no es meramente testimonial, pues entiende que el Camino de Santiago sirvió como «iniciación al europeísmo» . «En los orígenes de la Unión Europea, más que un mercado común, hay un sentimiento común», resumió Feijóo recordando el arraigo de las ideas de hermandad entre los pueblos del continente, y apuntó que el propio Alfonso Daniel Rodríguez Castelao esbozó en su obra Sempre en Galiza la posibilidad de unos «Estados Unidos de Europa». Volviendo al Camino, el presidente apeló también al estrecho vínculo entre las diferentes generaciones de galleguistas que vieron «Europa como destino de Galicia, porque Galicia había sido el destino de Europa» .

En tiempos en los que el populismo y el euroescepticismo galopa por muchos países, Feijóo hizo suya la pregunta del escritor libanés Amin Maalouf: «¿Por qué la afirmación de uno debe suponer la negación del otro»? Y encontró la respuesta en la misma Europa, a la que pese a ver como «una obra que, como cualquier otra, no es irreversible», calificó como «un desafío a aquellos que entienden las patrias como algo excluyente y belicoso. La Unión nos propone un patriotismo cívico, razonable, amable y compatible con otros». Por todo ello, finalizó pidiendo que «las generaciones futuras no tengan que decir que la Unión Europea fue un sueño».

Una fiesta popular

Durante el acto no faltó la emoción de cada año entre los premiados. A la neurocientífica María Teresa Miras Portugal se le quebró la voz en un discurso en el que pidió que no se escatimen esfuerzos en la investigación y desarrollo científico. Sentida fue también la intervención del exalcalde de Santiago, Xerardo Estévez , que pese a ser un referente para todos los que luego lo sucedieron en el cargo, animó a «mirar al futuro» con el consenso al que siempre intentó apelar para realizar su «transformación de la ciudad». Otros, como el escritor Alfredo Conde y el ingeniero y escultor Xosé Antonio Vilaboa Barreiro , optaron por recordar más intensamente a su familia. El toque do color lo puso el último de lo s premiados, el coro Cántigas da Terra , que deleitó a los asistentes con un alalá y una ruada antes de poner el broche final con la tradicional interpretación del Himno de Galicia.

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