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Feijóo cree que hay margen para atajar el conflicto del transporte

La patronal da por roto el diálogo con la Xunta y culpa al presidente de los efectos del plan

El presdiente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, tras la reunión semanal de su equipo EFE
Mario Nespereira

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La crisis del transporte entra en una semana clave . El Consello de la Xunta inició ayer el procedimiento para lanzar la próxima semana los 41 primeros contratos de su reforma del autobús. El documento aprobado por el Gobierno gallego incluye buena parte de las reivindicaciones que los sindicatos hicieron llegar a la administración, como la subrogación de todos los trabajadores en las nuevas líneas. Por lo demás, y en palabras del presidente autonómico, «quedan flecos» susceptibles de ser concretados en las próximas jornadas, tanto con los trabajadores como con los empresarios, a quienes de acusa de urdir «cosas raras» durante las tensas negociaciones con la Consellería.

La respuesta enviada desde la patronal fue la de dar por «roto» el diálogo con la Xunta tras otro intento fracasado de pacto. En esta ocasión, recriminaron a la conselleira que «prácticamente» no les dirigió la palabra. En un comunicado, disparan por elevación: ya señalan directamente al presidente como «responsable» de las consecuencias que tenga el plan .

Feijóo, sin embargo, ve margen para que el mapa de rutas entre en vigor con un cierto respaldo del sector a pesar de que tanto la Unión Europea como el Supremo obligan a poner en marcha el plan en menos de un mes. «Tenemos tiempo, si hay interés», resumió . La Xunta sigue abierta a escuchar propuestas de toda índole, sean laborales o económicas, e incluirlas antes de que se inicien los procedimientos de adjudicación.

Hasta el momento, el presidente autonómico compareció con varios mensajes en el disparadero. Sobre las garantías para el empleo: «El blindaje es una referencia a nivel nacional, nunca antes en una licitación pública se establecía la subrogación con tantas garantías». Y agregó: «Si el acuerdo depende del empleo, el pacto llegará más pronto que tarde» .

Aunque la lista de impedimentos es más extensa. Las federaciones del transporte llevan semanas lamentando que el plan provocará el cierre de las pequeñas y medianas empresas , al no poder competir con los gigantes del transporte. Para ellos, Feijóo recordó que el plan establecerá, primero, un límite de contratos a los que puede optar una sola concursante . Y segundo, que las firmas que no cumplen con los requisitos mínimos de los pliegos —como una flota media de quince vehículos—, podrán concurrir en alianza (UTE) con otros empresarios. «No queremos que los contratos para Lugo u Orense se los lleve una única empresa», reveló.

La otra gran «pata» del conflicto es el dinero. El sector clama contra la escasa dotación financiera del modelo Junto con el empleo, es la otra gran clave. La patronal alerta de que, si se reducen los recursos en comparación con el pasado —por culpa de las integraciones del transporte regular en el escolar—, a la larga será más difícil mantener intactos los puestos de trabajo.

Al respecto, Feijóo tendió puentes: «No queremos que ninguna empresa se arruine por prestar un servicio» . La administración está dispuesta a sentarse con las compañías «que acrediten pérdidas económicas» ya que, precisó, la Xunta no diseña contratos «para que causen desequilibrios» en ningún balance.

Más «audacia»

En las últimas semanas, han coexistido todos los ingredientes de la clásica batalla laboral: una huelga, reuniones (muchas), desplantes, algunos avances y mucha escenificación. «Hay cosas raras en esta negociación», deslizó el jefe del Ejecutivo gallego, al que le pareció «un tema gravísimo» el incumplimiento de los servicios mínimos durante la huelga, hecho que motivó la apertura de expedientes informativos a varias empresas. Si bien, Feijóo confesó que a la Xunta probablemente le faltó valentía para responder al órdago del sector: «Pudimos ser más audaces», zanjó .

Las dificultades para desencallar la crisis tampoco pasan desapercibidas para la arena política. A cinco días de que la conselleira, Ethel Vázquez, comparezca para rendir cuentas en el Parlamento, la portavoz del BNG, Ana Pontón, exigió su cese si no presenta directamente la dimisión . La razón: «No tiene capacidad de diálogo».

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