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Las alcaldías populistas en Galicia lastraron a En Marea

La Coruña, Santiago y Ferrol han perdido 13.000 votos en solo tres meses

Xulio Ferreiro, Martiño Noriega y Jorge Suárez

MARIO NESPEREIRA

Las ciudades en poder del populismo gallego han perdido en tres meses otros 13.000 votos. La Coruña, Ferrol y Santiago de Compostela, gobernadas por las candidaturas municipalistas afines a Podemos, continúan su sangría electoral desde que en el 26-J se constatara el pinchazo de una burbuja que los aupó al poder municipal en tres de las ciudades más importantes de Galicia. Si comparamos el resultado de los pasados comicios generales con lo escrutado en las autonómicas de anteayer, se observa una pérdida de 7.689 votos en La Coruña, 2.795 en Compostela y 2.545 en Ferrol. Un batacazo aún mayor si tomamos como referencia las elecciones del 20-D. Entonces, la caída se amplía a los 25.690 votos entre las tres urbes.

El significado de estas zonas trasciende lo puramente cuantitativo . Son auténticos símbolos para el partido instrumental de En Marea. El regidor coruñés, Xulio Ferreiro, el ferrolano Suárez y el dirigente de la capital de Galicia, Martiño Noriega, trabajaron a favor de una candidatura de unidad, publicaron un manifiesto en agosto para acelerar el calendario orgánico de la formación y utilizaron su capital político recién adquirido en las municipales para impulsar al nuevo líder de la oposición a Feijóo, Luís Villares. En el fondo, las áreas metropolitanas han sido los pilares de las candidaturas «del cambio» tanto en Galicia como en España. Un mal resultado en el granero de apoyos urbanos suele llevar parejo un fiasco en el balance agregado de la Marea. Hay que tener en cuenta que el 18% del total de votos cosechado por Villares viene de estas tres ciudades, casi dos de cada diez papeletas. En las generales, ese dato era del 23%. Paradójicamente, en la inmensidad azul del nuevo mapa político de Galicia, el único lugar donde En Marea es la lista más votada es un concello del rural orensano que no llega a los mil habitantes, Vilar de Santos.

La inexperiencia, la nula capacidad para generar consensos y la falta de gestión en asuntos diarios han erosionado tanto su colchón que han pasado de ser el principal polo de atracción de la organización a un lastre en estas autonómicas. Es el caso de Santiago. En mayo de 2015, fue la lista más votada, ahora es segunda y a 26 puntos de distancia del PP. Ayer mismo, en Ferrol, una crisis entre los populistas y los socialistas desencadenó la ruptura del pacto que sustentaba al gobierno local de Jorge Suárez. Después del domingo se extrae otro dato: en ninguno de los tres puntos, En Marea fue capaz de acercarse a los populares a menos de 20 puntos de diferencia.

Lecciones que aprender

La poca autocrítica mostrada durante la noche del recuento por el candidato Luís Villares contrastó ayer con las palabras del alcalde de La Coruña: «Hay una lección que aprender», apuntó. Valoró que los resultados no eran «del todo malos» y achacó algunos de los fallos en el adelanto electoral y a la falta de preparación: «No nos benefició y seguro que cometimos algún error de campaña». Tampoco su compañero Suárez templó gaitas. Habló de «decepción» tras no obtener un abanico de escaños que permitieran formar un gobierno en favor de la «mayoría agredida». Por su parte, Noriega prefirió «asumir el rol» que los gallegos les habían encomendado.

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