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Iván Esbrí* - TRIBUNA LIBRE

Las Fallas ya son de la Humanidad

«La Fiesta de las Fallas y las partes implicadas deben poner en valor a nivel mundial sus elementos patrimoniales»

Imagen de archivo de la Cremá AFP

La Fiesta de las Fallas ha conseguido el mayor reto de su historia: ser reconocidas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Esta ha sido una candidatura cuya llama comenzó a prender en 2011 capitalizada por la Junta Central Fallera de Valencia como ente promotor de un expediente al cual prontamente se sumaron la Universidad de Valencia, las demás juntas locales falleras, la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano y el Ministerio de Cultura del Gobierno de España, que en octubre de 2015 hizo también suya la pretensión de las Fallas de ser Patrimonio de la Humanidad presentándolas como única candidatura española en la undécima reunión del Comité Intergubernamenta l para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial de la UNESCO, tenida lugar en Addis Abeba (Etiopía) estos días.

El rito ígneo de las Fallas o su carácter satírico no la hacen una festividad tan única (hay establecidas sinergias con carnavales europeos mediante el ente Carnval Project). Sin embargo la convergencia de factores varios como son una antigüedad documentada desde al menos mediados del siglo XVIII; la participación ciudadana; la promoción de industrias creativas y oficios menestrales como el de artista fallero , el cartelismo, la indumentaria y orfebrería y la pirotecnia; la producción literaria y musical; un recetario popular; otras actividades culturales asociadas (teatro, tertulias, estudios); y un espectro geográfico que cubre no solo la Comunidad Valenciana, sino también otras como Madrid, Cataluña, Andalucía e Islas Baleares o países como Argentina y México, han logrado para las Fallas el reconocimiento de su singularidad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

De facto el título de la candidatura es el Espacio Cultural de la Fiesta de las Fallas, un concepto definido por todo ese conjunto de prácticas y saberes que se han ido transmitiendo de forma intergeneracional durante siglos dentro y fuera del territorio valenciano como una seña de identidad. Cobran así una especial relevancia el casal fallero como espacio de sociabilidad de la comunidad fallera y su barrio; y el taller de fallas como espacio creativo de los artistas falleros y su obra la falla, eje sobre el cual orbita todo el movimiento festivo y cultural fallero.

Usos y costumbres que forman un legado patrimonial que también los museos falleros de Valencia, Alcira, Gandía (miembro del ICOM), Cullera y Játiva preservan y exhiben para garantizar igualmente su transmisión como ocurre en el casal y el taller.

Desde ya, porque el sello de la declaración UNESCO así lo requiere, la Fiesta de las Fallas y las partes implicadas -comisiones falleras, gremios, juntas, museos falleros, universidades e instituciones de gobierno del ámbito autonómico valenciano y nacional- deben poner en valor a nivel mundial estos y otros tantos elementos patrimoniales de una de las magnas manifestaciones festivas y culturales de nuestro país, durante años marcada por estereotipos trasnochados y falsos. Ese es ahora el reto.

*Iván Esbrí Andrés es miembro de la Asociación de Estudios Falleros de Valencia. Organización Consultiva No Gubernamental UNESCO.

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