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Cristina Seguí - EL CSEGUÍ

La excusa de la víctima

Las excusas de los dirigentes alemanes a reconocer que la guerra ya está en casa suenan antes y más fuerte que las bombas

Velas, flores y cartas en recuerdo de las víctimas de la masacre de Munich AFP

CRISTINA SEGUÍ

Cuatro atentados en Alemania y cinco en lo que llevamos de mes si sumamos a Francia : 84 personas asesinadas en Niza el 14 de julio por un islamista francés de tercera generación; 4 pasajeros atacados con un hacha por refugiado sirio acogido en un tren alemán cuatro días más tarde; 9 personas asesinadas en Munich el día 22 de julio por un joven germano-iraní; 2 personas asesinadas ayer día 24 de julio por otro refugiado sirio, una mujer embarazada y su hijo no nato. Y 12 heridos en un bar de la ciudad de Ansbach al inmolarse otro refugiado sirio al que se le impidió la entrada horas antes en el festival de verano de la comarca de Baviera en el que la masacre habría alcanzado cotas dramáticas.

Sin embargo, y para nuestro asombro, la característica común a todos ellos es el extraordinario empecinamiento de las autoridades alemanas y determinados medios españoles en convertirlo en el desliz psicópata de cinco enajenados. Cinco ataques terroristas reducidos al peligro de lo cotidiano. El grito de «Allau Akbar» a los síntomas de la posología depresiva no administrada a cinco víctimas de Occidente que, al parecer, no buscaban integración o escapar del IS, sino almohada y terapias de frenopático. Lo extraño es que entretanto a todos ellos les da por matarnos con la cadencia y ritmo de los sonetos coránicos.

Pero todo en orden, porque al menos hay solidaridad con la salud mental de los asesinos del Califato. Eso y una exquisita educación europea con los 95 asesinados y 140 heridos que fabrica duelos que duran lo que un resfriado . Las excusas y la cobardía de los dirigentes franceses y alemanes a reconocer que la guerra ya está en casa suenan antes y más fuerte que las bombas. Como en los medios de izquierda españoles. Negando al estilo de «Todavía no hay información, pero se descarta ataque terrorista…», desvinculando al asesino de su auténtica motivación con el típico «Actuaba sólo y no guarda relación con el IS», o usando la exquisita neolengua en la que hasta los terroristas parecen el producto defectuoso de la cadena de montaje de una computadora o un maldito ciborg: «Hemos fracasado en el proceso de integración de los franceses de segunda y tercera generación».

Y para falaz y torpe, el intento de convertir la masacre de Munich en un atentado de extrema derecha a imagen y semejanza del cometido por el fanático Breivik, que hace cinco años atentó contra 70 personas en Utoya en nombre del antimulticulturalismo. Ya que además de ser musulmán, Alí David Sonboly era en sí mismo el mismo éxito del multiculturalismo hasta que decidió atentar contra 8 chavales y una mujer de 45 años en aquel McDonalds. Y, en el caso de determinados medios españoles que analizan el yihadismo con la misma responsabilidad que usan para analizar Gran Hermano , las excusas han llegado a alcanzar el rango de la oportunidad, como ocurrió con el caso de la mujer embarazada y su hijo molidos a machetazos en plena calle y que, con suma inmediatez, fueron tintineados como la campanita del comedor frente a las feministas hambrientas que se encargaron de convertir el asesinato islamista en un crimen machista. Cuando llevan años pasando de largo por el plato de los miles de asesinatos de esclavas de IS. Como si fueran un segundo plato caducado de las fanáticas del heteropatriarcado.

El Islam rige todos los aspectos de la vida de los creyentes y por supuesto de los no creyentes desde cada página del Corán y especialmente en sus últimas páginas. El Islam que no concierne la libertad individual y que no asume autoridad alguna por encima de la Charia ha llegado a constreñirnos con el miedo no tan sólo a su autoridad, sino a la de la opinión pública que reescribe sus párrafos una y otra vez con el objetivo de alejar el dedo acusador de la xenofobia. Matizando y dulcificando la amenaza terrorista. Sólo entiendo que cualquier animal amenazado se defendería, o en todo caso se rendiría. Pero nuestra realidad asumida es aterradora, porque nos sometemos regalando al asesino una buena excusa.

Mientras, el DAESH les alecciona. «Si no tenéis un arma, tenéis una cuerda o un cuchillo. Y ante vosotros se encuentran los soldados del tirano». ¿Qué soldados?

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