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Cristina Seguí - EL CSEGUÍ

El engaño populista

«El libro de Axel Kaiser y Gloria Álvarez retratata a Podemos como lo que es: una pandilla de enemigos mortales de nuestras libertades»

Imaginen por un momento esta breve escena: Una cueva lúgubre, borrosa y fría . Accesible, aunque encerrando un número indeterminado de personas dentro mientras, otras miran desde fuera hacia la entrada del agujero. Miran, pero no ven qué ocurre dentro, ya que la luz únicamente alumbra fuera. Sobre ellos. Les ciega y les hace vacilar cada vez que intentan avanzar hacia dentro invitados por la sugerente curiosidad. Avanzan tan despacio que tienen tiempo de regodearse en la suerte, el gozo y la venia de estar en el lado de los privilegiados, con luz cristalina y aire limpio. Sin embargo, de repente ocurre algo extraordinario cuando aquellos que habitan en la penumbra toman consciencia de su enorme posición de ventaja gracias a la oscuridad que, a su vez, les guía hacia la luz de la entrada ese angosto agujero. Sin más distracciones. Sorteando con destreza los peligros que todavía ocurren dentro. Tomando el mando y acatando la responsabilidad de alertar a los curiosos que quieren adentrarse y que, sin duda alguna están mucho más ciegos ellos.

De esa penumbra nos expulsa en su nuevo libro, El Engaño Populista (Ediciones Deusto), Axel Kaiser, abogado y referente liberal chileno-alemán y Gloria Álvarez, una menuda politóloga guatemalteca que nos maravilló hace ahora dos años cuando subió al atril del parlamento Iberoamericano de la juventud para increpar con primorosa y quirúrgica beligerancia al populismo latinoamericano. Cuando los españoles y los propios europeos todavía creíamos que el movimiento populista debía ser un fenómeno folclórico similar al que gestó a Alaska y los Pegamoides, Radio futura o Gabinete Caligari. Cuando desde el parvulario naive de nuestra democracia avanzada señalábamos al lumpen dictatorial de Venezuela, Argentina, Colombia y Ecuador con condescendencia, mientras nos crecían los enanos y la muchachada populista. Por el norte el populismo de extrema derecha, y por el sur el populismo de extrema izquierda con las recetas liberticidas calcadas sobre la hoja de ruta de la America del Alba.

El engaño populista de Kaiser y Álvarez es un chasquido latigante frente a la mirada de una sociedad en grave riesgo de abandonarse al caudillismo travestido de suprademocracia por puro agotamiento, por el martilleo del discurso único que ya señala a la disidencia y al derecho de opinar libremente. Son 231 páginas en las que la libertad litiga sin tregua contra el socialismo populista y el secuestro estatista que nos roba la responsabilidad, la propia iniciativa y nuestro legítimo derecho a trabajar por una sociedad próspera y libre. Nos invita a recuperar la palabra riqueza frente a los CEO de la mercadotecnia de la pobreza que nos instruyen a esconder el objetivo de nuestro trabajo con vergüenza. Nos tiende la mano para levantarnos y mirar con perspectiva aérea sobre la actual miríada política que a pesar de recurrir discursiva y superfluamente al pluralismo ha renunciado por completo al liberalismo que nos dejaría respirar fuera de la cueva de la demagogia y la socialdemocracia que trata a esta sociedad como menor de edad.

La cubierta de El engaño populista es oscura, como la alegoría platónica de la cueva, y sobre ella, en el centro y ligeramente iluminados, están Pablo Iglesias, Fidel Castro, Cristina Kirchner, Evo Morales, Hugo Chávez, Rafael Correa y Michelle Bachelet . Incluso el efecto óptico que genera la portada nos hunde dentro de esa cueva aclarándonos que somos nosotros los que podemos salir de ella. Y después, desde la página uno, Kaiser y Álvarez nos giran hacia el foco de luz. Dependerá de nosotros transitar hacia ella sorteando los retos de sus párrafos y aprendiendo de ellos.

Estos retos están perfectamente estructurados entorno a las cinco obsesiones hegemónicas en la ideología populista que convierte la solidez de la verdad en estado gaseoso: Su idolatría al Estado, su victimismo, su paranoia antiliberal, su pretensión democrática y su obsesión igualitaria. Y de todas ellas, dos me parecieron especialmente sugerentes y oportunas por su importante peso en el actual discurso político y más que incipiente realidad ideológica:

El primero se encuentra profundamente tratado en el capítulo dedicado a la pretensión democrática del populista, quien une inexorablemente el concepto de democracia a su dictadura. A pesar de vaciar a su antojo y previamente el contenido de la palabra. Como si a pesar de su paradoja fueran la misma cosa. Reclamando la hegemonía cultural y el dominio de los medios de comunicación para lograr diseñar la conciencia de las personas y la única supervivencia del discurso único. Y es ahí donde encuentro la impronta Gramsciana que tanto domina a Pablo Iglesias. En la misma falta de ponderación ideológica y el éxtasis doctrinal del caudillo que supera con creces cualquier posibilidad de moderación y estrategia. La misma que llevó a CEPS, su FAES podemita, a instruir alGobierno de Chávez para encarcelar periodistas disidentes con la diligencia de un oficinista, tan bien expresada en su informe y de forma literal: “CEPS recomienda liberar a un informador porque «ya no va a escarmentar» y sí ya «no podrá presentarse como víctima». Esa misma falta de ponderación que le llevó a clavar en su diana al periodismo libre español en la figura de Herman Tertsch e Isabel San Sebastián como disidente en Redes sociales. Y esa misma que instigó y escracheó eruditamente al periodista de El Mundo, Álvaro Carvajal, en la universidad Complutense de Madrid. Retratata a Podemos como lo que es; una pandilla de enemigos mortales de nuestras libertades y la integridad moral y física de algunos de nosotros. Los que no pensamos como ellos.

El segundo reto planteado brillantemente por el libro hace referencia al discurso del igualitarismo , tan alejado y perpetuador del auténtico problema social, la pobreza, la cual legitima la permanencia del discurso populista colocándolo en la alfombra roja de la supremacía moral de forma oportunista y dando pábulo al «modus operandi» de gestionar la hambruna en vez de acabar con ella engordando la vanidad de aquel que le pone su sello a el hambre, porque sólo el burócrata de turno puede ayudarles, asegurándose el voto cada cuatro años.

Terminaré como empieza el Engaño populista, citando y arrebatando a Bolívar de las manos de la tiranía del socialismo latinoamericano de Chávez e Iglesias: “Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”

Y este libro es fundamental para evitarlo.

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