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Toni Subiela - Tribuna

«Discriminaciones, ninguna»

«La discriminación positiva perpetúa y estigmatiza la inaceptable diferencia entre hombres y mujeres»

El presidente de Les Corts, Enric Morera, conversa con la portavoz del grupo Ciudadanos, Mari Carmen Sánchez (dcha), junto a la diputada de Compromís, Mireia Moyà, EFE

ABC

Las discriminaciones tienen una temporalidad. Si se pudiera entender en algún momento, era antaño, cuando la fragilidad de nuestro sistema y la enorme dificultad entre la ocupación masculina y femenina daban lugar a una situación cronificada. Hoy en día, a pesar de las leyes democráticas, en el reverso de la palabra igualdad, encontramos el término discriminación, y ahora si que no deberíamos entenderla.

La discriminación positiva , como puede ser la reserva de ciertas plazas a favor de la mujer en competencia de la administración, contribuye a cronificar esta situación, pues ni alienta ni motiva otras alternativas al alcance de las mujeres y, además, perpetúa y estigmatiza esta inaceptable diferencia .

Una cosa es que las pruebas físicas ponderen, para determinadas oposiciones, los requerimientos físicos teniendo en consideración objetivamente la media para el caso de las mujeres, y, por otro lado, para el de los hombres. Esto sí que es igualdad de oportunidades para mujeres y para hombres, pues se contempla en cada caso aquellos objetivos que pueden alcanzar, sin ningún tipo de límite para ambas partes.

Lo que no es equitativo, equilibrado, y mucho menos igualitario, es la reserva de plazas finales en materia de la administración pública como premio por ser mujer. De esta forma, no estamos procurando que aquellas personas, que, por méritos personales son merecedoras de esas plazas, sean quienes las ocupen. En su lugar, lo que conseguimos es poner en situación de desventaja a quienes, por su esfuerzo personal y capacidad, han logrado los objetivos y se han quedado a las puertas, fruto de un baremo que discrimina.

Siguiendo esta línea, lo único que conseguimos es debilitar nuestros recursos alejándonos de la meritocracia para destruir los propios fundamentos de una administración pública meritocrática; hipocresía en estado puro.

En todo caso, se podría valorar alguna medida si se diese la circunstancia de que, una vez superadas todas las pruebas físicas y garantizada la igualdad de oportunidades entre todas las personas aspirantes, existiese una situación de fuerte desequilibrio ante la ocupación masculina y femenina en una determinada área laboral. En este sentido podríamos contemplar que fuese la mujer, con idéntica puntuación al hombre, quien accediese de forma prioritaria .

Sin embargo, pongo en duda que la inmensa mayoría de las mujeres hoy, quieran estar tuteladas por la administración pública, como si ellas no fuesen capaces de alcanzar sus propias metas. Sinceramente, no creo ni que ellas mismas lo compartan.

Toni Subiela es diputado autonómico de Ciudadanos

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