Cuando las tropas valencianas liberaron Madrid

Hay un dicho popular de origen Maulet (del arabe «mawla» que significa esclavo o siervo), esos que tienen el curioso gusto de celebrar sus derrotas, que dice así: «Quan el mal ve d'Almansa, a tots alcança» , en un claro sentido antimesetario e incluso con ciertos rasgos aldeanos y antiglobalización, sin darse cuenta de que Valencia ha sido en la historia muchas veces el resorte periférico que ha contribuido a la grandeza del Reino de las Españas , y es entonces cuando ha podido alcanzar un puesto en la historia, que lo tiene y en letras doradas, pero que ha sido desaprovechado en muchas ocasiones por el meninfotisme de nuestro carácter y la inflación de liderazgos marcadamente individualistas o con intereses espurios y nada altruistas. He aquí uno de esos casos.

Estamos al comienzo del siglo XIX, con el antiguo régimen desmoronándose por los envites de la revolución Francesa y las bayonetas de Napoleón. En España padre e hijo, Carlos IV y Fernando VII , se disputan la Corona en un espectáculo con episodios tan bochornosos como el motín de La Granja o la conspiración de El Escorial, dividiendo la Corte (disculpen el ejercicio de gran reduccionismo) entre las fuerzas más progresistas entorno al Príncipe de la Paz Godoy (favorito de Carlos IV y su señora, la reina María Luisa ) y los más conservadores alrededor del Príncipe de Asturias (demasiado Príncipe para una sola Corte), cometiendo el trágico y absurdo error de poner la Corona en manos de Napoleón , que cual rey Salomón debía elegir a uno de los dos para entregársela, tomando la decisión final de dársela a su hermano y ocupar España.

La estrategia desarrollada por Napoleón, tras colocar sus piezas de ajedrez (guarniciones francesas en nuestras ciudades gracias al Tratado de Fontainebleau ), la denominó «Estrategia de la Y», con dos esfuerzos principales que penetraban en la Península por los extremos de los Pirineos en direcciones convergentes: Cuerpo de Ejército de Observación de los Pirineos Orientales del General Duhesme , y por el extremo occidental el Mariscal Joaquim Murat con el 2º Cuerpo de Ejército de la Gironda del General Dupont y el Cuerpo de Ejército de Observación del Océano del Mariscal Moncey , hacia Madrid donde el Gran Duque de Berg Murat llega el 23 de marzo de 1808 para posteriormente dirigirse a Cádiz, donde estaban fondeados los restos de la escuadra francesa de Trafalgar.

Todos estos planes de invasión se ven alterados por los múltiples episodios de levantamientos nacionales contra el opresor francés, en general conocidos por todos, como en Madrid el 2 de mayo, los sitios de Zaragoza y Gerona. Pero la vital acción táctica que altera la estrategia napoleónica de la «Y» es el alzamiento de Valencia el 23 de mayo con el Palleter como símbolo popular, que conlleva una gran maniobra de distracción-diversión estratégica, al absorber recursos que deberían (o al menos podrían) haber estado alistados posteriormente con el Mariscal Dupont en la Batalla de Bailén, como eran las fuerzas del General Moncey y del General Frére, o el contingente del General Chabran que, por estar rumbo a Valencia por la costa, no estaba en el primer enfrentamiento del Tambor del Bruch y que llego a destiempo al segundo, e incluye también el primer fracaso de un Mariscal de Napoleón, Moncey , al no poder conquistar el Cap i Casal del Regne aquel 28 de junio de 1808.

El general francés emprende su repliegue hacia Madrid por una ruta distinta a la de aproximación (que fue por Cuenca) yendo por el sur, por el Camino Real, ese que precisamente pasa por Almansa , hacia donde había partido el Conde de Cervellon para interceptarlo. Por lo que éste vuelve sobre sus pasos, para esperarle con el propósito de interceptarlo esta vez en el Puente de Alcira sobre el río Júcar , pero es sorteado por los franceses que optan por un antiguo camino, más cerca de la montaña y de la Acequia Real del Júcar, que pasaba por Carlet y Alberique para desviarse hacia Antella y su Azud atravesando el río Júcar en esta zona, a pesar de la oposición de la milicia del General Roca, escapando hacia Madrid. Desde allí cubrirá la retaguardia de José Bonaparte , que abandona la Villa y Corte al inicio de agosto acosado por las tropas españolas (valencianas) que hacen su entrada en la capital el 13 de agosto al mando del General Pedro González-Llamas encabezando el «Ejército de Valencia y Murcia» , estando a la cabeza de este ejército libertador los jinetes de la Real Maestranza de Caballería de Valencia.

Este primer contratiempo de las Águilas Imperiales Francesas en España supuso el inicio de una serie de reveses para Napoleón Bonaparte que terminarían con el fin de su sueño -el dominio de Europa-, acabando con esta pesadilla para el resto de europeos. Y recordemos que todo esto comenzó en una tierra, la valenciana , que como recoge nuestro rey Jaime I en su Llibre dels Fets, es la millor terra del mon, y que en su historia ha ofrendado continuas nuevas glorias a España.

* Jesús de Salvador. Grupo de Historia Militar RACV e Investigador Principal del IEEI de la UCV