Arte
El IVAM le da una nueva vuelta de tuerca a los fondos propios de Julio González
La exposición permanecerá abierta hasta el 14 de enero en la Galería 2 del museo
“La obra de Julio González necesitaba una lectura más contemporánea”, comentaba esta mañana José Miguel García Cortés, director del IVAM. El museo, cuya fundación está íntimamente ligada al legado del escultor catalán, ha dado una nueva vuelta de tuerca a los abundantes fondos que posee del artista, reconocido hoy en día como un auténtico revolucionario de la escultura de su tiempo.
En su permanente afán de experimentación, Julio González (Barcelona, 1876-Francia, 1942) abrió caminos inexplorados para los artistas venideros. “Fue capaz de crear un discurso artístico propio a partir de las ideas más avanzadas de su época”, hace notar Josep Salvador , comisario de la exposición que mañana abre sus puertas bajo el título “Las constelaciones de Julio González: entre la representación y la abstracción”.
Aquellos que recuerden la última exposición permanente dedicada al escultor en el IVAM apreciarán a golpe de vista una clara diferencia. El montaje propuesto ahora es mucho más diáfano y apuesta por exhibir menos piezas para que cada una “respire” y goce de mayor autonomía a ojos del espectador.
Del total de 200 esculturas que posee el museo, se muestran tan solo 40, repartidas en cinco áreas temáticas que huyen de la ordenación cronológica. En su lugar, el nuevo montaje sitúa la obra de González en relación a la de otros artistas no necesariamente coetáneos, pero con los que es posible trazar puentes a nivel técnico, conceptual o estético.
En la primera sala -“Transformación de la mirada y la percepción”- se incide en el acento volumétrico, combinado con la voluntad de transparencia, en las figuras de González más postcubistas. En este sentido, las obras escogidas de Jacques Lipchitz y Andreu Alfaro dan a entender la influencia que ejerció el escultor catalán en el arte de la segunda mitad del siglo XX.
La segunda sala, “Racionalidad e intuición”, nos habla de la convivencia en la obra de González de elementos de orden con otros surgidos de la espontaneidad. Un rumbo del que tomaron buena nota Tony Smith y Martin Chirino , también incluidos en la exposición.
En “Arquitectura y espacio” se hace dialogar al “maestro del hierro” con las propuestas de Jorge Oteiza y Jaume Plensa , en las que el concepto de interior-exterior y la idea de la usurpación del espacio abren la escultura hacia el campo del pensamiento y la metafísica.
“Procesos y conciencia de la forma” es el título de la cuarta sala, donde se destaca la importancia que tuvo en la trayectoria de González la incorporación de la luz como un elemento plástico más.
El recorrido expositivo culmina en una sala presidida por la obra más representativa del González, “Mujer ante el espejo”, de cuya creación se cumplen ahora 80 años. Esta última sala, denominada “Estructura del objeto y ficción”, hace referencia a otro de los aspectos por los que este escultor se avanzó a su tiempo en muchos aspectos. Julio González no aparecía ante el público con una “figura única y definitiva”, sino que reclamaba la creación de relatos en torno a ella. Su obra estaba abierta a nuevas narraciones y nuevos enfoques. En esta misma línea, admiradores como David Smith y Joel Saphiro apelaron también en sus obras a la percepción y las vivencias del espectador para abrir su significado a todos los planos de realidad imaginables.
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