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Ópera

Guerras familiares

«I Capuleti e i Montecchi», de Bellini, regresó al Liceu después de 28 años de ausencia

Joyce DiDonato, durante el estreno de la obra A. BOFILL

PABLO MELÉNDEZ-HADDAD

Regresó al escenario del Liceu barcelonés «I Capuleti e i Montecchi», de Bellini, después de 28 años de ausencia, y lo hizo por la puerta grande, con una elegante y sintética producción encabezada por la experta batuta belcantista de Riccardo Frizza que, pendiente al máximo de las voces, realizó una lectura que combinó toda la ligereza de la partitura con la hondura de una trama bañada en sangre. Escénicamente todo se centraba en los cantantes, con una escenografía neutra y contados elementos para dejar pleno protagonismo a las voces, aunque el exagerado, teatral y fantasioso vestuario de Christian Lacroix sirvió de elemento plástico aportando guiños de época (decimonónica).

A ello se sumaron fondos con rastros de caballos en plena batalla del gran Paolo Uccello, sutiles proyecciones y hermosos reflejos, todo ello envuelto en una fantástica y dramática iluminación de Guido Levi. Muy compenetrados en sus papeles estuvieron las dos voces masculinas graves, Simon Orfila (Lorenzo) y Marco Spotti (Capellio). Convincente el correcto Tebaldo de Antonino Siragusa, aunque sin brillar ni impactar con sus sobreagudos, y, lo que es más grave, sin emocionar.

Todo lo contrario del Romeo de Joyce DiDonato, cuya voz acusó un desagradable «vibrato» caprino, unos agudos al límite, demasiadas notas dudosas de afinación y unos «tempi» tan cómodos para ella que más de una vez desmontaron el trabajo conjunto y que, además, restaron brillo y garra dramática. Pero la entrega y el sentido del fraseo de la cantante son tan sentidos que se comprende su éxito de público.

Patrizia Ciofi ofreció una Giulietta muy emocional y en estilo a la que solo le faltó en algún momento -como en el «finale primo»- una coloratura más flexible y ágil y evitar ciertas notas estrangulada en los saltos al agudo; como su Romeo, en todo caso, Ciofi encandiló por su entrega dramática, cantando sus arias sobre incómodos emplazamientos. Gran labor la del Coro masculino liceísta que dirige Conxita García, como la prestación de la Simfònica del Gran Teatre que supo adecuarse -al parecer, con total comodidad- a las precisiones estilísticas del maestro Frizza.

«I Capuleti e i Montecchi»

Música: V. Bellini. Intérpretes: J. DiDonato, P. Ciofi, A. Siragusa, S. Orfila, M. Spotti. O. S. y C. del Liceu. Dirección: R. Frizza. Dir escena: V. Boussard. Lugar: Liceu, Barcelona. Fecha: 17 de mayo.

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