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Animales sagrados en el Museo Egipcio

Setenta piezas ilustran el vínculo entre el mundo animal y el antiguo Egipto en Barcelona

Una de las piezas que puede verse en la exposición ABC

MARÍA GÜELL

Los egipcios eran grandes observadores de la naturaleza y grandes admiradores de los animales, a los que otorgaban categoría de dioses. El Museo Egipcio de Barcelona invita a un gran periplo por setenta piezas de la colección de la Fundación Arqueológica Clos, muchas de ellas inéditas. Joan Clos las conoce bien y sabe a ciencia cierta a quién pertenecían antes de llegar a su museo: «Este medallón de escarabajo que iba cosido sobre el pecho de una momia perteneció a Rodolfo Valentino y esta esfinge de cuerpo de león y cabeza humana formaba parte de la colección privada de Lord Carnarvon ».

«Animales sagrados del Antiguo Egipto» es una suculenta selección. «Quisimos hacerla hace dos años pero coincidió con el gran desembarco “Animales y faraones” en CaixaForum con de más de cuatrocientas piezas, en su mayoría del Louvre, y preferimos postergarla», desvela su comisario Luis Gonzálvez. Ahora llega en un buen momento para recordar la importancia de los animales en la cultura egipcia. «Mostramos varias piezas que no tenía la colección en 2015», celebra Gonzálvez que además de comisario es el conservador de la casa.

Detalle de una de las piezas ABC

Los egipcios momificaban los animales porque los utilizaban como exvotos. «Tenían granjas y criaderos que tras ser momificados acababan en necrópolis especiales para cada especie», subraya Gonzálvez que precisamente viaja el próximo mes de marzo con una expedición a Sharuna donde viene n trabajando desde 2006 en colaboración con la Universidad alemana de Tübingen . «Ahí encontramos más de quinientas momias de halcón e ibis en unas galerías subterráneas», subraya.

La pieza más curiosa es un sarcófago de madera de pan de oro y bronce que adopta la forma de un ibis. «En su interior, los estudios radiológicos encargados por el museo que se pueden ver en un vídeo, detectan decenas de caracoles, probablemente su última comida», comenta Gonzálvez.

Otros animales descansaban en ataúdes de madera policromados, otros simplemente con vendas como varios ejemplares de gatos. Una cabeza de babuino, animal sagrado del Dios Tot, no dejará indiferente a nadie por sus dimensiones. «Calculamos que la figura entera debía medir más de dos metros, aquí sólo vemos la cabeza de este primate de piedra calcárea».

Si podemos elegir una imagen para el recuerdo, nos quedamos con la mirada de enfado que tiene la estatua del Rey Horus en forma de Halcón.

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