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El éxodo sirio, explicado por sus protagonistas más pequeños

El cuento «Amic meu!» reúne dibujos y relatos de niños refugiados de campo griego de Cherso

Taller de arte del campo de Cherso MARIA CLAPÉS

MARIA SABATÉ

Abdul, Elaf, Amar, Heva, Braïm, Mayssam, Noor, y Mohamed son ocho niños sirios de 6 a 13 años que llegaron al campo de refugiados de Cherso, en el norte de Grecia , tras una larga odisea para escapar de la violencia de la guerra de Siria, que desde hace seis años atormenta sus vidas.

Maria Clapés y Rodrigo Díaz , dos voluntarios de la ONG OCC , una de las que actúan en el campo, decidieron hacer un taller artístico para ocupar unas horas de la mañana cuando los niños no tenían clase. Maria vio que los dibujos que hacían los niños reflejaban un testimonio potente de esta cruel realidad, y tuvo la idea de hacer un cuento que reuniera parte de estas obras artísticas y además, contextualizarlo con breves líneas sacadas de entrevistas que ella misma realizó a los niños participantes.

«¿Cómo te sentías viviendo con guerra?», «¿Que hacías en el barco?"» o «¿Te gustaba ir al colegio cuando estabas en Siria?», fueron algunas de las preguntas que los pequeños respondieron y que ahora recoge el cuento «Amic Meu!». «Sorprende la naturalidad con la que los pequeños te hablaban de hechos atroces», asegura Maria. Es el caso de Heva, una niña de nueve años que atravesó el Mediterráneo en barco con su família y tenía asumido que si no llegaba en Grecia moriría.

Maria ha llegado de Grecia hace un mes y medio y ya está acabando los preparativos para presentar el cuento este jueves, 26 de enero a las 19.00h , en la Librería Claret de Barcelona. «Amic meu!» («¡Amigo mío!») tiene una clara vocación pedagógica, ya que pretende crear conciencia de esta tragedia contemporánea entre el público infantil. La presentación del libro contará con la actuación de Judit Nedderman, y la intervención de Arcadi Oliveras y Màrius Serra, quien también se ha encargado del el prólogo del cuento.Próximamente saldrá una guía pedagógica , dirigida a docentes para tratar el tema en el aula.

Campo de refugiados de Cherso, Salónica (Grecia) MARÍA CLAPÉS

El cuento está estructurado en cuatro partes que combinan dibujos y frases. Así, arranca con sus vidas antes del conflicto , que muestran una realidad tranquila y feliz, y de ahí pasa al estallido de la guerra y el miedo -«un helicóptero destruyó la casa de nuestro vecino», relata Braïm, de 11 años-, para acabar desembocando en el periplo en el mar hasta llegar a Europa y la actividad diaria en el campo, que retratan con aborrecimiento .

La joven voluntaria de OCC constata que «su presente es hacer tiempo hasta que les llegue el asilo ». Los días son largos y los niños se levantan a las doce porque no tienen nada que hacer. « Creo que la necesidad más imperante en los campos es hacer compañía y escuchar », asegura Clapés. Finalmente el libro habla de la visión de futuro que tienen los niños, que es básicamente vivir pacíficamente.

El «nuevo campo» de Cherso

En Cherso vivían hasta mediados de noviembre 900 personas, 200 de las cuales eran niños . La mayor parte de esta población son refugiados provinentes de Siria, aunque algunos vienen de Iraq. Muchas son famílias numerosas ya que en Siria lo más normal es que tengan cinco hijos, o más.

Muchos llegaban en barco y como cada pasaje en barca cuesta la elevada cantidad de 800 euros, hay muchos casos en que tienen que dejar fuera a alguien. «Te encuentras a abundantes familias rotas», relata la cooperante . Noor, uno de los protagonistas de 10 años, explica sin más como su padre «no pudo ir con ellos porque le obligaron a luchar con el ejército, y aún está en Síria».

El campo de Cherso era de gestión militar, sin embargo los militares se limitaban a repartir la comida con las «cartillas de racionamento ». Eran las ONG's las que tomaban las riendas del campo y se repartían las tareas según su ámbito de trabajo. Así la Cruz Roja se encargaba de los temas concernientes a la salud, ACNUR con el material y OCC, la organización donde pertenecía Maria, se encargaba de las tareas educativas y culturales de Cherso.

Cherso es uno de los «nuevos campos» griegos que abrieron tras el cierre de Idomeni , donde se concentraban todos los exiliados que venían des de la «ruta de los balcanes ». Es un recinto vallado a cuatro kilómetros del pueblo que da nombre al campo. El campo se encuentra en un terreno llano sin muchos árboles, muy caluroso en verano y con presencia de serpientes. Además carecía de agua potable , las duchas con agua caliente estaban contadas y los lavabos eran de tipo portátil.

Las 200 tiendas , una por núcleo familiar, estaban alineadas en el terreno y eran de lona, motivo por el cual tuvieron que trasladar a las familias cuando las temperaturas gélidas alcanzaron la zona. Las mudaron en otros campos, hoteles y pisos (muy básicos, sin amueblar y sin calefacción) para que estuvieran en mejores condiciones durante los meses de invierno . Ahora están haciendo obras y se prevee que el campo abra nuevamente cuando las temperaturas lo permitan.

Campo de Refugiados de Cherso en Salónica (Grecia) MARÍA CLAPÉS

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