Hazte premium Hazte premium

Colau, dos años abriendo frentes

La alcaldesa de Barcleona llega al ecuador de su mandato con la oposición más en contra que nunca y frentes abiertos en toda la ciudad

Ada Colau, durante su investidura en 2015 INÉS BAUCELLS

ANNA CABEZA

Llegó para cambiar Barcelona y no hay duda de que lo ha conseguido, a su manera. Esta semana se han cumplido dos años de de las elecciones municipales en las que Ada Colau logró la alcaldía de Barcelona. Dos años en los que ha intentado instaurar sus ideas y en los que, sin embargo, no ha hecho poco más que abrir frentes de conflicto y conseguir enfadar a muchos sectores. «Somos un ejemplo de estabilidad», defendía esta misma semana Gerardo Pisarello, alcalde accidental desde que hace un mes Colau diera a luz a su segundo hijo. El gobierno municipal, en su balance de mitad de mandato, se vanagloriaba de su pacto con el PSC –que llegó hace un año– y del trabajo que han conseguido juntos. Lo cierto, sin embargo, es que ambas formaciones suman 15 concejales y la mayoría absoluta en el Consistorio barcelonés se sitúa en los 21, algo que ha marcado, y seguirá marcando la acción municipal.

A pesar de la obvia necesidad de dialogar para hacer realidad los proyectos para Barcelona, el gobierno Colau trabaja intentando tirarlos adelante por su cuenta, muchas veces a golpe de decreto y otras tantas con formas y fondo que la oposición le ha reprochado duramente. Y a menudo, sin éxito. Sus ganas de cambio son, de momento, fuente de problemas. En muchos ámbitos.

Turismofobia

Los sectores de servicios han sido hasta ahora dos de sus principales víctimas. Para una ciudad que vive, en gran parte del turismo, el plan hotelero impulsado por Colau –que limita el número de camas y veta nuevos alojamientos turísticos en muchas zonas de la ciudad– es un punto negro para muchos sectores de la ciudad, dependientes del turismo. Lo mismo pasa con el intento de reordenación de las terrazas de bares y restaurantes, hasta ahora fallido por falta de apoyos.

Tolerancia con el top manta

La permisividad con los vendedores ambulantes –un problema en auge con la llegada del buen tiempo y que falta ver si este año se abordará mejor– enfadó también a los comerciantes de Barcelona , que se sintieron ninguneados con la poco mano dura del gobierno municipal con este colectivo. Colau les ha llegado incluso a preparar planes específicos para formarlos, darles trabajo y regularizarlos, lo que ha indignado a parte de los barceloneses.

Obsesión con los símbolos

Sus políticas de gesticulación han cosechado otro capítulo de críticas . Con cuentagotas, desde el primer mes de Colau en el poder, se han producido ataques contra la monarquía y los símbolos del Estado, como la polémica retirada del busto de Juan Carlos I del Salón de Plenos, el cambio de nombre de las plazas de la Hispanidad o Juan Carlos I, el rechazo reiterado a la presencia del Ejército en Barcelona, las multas reiteradas a colectivos que defienden la selección española de fútbol o el ninguneo a la figura de Juan Antonio Samaranch, artífice de los Juegos Olímpicos de 1992, que precisamente en poco más de un mes conmemoran su 25 aniversario.

Urbanos menospreciados

La relación entre el Ayuntamiento de Barcelona y la Guardia Urbana no pasa por su mejor momento. Los agentes han denunciado en varias ocasiones sentirse despreciados por el gobierno de Colau cuando desearían su claro respaldo. Cuestionados por el gobierno por ejercer su trabajo contra los «manteros», han visto como el equipo de Colau ha apartado su centenaria banda de música o como se ha impulsado una controvertida base de datos para tener un mayor control de cuestiones personales de los agentes.

Sectores enfadados

Con un impacto económico que todavía está por ver, resaltan sus frentes abiertos contra el sector energético y funerario, que el Ayuntamiento quiere remunicipalizar y que de momento ha supuesto un conflicto de competencias. En el caso de los planes eléctricos, la gestión de Colau le ha costado incluso recursos de las grandes empresas, al haberse planteado los trámites administrativos con errores.

Sus afines

Fue uno de los aspectos que más llamó la atención nada más llegar al Ayuntamiento . El gobierno Colau ha respetado algunas figuras del entramado municipal pero ha incorporado perfiles un tanto cuestionados, como el de su compañero sentimental–que trabaja para su partido– así como el de la pareja de Pisarello –asesora en el área de Vivienda–. Igual de curiosos han sido sus fichajes estrella:Jordi Martí (exaspirante a ser alcaldable por el PSC) es el gerente municipal y Pere Macías (exconvergente que llegó a ser portavoz de CDCen el Congreso) es el máximo responsable de tirar adelante la conexión del tranvía, el proyecto estelar del mandato Colau.

Urbanismo

La del tranvía es, sin duda, una de las grandes transformaciones urbanísticas que promete Colau, pero su gestión deja mucho que desear. El gobierno ha presentado varios informes que lo aprueban e incluso ya prepara las cláusulas técnicas de la obra, pero la oposición lo cuestiona, también con estudios, e incluso llegó a unirse, algo inédito, para firmar un decálogo contra las condiciones propuestas por Colau. También ha causado mucha controversia la gestión del proyecto de las Glòries, el otro gran tema urbanístico que tiene Barcelona sobre la mesa, cuyas obras han tenido hasta ahora varios episodios especialmente chapuceros –por cuestiones de plazos, presupuestos y, lo peor, errores técnicos–. Cierto es que el proyecto llega heredado del mandato de CiU, pero más allá de lo bien o mal que se esté gestionando ahora, la oposición no perdona a Colau que haya decidido paralizar las obras, sin debate ni acuerdo alguno. Este caso es candidato a convertirse en el culebrón político del mandato.

Independentismo

A pesar de sus intentos por parecer ambiguo, el gobierno de Colau está siendo una pieza fundamental en el proceso independentista que Carles Puigdemont quiere llevar a cab o sea como sea. Bajo la excusa de que defiende a capa y espada el derecho a decidir, el equipo de Colau está arropando todos las actuaciones del movimiento secesionista. Inversores, empresas e incluso la Unión Europea –que estudia si la capital catalana acaba acogiendo la sede de la Agencia Europea del Medicamento– miran el día a día de la capital catalana, y un posicionamiento tan claro en una cuestión tan conflictiva puede jugarle alguna mala pasada a Barcelona. Dos años abriendo frentes.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación