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Tarragona también quiere su 92

La ciudad espera con ilusión que los Juegos Mediterráneos sirvan para proyectar y transformar la zona

Detalle del Anillo Mediterráneo de Tarragona ABC
Anna Cabeza

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En Tarragona ya se respira el espíritu olímpico. Tras más de una década esperándolos, este viernes se inaugurará la XVIII edición de los Juegos Mediterráneos , una competición multidisciplinar al estilo olímpico y en la que compiten 26 países bañados por el Mediterráneo. El deporte será el gran protagonista de la cita -con 33 disciplinas y 3.622 atletas y la previsión de recibir a más de 150.000 espectadores- y convierte el evento en una gran oportunidad para la capital tarraconense.

«Dimensionado a nuestra realidad, queremos que estos Juegos supongan para Tarragona lo mismo que supusieron los Juegos del 92 para Barcelona» , explica a ABC el alcalde tarraconense, Josep Fèlix Ballesteros, que recuerda que la ciudad, con un importante papel en la época romana, volverá a ser por unos días la capital del Mediterráneo. «Para nosotros es la materialización de un sueño», incide el alcalde, que confía en el «paso de gigante» que dará la ciudad en proyección exterior, atracción turística y crecimiento económico.

El acontecimiento supone una inyección de millones para la zona , aunque la austeridad ha sido la tónica durante los preparativos: la elección de Tarragona llegó en 2011, en plena crisis, y, a posteriori, la inestabilidad política y los complicados acuerdos para formar gobierno tanto en Cataluña como en España retrasaron las partidas necesarias hasta el extremo, incluso, de tener que aplazar un año los Juegos. A pesar de eso, el proyecto ha contado finalmente con 96 millones de euros, con 66 millones dedicados a las infraestructuras.

Evento vertebrador

Los organizadores del evento han trabajado para que los Juegos sean vertebradores del territorio y que sirvan como estímulo para la zona. Así, además de Tarragona, hasta quince municipios albergarán las pruebas : Reus (fútbol, gimnasia artística y gimnasia rítmica), Cambrils (judo y karate), Salou (vela y taekwondo), Valls (tenis de mesa), El Morell (bádminton), La Selva del Camp (esgrima), Constantí (halterofilia), Calafell (fútbol), Altafulla (triatlón), La Pobla de Mafumet (fútbol), El Vendrell (balonmano), Vila-seca (lucha y ciclismo) y Torredembarra (boxeo). También acogerán eventos, fuera de la provincia, Castelldefels (piragüismo y remo) y Barcelona (hípica).

A pesar de la dispersión de deportes, Tarragona será la más atleta, con trece modalidades entre sus calles. El recuerdo con la capital catalana, lo dice el propio alcalde, es inevitable, aunque a nivel urbanístico, el cambio no ha sido tan profundo: los Mediterráneos han actualizado la ciudad sobre todo en cuanto a equipamientos deportivos .

Los esfuerzos más vistosos se ven en el Anillo Mediterráneo, que será el punto neurálgico de los Juegos. Ubicado en Campclar, uno de los barrios periféricos de la ciudad en el que había habido barracas, la zona ya tenía una pista de atletismo, un polideportivo y un velódromo, instalaciones anticuadas a las que se ha hecho un «lífting». A ellas se les ha sumado una nueva piscina de 50 metros -recién inaugurada este fin de semana- y el Palacio de Deportes. La puesta a punto de la zona se ha completado con un parque de 28 hectáreas.

También se ha remodelado el estadio del Nàstic de Tarragona, donde se celebrarán las ceremonias de inauguración -este viernes a las 20 horas- y clausura, o las instalaciones deportivas de los otros municipios sedes. Para los organizadores, uno de los legados de los Juegos será la mejora de los principales equipamientos deportivos de la demarcación.

De estos Juegos también destaca que Tarragona descartó su «vila olímpica». La idea chocó a los propios organizadores en un primer momento, pero ahora se ve como una muy buena práctica el hecho de que no se haya tirado del cemento y el ladrillo para la ocasión. Los deportistas, y también los jueces, representantes de los países o periodistas se alojarán en el complejo hotelero de Port Aventura, que se convertirá en otro de los puntos neurálgicos de los Juegos.

Para que el sueño haya podido ser una realidad, a nadie se le escapa, ha habido una gran colaboración institucional a pesar del difícil contexto político de los últimos años. Tanto Generalitat, como Gobierno, Ayuntamiento de Tarragona o las diputaciones de Tarragona y Barcelona colaboran con el proyecto. Además, de los 30 millones de presupuesto operativo los patrocinadores privados han aportado unos 14,5 millones, mientras que el Gobierno ha incorporado 9,5 millones de euros, el Ayuntamiento, 2,5 millones y la Generalitat, 817.500 euros.

Con esta inversión, todos los detalles ultimados y mucha ilusión, poco falta para el arranque de la cita y para poder ser conscientes de su inmenso potencial. «Los Juegos son el inicio, el punto de partida de una ciudad con unos potenciales enormes para seguir creciendo. Los mejores días de Tarragona están por llegar» , sentencia Ballesteros.

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