Las dos vías que les quedan a los separatistas para aprobar la ley de la consulta

Para los partidos constitucionalistas, un atropello parlamentario y un intento descarado de hurtar a la oposición su capacidad fiscalizadora. Para la presidenta de la Cámara, una Carme Forcadell actuando de parte más que nunca -portavoz oficiosa del soberanismo pese a su rol institucional-, una manera de sortear la «judicialización» del proceso soberanista. «No somos inocentes», reconocía la propia Forcadell después de lo que, según fuentes parlamentarias consultadas por este diario, fue una tensa reunión de la Mesa del Parlament que ella preside.

Ciertamente, la situación era anómala ayer por la mañana en los pasillos de la cámara catalana. Por la fecha, 16 de agosto -después de que el independentismo forzase una reforma para que la segunda quincena del mes se declarase hábil-, y por el hecho de que, precisamente, el soberanismo, por vía de Forcadell, no aprovechó esta ventana para incluir la ley del Referéndum en el orden del día de la Mesa.

Entre los partidos constitucionalistas cunde de la idea de que Junts pel Sí y la CUP tratarán de sortear el recurso del Gobierno por la vía de llevar la ley del Referéndum directamente al pleno convocado para el 6 y 7 de septiembre, una posibilidad que el reglamento permite si lo solicitan dos o más grupos o la mayoría de los diputados. Si no es que de manera sorpresiva se decide su admisión a trámite en las dos reuniones de la Mesa que quedan antes del pleno, otra posibilidad es su aprobación vía decreto ley del Ejecutivo catalán. Si no se produce antes algún tipo de intervención judicial, las dos opciones darían a Carles Puigdemont un margen estrecho, pero suficiente, para, apelando a la soberanía del Parlament, firmar el decreto de convocatoria del referéndum. A poco más de tres semanas de su celebración, y aunque de inmediato sería anulado, Puigdemont ya habría cumplido con su promesa de convocar la consulta; otra cosa es su disposición y capacidad para materializarla.

Entre los partidos se tiene el convencimiento de que la Generalitat busca que esta serie de acontecimientos se produzcan en torno a la Diada del 11 de septiembre, una forma de caldear y alentar lo que el soberanismo confía que sea una gran movilización que empuje a la celebración del referéndum, precisamente en un momento en el que el apoyo al independentismo retrocede . En qué medida se querrá usar esta movilización ciudadana, a riesgo de que esta acaba desbordándose instrumentalizada por los elementos más radicales liderados por la CUP, es algo que divide incluso a los propios soberanistas.

Antes de que esto suceda, la confrontación se circunscribe, de momento, al interior del Parlament , aunque la táctica dilatoria del independentismo hurta el debate, tal y como ayer denunciaron Cs, PSC y PP, los dos primeros con representación en la Mesa. La decisión del órgano rector de la Cámara confirmó a criterio de los partidos constitucionalistas que el proceso está en fase terminal, «en sus últimos días», en palabras del portavoz parlamentario de Ciudadanos, Fernando de Páramo . Para éste, Junts pel Sí y la CUP «siguen jugando al escondite, engañando a los catalanes». Como conclusión, De Páramo consideró que la no admisión a trámite de la ley confirma que en realidad Carles Puigdemont y Oriol Junqueras «a la hora de verdad se esconden». «No se atreven, porque saben que no lo pueden hacer, saben que no habrá referéndum. La única salida es la convocatoria de elecciones», concluyó el portavoz de Ciudadanos.

En la misma línea, el líder del PPC, Xavier García Albiol , denunció lo que ve como un «nuevo episodio esperpéntico». «Estamos en un Parlament de broma, donde no se ejercen las competencias propias, donde se registran leyes que no se llevan a la Mesa, donde se esconden las propuestas...» Para Albiol, los hechos de ayer son «un ejemplo más del desconcierto que se vive en el independentismo . Son conscientes de su pérdida de apoyos a marchas forzadas, y tratan de escapar de las responsabilidades políticas y legales».

Miquel Iceta (PSC) también mostró su desconcierto. «No sabemos si todo se ajusta a una estrategia o a la improvisación de quien no sabe dónde va, aunque creemos que es lo segundo». Para Iceta, el motivo de fondo para no tramitar la ley «no es otro que la burla de las instituciones, el menosprecio a la función del control de la oposición… Y en última instancia evitar que el Consejo de Garantías Estatutarias se pronuncie sobre la citada ley». El PSC ya tiene preparada la solicitud de dictamen en el momento en que la ley sea admitida a trámite.

Bien con una estrategia definida, bien improvisando, el soberanismo se adentra en sus semanas decisivas. El anunciado choque de trenes se retrasa al menos una semana. Todo el mundo tiene asumido que este va a ser inevitable.