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Joan Carles Valero - Letras expectativas

Mary Poppins

En una entrevista que circula por las redes sociales como la pólvora, la diputada de la CUP Eulàlia Reguant defiende imponer un corralito en Cataluña para financiar la nueva república

Como le ocurre a mi compañero de página y sin embargo amigo Oti Rodríguez Marchante, uno tiene sus referencias culturales en el cine. “Ciudadano Kane”, de Welles; “Vértigo”, de Hitchkock”; “2001, una odisea en el espacio”, de Kubrick y “Blade Runner”, de Ridley Scott, configuran el marco mental del pobrecito hablador que firma estas líneas. Pero estos días me viene a la cabeza “Mary Poppins”, de Stevenson, por los acontecimientos que atravesamos los ahorradores catalanes.

Si recuerdan el argumento, el señor Banks conmina a su hijo Michael a depositar sus ahorros –dos peniques- en el banco donde trabaja, pero el chaval quiere comprar comida para las palomas a una anciana y el presidente de la entidad, el gran Dick van Dike, les acorrala y quita las monedas, a lo que el niño grita que le devuelvan los dos peniques. El resto de clientes y las personas que pasan por la calle oyen la desesperación del niño e interpretan que el banco no quiere devolver su dinero a un cliente, lo que provoca el pánico y en pocos minutos medio Londres reclama sus depósitos en el banco, con la consecuencia de su quiebra.

En una entrevista que circula por las redes sociales como la pólvora, la diputada de la CUP Eulàlia Reguant defiende imponer un corralito en Cataluña para financiar la nueva república. Dice que a partir de la declaración de independencia harán “un control de capital y de flujos para garantizar la capacidad de funcionar a la república”. Más claro, agua. Pero lo traduzco: establecerán un corralito para evitar que el miedo de los clientes vacíe los bancos en Cataluña.

Siendo la cupera tan explícita, no es de extrañar que los ahorradores catalanes, como los de la “city” de la película de Walt Disney, sean un ejemplo perfecto del teorema de Thomas, descrito en 1928 y cuyo enunciado dice algo así como: “Si las personas definen las situaciones como reales, éstas son reales en sus consecuencias”. Dicho de otro modo: si un sector importante de la sociedad considera un determinado hecho como real, actuarán en consecuencia como si el hecho fuera real, de manera que dicho hecho social hipotético producirá las mismas consecuencias que si es real. Ahora me explico las colas de estos días en los bancos. En Cataluña nos hace falta una Julie Andrews. ¿O ya la tenemos?

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