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SANT JORDI

Esto va de fiesta

El Santi Jordi 2017 ha sido un domingo con todas las puertas abiertas y dos nombres propios: Mendoza y Aramburu

Los libros, unos de los protagonistas de ayer INÉS BAUCELLS

SERGI DORIA

Toda crónica de Sant Jordi debe destacar el libro, la rosa y los intentos -vanos- de politizar la jornada. Año tras año asistimos al mensaje nada subliminal y las torpes metáforas del Honorable President. Si Mas aludía al Dragón que encarnaba al Estado represor, Puigdemont cobija bajo su flequillo la obsesión nacional por acaparar nuestra festividad más universal . Quienes opinan que cambiar el paradójico -¡celebrar derrotas!- y manipulado Onze de Setembre por el Sant Jordi de la Cataluña abierta no sería mala idea lamentan el tramposo trueque de la atención a la cultura por la inmersión secesionista .

Primero protestan porque el «Estado españo» -dicho con retintín acusador- no se ocupa de Cataluña y cuando la vicepresidenta viene a promocionar Sant Jordi ante la Unesco consideran que el Dragón de Madrid nos invade. Para icoherencias, otro botón de muestra. El conseller Santi Vila -émulo de Dr. Jekyll (taurófilo autonomista días pares) y Mr Hyde (independentisa días impares)- exige al ayuntamiento que reclame la inversión pendiente del Estado en la Biblioteca Provincial. Señor Vila, ¿acaso no sabe que la Biblioteca Provincial ya estaba proyectada en el Borne con la correspondiente inversión estatal pero ustedes se empeñaron en cambiar libros por piedras del XVIII?

Desconocemos -y no nos importa mucho- cuáles son los libros más vendidos de este Sant Jordi, pero lo que sí está claro es que, a diferencia de ediciones precedentes, no va a ser un título que lleve la palabra «independencia» . Otra certeza es que la fiesta del libro y la rosa la han presidido dos escritores de veras: Eduardo Mendoza, premio Cervantes y Fernando Aramburu, premio nacional de la Crítica por «Patria», la novela definitiva sobre los años de plomo en el País Vasco.

Y ya que mentamos a Mendoza, su afirmación de que la literatura está siendo sustituida por la lectura provocó el enfado de Mercedes Milà que lo acusó de elitista; la regente del programa Convénzeme (con Z de Zweig) opina que es justamente lo contrario: importa más la lectura que la literatura. Dicho esto, nos recomendó el último libro de Espinosa. Se refería, claro está, a Espinosa (Albert): ¿Quién se va a acordar a estas horas de Spinosa (Baruc), el filósofo panteísta? En un rincón de la Diagonal, Juan Marsé nos participa su aversión al tumulto comercial. Mientras hablamos, una chica se acerca con un ejemplar de «Últimas tardes con Teresa» y le pide al escritor que se lo firme: «Personajes como el Pijoaparte no se olvidan», apostilla la joven al recoger el libro firmado. Eso y no otra cosa es la literatura, señora Milà.

El Santi Jordi 2017 ha sido un domingo con todas las puertas abiertas. Puertas góticas de la Biblioteca de Catalunya y puertas automáticas de los comercios. ¿El último grito de los paseantes? Hacerse un selfie con el autor de turno... sin comprar el libro. Un Sant Jordi en el que la propaganda por el Sí al Referendum no ha conseguido cobrar el deseado protagonismo . Es Sant Jordi. Y esto va de fiesta.

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