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De escritor a agente literario y «coach» para autores noveles

Santi Baró ha creado la agencia Exit para luchar por las obras de otros escritores ante los editores

Santi Baró firma ejemplares durante una jornada de Sant Jordi ABC

CARLA BERMEJO I GIL

El escritor Santi Baró, ganador de varios premios de literatura infantil y juvenil como el Barcanova o el Gran Angular, ha creado Exit, una agencia literaria cuyo objetivo es asesorar a otros escritores para guiarlos hacia el éxito en las arduas negociaciones con los editores.

Baró acumula experiencia en el asesoramiento de autores. Hace cinco años que tiene en marcha una escuela literaria online en la que ofrece un taller de novela y un servicio de «coaching». El taller de novela consiste en cinco sesiones a través de Skype o también presenciales, en las que Baró da consejos, herramientas y trucos para empezar a redactar una novela con éxito y rigor. En el taller, que tiene un coste de 250 euros, enseña los elementos básicos, como redactar la idea, documentarse, trabajar los personajes, preparar la estructura, etc. El taller acaba con la confección de un guión que servirá al autor para escribir su obra.

En el servicio de «coach», el escritor va un paso más allá y acompaña a los alumnos durante todo el proceso de elaboración de la novela. Baró no quiere trabajar con más de cinco novelas a la vez, ya que las corrige capítulo por capítulo. «No puedo tener más novelas en la cabeza», reconoce.

La idea de crear una agencia literaria surgió de las novelas de dos de sus alumnas, María Juárez y Carme Guiu. «Vi que estas dos obras tenían posibilidades reales en una editorial y me despertaron las ganas de luchar por otras obras como siempre he hecho con las mías». A estas dos obras se le sumó la de una chica de 15 años, Aina Li, que envió sola su novela a Edicions 62 y se la publicaron. Al seguir el proceso de esta joven autora, Baró tuvo claro que quería abrir Exit y que esta fuera la motivación para «jóvenes talentos con su primera novela o autores con carrera que necesitan un nuevo impulso».

Trato íntimo

Baró lleva quince años representándose a sí mismo porque en las dos agencias literarias por las que pasó anteriormente tuvo la sensación de que «hacía más yo por la obra que ellos». El escritor metido a representante no quiere que en su agencia se cometan los mismos errores que ha padecido en su carrera y, para lograrlo, limita el número de autores representados a 20. Actualmente representa a once.

El emprendedor asegura que los autores con experiencia previa en otras agencias que acuden a Exit buscan un trato personal y directo con el agente y este trato personal es difícil lograrlo si se representan muchos autores. Baró señala que es básico luchar por la obra como si fuera tuya. «Siendo autor sé lo que un autor espera de su agente», agrega.

Una vez escrita la novela, empieza la defensa de la obra ante las editoriales. Dependiendo de las características y el género de que se trate, el agente elige las editoriales a las que acudir primero para tener más opciones, pero debido a la lluvia constante de publicaciones, la respuesta editorial suele ser lenta y se sitúa entre los tres o cuatro meses.

Ante la cantidad de publicaciones que llegan a las editoriales, Baró asegura que los autores necesitan una combinación de talento y suerte. «Suerte no solo para que te publiquen tu obra sino incluso para que se la lleguen a leer», reconoce.

Más publicaciones, menos ventas

El aumento de publicaciones no va asociado a las ventas. Según Baro, el sector que más está notando la crisis literaria es la franja infantil y juvenil porque los jóvenes o no leen o leen muy poco. Las editoriales enfocan su venta a las lecturas obligatorias de la escuela, pero en los últimos años, con la cesión de libros de texto y lectura entre alumnos, han bajado espectacularmente las ventas e incluso peligra la supervivencia de algunas editoriales.

La piratería también hace de las suyas en el mundo literario. Además, miles de autores no reconocidos que no han conseguido publicar sus novelas las cuelgan gratuitamente en Amazon, pero «el 90% de ellas indigeribles», indica Baró. De esta forma, el lector se acostumbra a leer gratuitamente y esto afecta gravemente a la industria literaria, concluye.

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