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NECROLÓGICA

Manel Marqués, «Born to run»

Cocinero, al frente de los fogones del Suquet de l’Almirall, fundó el grupo Pepa Tomate. Murió el pasado viernes en Barcelona

Manel Marqués ANA I. ISLAS

ANA LUISA ISLAS

El viernes 13 de enero falleció en Barcelona el cocinero en jefe del restaurante Suquet de l’Almirall, Manel Marqués Torres, barcelonés de nacimiento, menorquín por herencia y mexicano por convicción. Murió a los 47 años por las complicaciones de una cirugía de urgencia para reparar un par de aneurismas, a menos de tres mes de haberse casado con la mexicana que firma este texto, en Cala Galdana, Menorca.

Le sobreviven además sus hermanos Montse, Pili y Xavi, sus cuñados, y padres sustitutos, Domingo, Salvador y Quique; sus sobrinos Sara, María, Enric, Nel, Eva, Aina, Juanito, Tomi, Sergi, Miqui y Mayla. Sus sobrinos nietos Adrià y Juli. Su hermanos adoptivos, Román, Jesús, Pablo y Jenn. Su familia política, que más que política era su tribu, un sinúmero de amigos, en México, Barcelona y Menorca, sus queridos familiares en Ciutadella (en donde nacieron sus padres), su exnovia Eva y su familia, que fue suya durante 20 años, su socio (y hermano postizo) Quim Marqués; sus colegas en los fuegos, Alex, Judith, Miqui, Sergi y Pau; el resto de sus compañeros del Suquet de l’Almirall , y muchos más.

Forjado solo; primero, inspirado por la cocina de barca de su padre, un purista de la caldereta de langosta , plato que Manel imitó y perfeccionó, y más adelante en los fogones del Suquet de l’Almirall, en donde creó platos que son parte de la historia de esta ciudad, como la Paella DO, los Buñuelos de Espinacas con Alioli de Miel (inspirados en los del Set Portes), el Calamar de Collons o el Tartar de Tomate con anchoa; platos tan clásicos como La parrillada de verduras con jamón, o vanguardistas como La Paella Vegana, con verduras y flores.

Fue ahí en donde se forjó, primero, al lado de Joaquim Marqués Balaguer, de quien aprendió el arte de hacer paellas y «l’escudella i carn d’olla» (su plato favorito y el que habría querido cenar por última vez, en caso de que el maldito destino le hubiera permitido elegir). Amaba tanto ese plato que lo perfeccionó como pocos (casi tanto o más que su caldereta). Su receta se basaba en la de su madre, la de Carme Ruscalleda, la de la madre de los hermanos Roca y la de Marqués Balaguer. Era un apasionado .

En el Suquet de l’Almirall, restarurante donde entró como lavaplatos en el año 1988, Manel se hizo grande, como mano derecha de Quim Marqués. Su cocina era como él, atrevida, al límite, sin miedo a sentir y a provocar, honesta, pero sobre todo llena de amor. Amaba crear platos, lo hacía cada día (en el Suquet, durante muchos años haciendo el menú ciego, deleite de sus clientes, que se volvían auténticos fanáticos de su osado sazón).

Su cocina era amor, amor puro, por el producto, por el cliente, por la técnica, por el mar, por la tierra, por sus proveedores. Era un hombre de pocas palabras, con casi todo el mundo (excepto en la intimidad de su casa en donde no paraba de hablar); su mejor forma de expresión siempre fueron los fogones. Tiraba sal como quien baila ballet. «La cocina es muy femenina», aseguraba. «Tenía una sensibilidad y un corazón muy diferente que cualquier persona, he perdido a mi referente, toda mi vida, personal y profesional, pasaba por sus manos», le describe Quim Marqués.

Fuera de la cocina, amaba el mar , sobre todo el de Menorca, y el de La Paz, Baja California, México (donde planeábamos irnos a vivir y «montar un hotelito y un restaurante de cuatro o cinco mesitas»). Adoraba las películas -veía una o dos diarias-, Sentía un amor desbordado por Bruce Springsteen , su música, su honestidad, su carisma, su profesionalidad, su austeridad y su carrera (su perro, un teckel color chocolate, se llama Bruce). Él era una copia fiel de su ídolo en cuanto a cualidades se refiere. Su restaurante favorito del mundo era el Café Balear, en Ciutadella: en él se sentía como en casa (sus dueños están devastados por la noticia). Era muy bromista, amante de la historia y de comer y vivir bien, aunque siempre austeramente. Bondadoso y discreto, un cuidador, guía y cabeza de grupo. Un hombre hecho y derecho, como pocos.

Entre ayer y hoy más de 500 personas han dado sus condolencias . Le echarán de menos sus proveedores: el Pep Martí, de Catamar; José Antonio Blasi, de pescados Blasi; Sebas, su referente carnicero de la Boqueria; Rosa, de embutidos Maldonado; Carlos, de helados Maximum. Sus clientes, Jaume Devi Pascuet, y muchos más. Clientes con los que tenía una gran amistad fueron muchos. Lo va a echar en falta tanta gente... Álvaro Montero, que organizó el viaje a Cádiz en donde nos conocimos, y en donde la periodista Carme Gasull nos presentó. Miquel Ristol y Pep Barberá, y el resto de los Senadors de l’Escudella están desconsolados.

Se reunió ya con sus padres Manel Marqués y Pilar Torres, así como con su amada hermana Joana. La vida, sin él, parece imposible. Sin embargo, su ejemplo fue tal, que sería ingrato no honrarlo. Gracias amor.

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