Valladolid reúne a los renovadores de la ilustración moderna

«La mejor ilustración es la que no se hace», señaló este pasado jueves el dibujante salmantino Luis de Horna, consciente de que su afirmación resultaría «polémica» entre sus compañeros de profesión, pero con conocimiento de causa, ya que, a su juicio, cualquier dibujo que acompañe a un texto -y ese es precisamente el fin de la ilustración, servir de complemento-, «frustrará la imaginación» del lector. A su favor señaló otros muchos aspectos, como la posibilidad de educar el gusto, en el caso de la ilustración infantil, de los más pequeños «al contactar con autores de distintas sensibilidades y modos de abordar la obra».

De Horna es uno de los once ilustradores -cinco hombres y seis mujeres-, reunidos en la muestra «Cambio de luces. La ilustración española en los setenta», un proyecto del Museo ABC -el primero que realiza con fondos no propios- que desde ayer recala de la mano de Seguros Caser en el Museo Patio Herreriano de Valladolid con 114 obras. A los del creador salmantino se suman los trabajos de José Ramón Sánchez, Fina Rifà, Pilarín Bayés, Asun Balzola, Manuel Boix, Miguel Calatayud, Miguel Ángel Pacheco, Karin Schubert, Carme Solé Vendrell y Ulises Wensell. Según detalló la directora del Museo ABC, Inmaculada Corcho -acompañada en la inauguración por la presidenta de la Fundación Colección ABC, Soledad Luca de Tena-, la idea de la exposición partió de varias conversaciones mantenidas con actuales dibujantes que veían necesario hacer una revisión histórica de la ilustración en España, «la gran damnificada en el conjunto del arte».

La fecha en que se centra la exposición, la década de los 70, no ha sido elegida al azar. «Significó un punto de inflexión y de renovación en la ilustración», justificó ayer Inmaculada Corcho. «A mí siempre me ha parecido que esta generación modificó totalmente el ámbito del dibujo», añadió el comisario de la muestra, Felipe Hernández Cava. Fue común a todos ellos su inquietud por «intentar cambiar la sensibilidad del lector» y su compromiso con los movimientos educativos más avanzados y renovadores vinculados a una incipiente Transición democrática, aseguró. El comisario destacó que sería «un error» considerar que ésta es una exposición de ilustradores infantiles, cuando en realidad estos maestros modificaron «por completo la estética popular en España y fueron decisivos en ese cambio de mentalidad».