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Juan Ignacio Diego - PRESIDENTE DE LA CHD

Previsiones realistas y cumplidas

«Creo que no se puede censurar a la Confederación por falta de previsión ni indiferencia»

Juan Ignacio Diego

En los últimos días, arrecian las críticas a la inactividad a la Confederación Hidrográfica del Duero ante la falta de acuerdo entre Alto Duero y Bajo Duero para la cesión de excedentes de cuota de agua. Una medida que permitiría un último riego para cultivos que son una base muy importante de la economía de nuestra cuenca. Excluyendo la opción de la mala fe, esas acusaciones pueden provenir del desconocimiento, no solo de las potestades reales del organismo, sino de la intensa labor desarrollada en los últimos meses en torno a este tema.

Desde el pasado 1 de octubre, fecha de inicio del actual año hidrológico, la cuenca del Duero registra una alarmante escasez de precipitaciones, hasta desembocar en la persistente sequía que tiene ahora su momento más crítico. Este panorama preocupante ya fue vislumbrado por la CHD en enero cuando, a través de la Oficina Técnica de la Sequía, se valoraban con inquietud los primeros datos de un otoño muy seco. La misma tónica continuó durante el invierno: pocas lluvias y, lo que resulta más llamativo, apenas nevaba en los sistemas montañosos que bordean la demarcación, sobre todo los del norte. Confiábamos en que la primavera rompiera la tendencia pero tampoco fue así. Por ello, no debe extrañar que en zonas de Palencia y en otras del centro, la pluviometría de este 2017 resulte más de un 50% inferior a los valores normales.

Por entonces, las juntas de explotación, que deciden las dotaciones de agua en cada uno de los sistemas o subcuencas, fueron convocadas e informadas por los técnicos de este organismo. Sin caer en el alarmismo, pero aportando cifras que no invitaban a ser optimistas, se informó a los regantes de que habría restricciones en algunas zonas cuyos embalses albergan menores volúmenes, como Carrión y Pisuerga-Bajo Duero. Curiosamente, los dos sistemas donde ya ha terminado la campaña de riego, como apuntaban nuestras previsiones. Y las mismas que se comunicaron a los regantes en la Comisión de Desembalse del 6 de abril, órgano del que forman parte, donde quedaron establecidas las reservas finales de agua a final de campaña en los embalses.

La CHD no tiene potestad para decir a los agricultores qué deben cultivar cada año en sus parcelas de regadío, pero sí sugirió a los interesados que planificaran su campaña de acuerdo con las circunstancias existentes. No en vano, la dotación de agua por hectárea sería, en muchas comarcas, de menos de la mitad de un año normal. No todas las comunidades de regantes entendieron o pudieron poner en práctica esta sugerencia. A la vez, se solicitó a los ayuntamientos la máxima colaboración para lograr un uso racional del agua, en cuestiones como riego de parques y jardines o limpieza viaria. Por tanto, el organismo continuó activo dentro de sus competencias.

Todas las previsiones realistas realizadas han permitido afrontar la campaña de riego hasta hoy manteniendo las dotaciones fijadas. En unos casos ya han sido agotadas, y en otros lo estarán en las próximas semanas. La gestión del agua en un año muy complicado se ha hecho con rigor y transparencia, en frecuentes reuniones con los regantes para intentar buscar soluciones, con la premisa de respetar siempre la normativa, para asegurar el consumo humano y los caudales ecológicos de los ríos.

Y ambas cuestiones se han respetado tratando, a la vez, de facilitar a las comunidades la mayor disponibilidad de agua. Algo que se pudo comprobar de nuevo en julio, al celebrar una comisión de desembalse extraordinaria para revisar a la baja las reservas de final de septiembre en cuatro sistemas -Tuerto, Órbigo, Esla-Valderaduey y Pisuerga-, y ajustar otros 30 hectómetros cúbicos a petición de los regantes. Así, varios embalses van a terminar la campaña con menos del 10 por ciento de su capacidad, como Aguilar o Barrios de Luna, registro desconocido en las últimas décadas.

En la gestión del agua como bien público es imprescindible atender al interés general para tratar de conciliar los diversos usos, sobre todo en una cuenca como la del Duero, donde el volumen destinado al regadío supera el 80 por ciento del consumo. Y, en un año muy delicado, resulta inevitable que surjan conflictos, aun cuando todo nuestro esfuerzo se centra en lograr un reparto equitativo de los recursos hídricos. La CHD sigue activa y ha hecho propuestas de cesión en cuyas negociaciones está dispuesta a seguir mediando, para fomentar un acuerdo entre partes que beneficiaría al conjunto de Castilla y León.

Por todo lo expuesto, creo honestamente que no se puede censurar a la Confederación por supuesta falta de información o de previsión, ni tampoco por una hipotética indiferencia que este sucinto relato de hechos desmonta por completo. Como siempre, estamos abiertos a escuchar a todos. Más si cabe en un tiempo de pertinaz sequía.

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