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Cultura

Luto en las artes de Castilla y León en el adiós de un escultor universal

Compañeros e instituciones destacan que supo aunar «generosidad, bellezay verdad»

Venancio Blanco recibe el Premio Castilla y León de las Artes 2001 de manos del presidente de la Junta ICAL

ABC

Dolor y consternación en el mundo de las artes y en la sociedad salmantina y castellano y leonesa ante la muerte de «uno de los mejores de los nuestros» , el escultor Venancio Blanco . Instituciones, artistas, amigos y vecinos quisieron ayer rendirle un merecido homenaje con palabras de cariño y recuerdo hacia un hombre de «prodigiosas manos» que «no dejó de buscar la belleza» durante su vida. Paco, su hijo, que, como vicepresidente de la fundación que lleva el nombre de su padre, tenía previsto acudir ayer a Burgos a la inauguración de la exposición «Una mirada a Cervantes», reconvertida en un «homenaje póstumo». Tras suspender lógicamente su viaje, quiso trasladar a través de un comunicado que Venancio Blanco «no nos deja» porque «su obra y su espíritu forman ya parte de nuestro patrimonio».

«La naturaleza muere pero la belleza se desprende de la muerte y da paso a otra belleza. La belleza nunca muere. Hermoso legado de quien fue un gran artista y un gran hombre. Descanse en paz», concluye. , informa Ical.

Desde el lado más institucional, el alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco, destacó «el sentido humano, su corazón, y el espíritu de creyente , que plasmó en el día a día cotidiano» del escultor y recordó que «entre los múltiples reconocimientos que tenía estaba el de ser Medalla de Oro de la ciudad, que pierde «un referente». El regidor también destacó las «prodigiosas manos» del artista salmantino: «Nos quedan sus obras, su recuerdo y ese carácter afable».

El presidente de la Diputación, Javier Iglesias, le recordó como «una persona excepcional tanto por sus valores humanos como artísticos », así como un creador «verdaderamente entrañable para todos los salmantinos». Pese a ser un artista de referencia internacional, «siempre ha permanecido apegado a su tierra», destacó.

Desde el Gobierno, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo , consideró que su historia «es la de una vida entera dedicada a la búsqueda de la belleza». Para el también portavoz del Ejecutivo, «Venancio Blanco nos deja la compañía de dos cosas que no vamos a olvidar nunca: su obra y su ejemplo »

Por su parte, la consejera de Cultura y Turismo de la Junta, Josefa García Cirac, le calificó como «el gran escultor de esta tierra » y uno de «los mejores de los nuestros», reconocido con el Premio Castilla y León de las Artes en 2001. «Para él, la escultura no solamente ha supuesto un elemento de expresión artística, sino una forma de vida. Su forma de vida que hace también latir a todo aquel que contempla su rotunda obra», sostuvo.

Luto también entre sus compañeros de profesión y sus amigos. Así, el escultor extremeño afincado en Salamanca, Fernando Mayoral, lamentó «la gran pérdida para la escultura» que supone el fallecimiento de un hombre que «aportó una inquietud y un modo de hacer distinto, que ha dejado huella». Mientras, el pintor José Carralero rememoró a su «compañero y colega» como «un ejemplo como artista, creador y un hombre siempre dispuesto», por lo que reconoció haber sentido «mucha tristeza» a pesar de que Blanco estaba ya «agotadín».

«El apego» a su pueblo

El escritor y responsable de la sección de Ediciones y Publicaciones de la Diputación de Salamanca, Aníbal Lozano, le calificó como «uno de los grandes intérpretes del arte religioso contemporáneo , una materia muy difícil de aceptar en el siglo XXI». Amigo personal del escultor, Lozano consideró que «ha dejado una huella imborrable» y consideró que «ha estado por encima de su tiempo y ha sido una de las claves del arte contemporáneo español», al relacionar «arte, vida, cultura y hombre a través de la generosidad extraordinaria que muestra con sus paisanos y de su faceta de artista en el pleno sentido de la palabra, aunando generosidad, belleza y verdad».

Mientras, el Ayuntamiento de Matilla de los Caños del Río, localidad de la que Venancio Blanco era hijo predilecto y en la que nació hace 94 años, lamentó «tan triste pérdida». El Consistorio, a través de un comunicado, resaltó el «apego y la generosidad» del escultor con el pueblo en cuya parroquia se encuentran dos obras donadas: San Isidro Labrador en 1944 y Santa Águeda. Por último, el secretario general de la Fundación Las Edades del Hombre, Gonzalo Jiménez, también lamentó el fallecimiento y aseguró que con su muerte «Castilla y León pierde un referente artístico importante». Además, destacó que era una figura «consciente de su vocación al servicio de Dios a través del Arte».

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