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Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

Apañar los pueblos

«Las grandes empresas, las del Ibex de Pablo Iglesias, en este caso Iberdrola, deben de tener resuelto que para los pueblos no queda solución posible»

GUILLERMO GARABITO

De mi Mudarra evanescente han florecido lirios juanramonianos. Mi Mudarra que aparece y desaparece con cada estación y es otra nueva. Ahora las tardes le quedan altas, como en un cuadro de Monet. Y en verano: arado, gleba y rastrillo. Así transcurren las cosas en los pueblos, cada uno con las suyas, pero en casi todos las mismas. Luego hay pequeñas excepciones que alteran la rutina y congregan al vecindario.

Como ayer, que se me fue la luz en casa y no volvió. Y después de un rato mirando los plomos, como si la profesión de electricista -igual que hice alguna vez con las matemáticas- se aprendiera mirando muy fijamente el asunto, me dio por aburrirme. Suerte que, como con las matemáticas en su día, me cansé y salí a dar un paseo convencido de que ya volvería la electricidad cuando quisiera. Me encontré «los cables de alta traición» de mi calle, como decía Gila, en llamas. Y allí no tardó en reunirse el vecindario de alrededor. Todo se zanjó en que algún técnico chapuzas de Iberdrola había dejado dos cables, de esos grandes, envueltos con cinta aislante.

Las grandes empresas, las del Ibex de Pablo Iglesias, en este caso Iberdrola, deben de tener resuelto que para los pueblos no queda solución posible. Y para qué invertir entonces en mejorar sus infraestructuras... cinta aislante y a correr. Decisión a imagen de la política contra la despoblación rural en Madrid. Cualquier día de estos se quema el pueblo y uno menos en la lista de los que van perdiendo habitantes, que siempre es un éxito para el político de la capital.

Las llamas en las que se envolvió el cable no eran tan grandes, pero escribió Pérez de Ayala que en los pueblos «como no pasa casi nada, lo poco que pasa se perpetúa». Y a mí lo que me preocupa ahora es que algún día contada esta historia por otras bocas termine en que «el de la Paloma casi acaba con el pueblo».

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