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Entrevista

Adolfo Fernández, sobre 'Medea': «Es una obra de mujeres en la que los hombres damos la réplica»

El actor se mete en la piel de Jasón en la versión que ha hecho Molina Foix del clásico, que este fin de semana llega al Teatro Calderón de Valladolid

Adolfo Fernández, en el papel de Jasón ABC

I. TOMÉ

Con una larga trayectoria en los escenarios, Adolfo Fernández llega a Valladolid con «Medea», una obra clásica que promete sorprender al público.

- Partiendo de la base de que los clásicos son eso, clásicos, porque siempre están de actualidad ¿Cuál sería la contemporaneidad de Medea?

- Hay una serie de acontecimientos actuales trágicos, de padres que matan a sus mujeres, luego a sus niños; mujeres que tras matar a sus niños se tiran por la ventana... Le doy una primera lectura muy directa, muy pasional en cuanto a que encuentra el referente de acontecimientos que acaban de pasar y que salen reflejados en los periódicos ¿no? Pero creo que hay algo también que trasciende, es algo que tienen los clásicos. Cogen las pasiones y las muestran con esa amplitud, con esa inmensidad que tienen las pasiones en abstracto. Y uno de los elementos que me interesa mucho es el hecho de que Medea y Jasón hayan tenido que salir de su tierra porque les convierten en súbditos y la inmensidad de ir al mando de los argonautas luchando contra los toros embravecidos, los dragones insomnes... está un lugar donde vivir, un nuevo sitio donde ser acogidos. Y ahí es donde surge la transmutación de Jasón, que es el mayor dolor que siente es, que después de haber sido un guerrero, un genuino militar, tiene que aceptar convertirse en político. Tiene que casarse con una muchacha insulsa para poder dar una educación elevada a sus hijos, un futuro. Políticamente se tiene que ubicar y reconvertirse en ciudadano político. Esa es una parte de si mismo que entrega para seguir. Ese el detonante para que Medea diga: yo lo he dejado todo para seguirte a ti y ahora me traicionas. Esa parte política también tiene juego dentro de la obra.

- Vicente Molina Foix confiesa haber sido un «ferviente infiel» al texto original. ¿Qué considera que ha aportado el autor al clásico, y luego José Carlos Plaza a la hora de llevarlo a escena?

- Realmente no se puede hablar de una adaptación. Ha cogido el mito de Medea, que todos los conocemos, y a partir de ahí el ha elaborado su propio texto, su propia escritura. O sea, que dentro de unos años se hablará de la versión de Séneca, de tal, de cual... y también de la versión de Molina Foix. Yo creo que lo ha reinterpretado de alguna manera. Y José Carlos Plaza creo que ha sido muy fiel al texto y no ha intentado contemporaneizarlo, nos ha situado en aquella época, con los espacios de aquella época... no hay ningún anacronismo, es fiel al clasicismo que venía marcado por el texto literario de Vicente Molina Foix. Molina Foix es un gran poeta y le ha aplicado ese romanticismo inerte en los poetas que ejercitan su labor literaria impregnándola de poesía. Hay un lenguaje hermoso, bellísimo, profundo, que tiene un gran subtexto. Detrás de las palabras románticas hay un subtexto enorme. Creo que es el gran valor del texto de Molina Foix.

- ¿Qué quería José Carlos Plaza que aportase usted al personaje de Jasón?

- Me dijo desde el principio: abandonas a Medea pero contra tu propio instinto, contra tu propia pasionalidad. Y eso me ha gustado trabajarlo con Ana Belén, ser un hombre que realmente rechaza a Medea, el no desea a esa muchacha, y tampoco desea esa nueva vida, pero sabe que tiene que adaptarse a lo que le toca vivir en ese momento, ya tiene otra edad, ya no se va a atrever a hacer de nuevo de héroe y a conducir otra nave... Ahora tiene que asentarse, entra en una época de sedentarismo y para ello tiene que convencer a Medea pero eso le duele muchísimo. Creo que la aportación es esa, que Jasón sigue profundamente enamorado de Medea.

«Dentro de unos años se hablará de la versión de Séneca, pero también de la de Molina Foix»

- ¿Cuál ha sido la mayor complicación de meterse en la piel de Jasón?

- La tosquedad. Por un lado es un individuo enamorado de ese amor hacia Medea pero a su vez es un tipo tosco que preserva toda la brutalidad de alguien que ha luchado cuerpo a cuerpo contra otros guerreros, ha participado en mil batallas, se ha enfrentado a las bestias... esa combinación de tosquedad y afecto tenía su complicación. Es más,sigo trabajando en ello.

- ¿Cómo es trabajar con una actriz como Ana Belén?

Es un placer. Además de una persona generosísima, tiene una técnica impresionante y es una gran trabajadora, una obrera del arte: en el día a día, en su concentración... Y además le ha tocado el personaje más laborioso y el que más presencia tiene. Un placer observarla y verla como edificaba la construcción del personaje, con esfuerzo y mimo.

- ¿Corre el riesgo esa Medea de eclipsar al resto de personajes?

- Creo que la obra está escrita para eso. Además Vicente Molina Foix ha cargado las tintas en dos personajes: uno es el de Medea y otro es el de la nodriza, interpretado maravillosamente por Consuelo Trujillo. Yo diría que es una obra de mujeres. También está Olga (Rodríguez) y Leticia (Etala)...es una obra muy centrada en mujeres y luego estamos los hombres, que damos una réplica importante. Un personaje se construye como reflejo de otro, nos retroalimentamos, con lo que Medea existe porque existe Jasón, y porque existe Creonte, los coiceos... Molina Foix ha hecho esa apuesta y me parece estupendo.

- Estrenada en el teatro de Mérida, ya medio año de gira... ¿Considera que la obra se ha enriquecido en estos meses desde su estreno?

- Sí, eso sucede siempre. Es algo inconsciente para ella actor, ya que casi no nota esa evolución. La verdad es que cada vez estás más seguro, aportas más riqueza, más elementos particulares al personaje que lo hacen crecer... pero el mismo viaje y las apariciones esporádicas de José Carlos Plaza te remueven todo. Tu crees que estás cómodo, que está todo asentado y dice: no, no te pongas cómodo que he notado que en esta frase no has enfatizado lo que te había pedido... O lo que te pide ahora él, porque se le ocurren cosas nuevas y eso hace que reviva. Los personajes evolucionan por si mismos.

- Fue una escenografía pensada para Mérida. ¿Es fácilmente adaptable al resto de teatros?

- Absolutamente. Desde que el último que hemos estado, el teatro Circo de Murcia, por el Lope de Vega de Sevilla... es una escenografía que cabe dentro de esos espacios e, incluso, estamos trabajando en teatros muy hermosos. Y ahora llegamos a Valladolid, así que también estamos actuando en las grandes plazas y luce mucho.

- Se habla del público de Valladolid como un público amante del teatro, pero a la vez exigente. ¿Qué respuesta espera?

- Muy buena. Siempre que he ido a Valladolid he estado encantado de la vida y he ido con mi compañía, con K producciones, y recuerdo un público muy pasional. En esta ocasión esperamos que el público se emocione y cautivarles. Que tengan un buen viaje de emociones.

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