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25 AÑOS DE CRÓNICA NEGRA DE LA PROVINCIA DE TOLEDO (Y II)

Joyeros, oficio con peligro de muerte

Antonio Sánchez fue asesinado de un tiro y a Eduardo Gómez se le encontró carbonizado dentro de su coche

Entierro de la niña Cristina Martín en Seseña Jaime García
Manuel Moreno

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Los joyeros están siempre en el punto de mira de los delincuentes. En la provincia de Toledo, han sido varios los casos ocurridos en el último cuarto de siglo. En esta segunda y última entrega de esta crónica negra, dos crueles casos sucedieron en la etapa que va desde 2005 hasta nuestros días.

Antonio Sánchez Aceituno , propietario de la joyería Anros, en Talavera de la Reina, recorría desde hacía años la comarca vendiendo su producto. Tenía 50 años cuando el 7 de junio de 2007 le quitaron la vida en el camino de la Cañada Real, en El Casar de Escalona. El conocido y sangriento delincuente Javier Bernuy, apodado «el Calvo» , decidió matar de un disparo a Antonio Sánchez para robarle su muestrario de joyas, 2.000 euros en metálico y su turismo, que apareció carbonizado en Arganda del Rey (Madrid) días después. «El Calvo», condenado a veinte años de cárcel, no actuó solo. Le acompañó al menos un individuo que no llegó a ser juzgado porque había fallecido. Además, un sobrino del Calvo, David Fernández Vilches, fue condenado a tres años y medio por un delito de robo con violencia e intimidación.

El único robo en quince años

21 meses después, el 7 de marzo de 2009, otro joyero encontró la muerte en la carretera. El cadáver carbonizado de Eduardo Gómez Castro, de 40 años, casado y con dos hijas (12 y 7 años), fue encontrado a la mañana siguiente dentro del maletero de su coche, al que los asesinos de Eduardo le habían prendido fuego. Lo encontraron a 150 kilómetros de El Casar de Escalona, a las afueras de Villafranca de los Caballeros, entre el camino de las Peñas y el de los Moledores.

Eduardo Gómez , vecino de Moral de Calatrava (Ciudad Real), tenía clientes en Villafranca de los Caballeros, a los que ese sábado del 7 de marzo fue a visitar. Sin embargo, este joyero ambulante no regresó a casa nunca más. El móvil, el robo; el único que sufrió en los quince años que llevaba dedicado a la joyería. Los ladrones se llevaron la mercancía que a Eduardo le costó la vida.

Cuatro días después de su desaparición, Cristina Martín de la Sierra, de 13 años, fue encontrada muerta en una antigua cantera de yeso, situada en el paraje «La Veguilla» , a las afueras de Seseña. Allí se citó el 30 de marzo de 2010 con otra menor, C. H. S., de 14 años y compañera de estudios en el Instituto de Enseñanza Secundaria «Margarita Salas» de Seseña, donde Cristina era una auténtica líder entra las chicas de su edad (más información) .

Dos años después, el 29 de abril de 2012, El Casar de Escalona volvió a ser el escenario de otro doble crimen, como ya sucedió en 2002, y de una espeluznante e inesperada coincidencia. A las ocho de la tarde de aquel domingo, unos vecinos encontraron el cadáver de David Fernández Vilches , condenado por el asesinato del joyero Antonio Sánchez en esta misma localidad en 2007. A David se lo encontraron en La Chopera con varios impactos de armas de fuego en su cuerpo. Pero no fue el único finado. Al día siguiente, sobre la una de la tarde, la Guardia Civil halló cerca del mismo paraje el cadáver de un joven de 19 años y vecino de El Casar de Escalona. Tenía heridas de bala provocadas por el mismo arma.

Cazador envuelto en un saco

El 14 de febrero de 2014, la Guardia Civil encontró el cadáver del cazador Antonio Fernández , desaparecido desde el 30 de septiembre de 2013. Su cadáver, enterrado a un metro de profundidad, envuelto en un saco de dormir y con una bolsa de plástico cubriéndole el rostro, fue hallado en la finca «Los Baños» de Aldeanueva de Barbarroya. Se trataba del mismo lugar en el que se le vio por última vez durante una jornada de caza.

Los dos hombres acusados de su muerte ( Rufino González , alias «el Conejo», y Flores Alba , tío y sobrino, respectivamente) le acompañaban el día de su desaparición. El próximo 22 de abril será el juicio.

También está a la espera de ser juzgada Zaida, la mujer de 36 años que degolló a su bebé en un supuesto ritual en el cementerio de La Villa de Don Fadrique el 12 de agosto de 2015.

Y a 18 kilómetros de allí, en Quintanar de la Orden, Isabel Laureana Cebrián recibió una treintena de puñaladas el pasado 11 de enero. Su marido está en prisión provisional por estos hechos. Un estremecedor caso que pone el punto y final a esta sobrecogedora recopilación con motivo del cuarto siglo de la edición toledana de ABC.

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