Toledo Olvidado, un libro «que une a los toledanos»

Con la publicación del tercer volumen de Toledo Olvidado , Eduardo Sánchez Butragueño cierra una espectacular trilogía que recorre, a través de 954 fotografías, la vida de Toledo desde mediados siglo XIX hasta nuestros días, tres libros que han revolucionado la historia fotográfica de la ciudad , que han puesto de moda Toledo y que han roto tópicos absurdos sobre los toledanos, tachados injustamente de indiferentes y distantes.

Los tres volúmenes han sido posibles gracias a cientos de mecenas que, en esta ocasión, han portado 27.320 euros a través de la plataforma Verkami , para dar a luz a este nuevo libro financiado íntegramente por micromecenazgo y, como en los dos casos anteriores, libre de subvenciones. Toledo Olvidado ha demostrado que el toledano participa, comparte y es generoso, que no es frío. «Es un discurso que a algunos le viene muy bien porque justifica su inacción», dice a ABC Sánchez Butragueño , feliz con este tercer parto que ha vuelto a unir a los toledanos en su amor por la ciudad. «Estoy orgulloso porque ha participado todo tipo de gente, con dinero, humildes, de izquierdas, de derechas, apolíticos, ateos, religiosos... es un proyecto mágico que une a muchas personas; humildemente creo que he conseguido reunir lo que nos une , que es Toledo, aunque cada uno, como en el cine, ve una película distinta y la interpreta según sus pensamientos y experiencias». Se muestra también orgulloso de cómo ha salido este último libro, del proceso, de la edición ( dbcomunicacion ) y también de la calidad, con un 60 por ciento de imágenes inéditas, un logro después de dos ediciones.

Todo comenzó en febrero de 2008 con un blog que se ha convertido en mítico y, después, llegaron los libros, los elogios, los premios, como el de Real Fundación Toledo, y el honor de pronunciar el pregón del Corpus. Ahora dirige la Fundación Soliss, pero no ha cambiado, sigue igual que hace ocho años, obsesionado con sus fotos, con Toledo, emocionándose con cada descubrimiento y soñando con encontrar una nueva imagen. Su blog sigue más vivo que nunca y mantiene también al día las redes sociales, con más diez mil seguidores en facebook , un gran triunfo en esta pequeña ciudad.

Para poder sacar adelante este último libro se ha dejado muchas horas de sueño, pero sus desvelos, su perseverancia y su constancia han merecido la pena porque nos descubre a Joaquín Sorolla pintando en Toledo; a Audrey Hepburn en la catedral; al alcalde Alfredo Van den Brul e mirando desde su cigarral al lugar donde años después sería asesinado o nuevas imágenes de la Guerra Civil, con unos fusilamientos escalofriantes en el Paseo de San Cristóbal que descubrió de forma casual en un vídeo sobre la Segunda Guerra Mundial.

El tercer volumen de Toledo Olvidado se abre con una preciosa imagen de Francesc Català-Roca, -considerado por muchos el mejor fotógrafo español del siglo XX-, del río Tajo, que también fue portada de las otras dos ediciones. Hace dos años comenzó a investigar si el genio catalán tendría algo de Toledo en su obra y descubrió siete impresionantes fotos que están publicadas en el libro.

La primera imagen de este Toledo Olvidado 3 ya hubiese supuesto por si sola suficiente motivo para la publicación del libro. Nos descubre una Puerta del Sol en 1852, del mismo año en la que se tomaron las míticas imágenes del irlandés Tenison y del alemán Oppenheim , que hasta hora se pensaba que era las primeras tomadas en la ciudad de Toledo. Gracias a la investigación del experto granadino Carlos Sánchez, Eduardo Sánchez Butragueño descubrió esta imagen de Charles Clifford que se conservan en el castillo de Windsor, junto con una segunda imagen del mismo año de la portada plateresca del Hospital de Santa Cruz, con dos toledanos mirando a cámara, que serían los primeros inmortalizados por una cámara.

Eduardo Sánchez Butragueño también nos hace partícipes de uno de los mayores hallazgos de la historia de la fotografía de Toledo de la mano de Felix Alexander Oppenheim, del que ya incluyó en su primer libro la única imagen que se conocía de este autor. Durante cinco años investigó su obra porque, según cuenta, «no podía ser que solo hubiera tomado una fotografía de Toledo», escribió decenas de correos al Museo de Arte Islámico de Berlín y llegó, incluso, a poner hasta una reclamación oficial porque «no me hacían caso». «Cuando ya había tirado la toalla, me escribieron para pedirme disculpas y me dio un vuelco al corazón cuando me informaron que habían encontrado 14 imágenes de Toledo; lo que es la vida, después de tantos disgustos, al final, me las dejaron publicar gratis». Y esta solo una de las sorpresas de este libro. Con él se cierra la trilogía, pero Toledo Olvidado no. Por muchos años.