Seis pequeñas bodegas que te sorprenderán por sus vinos

Bodegas Ziríes: sencillez y sinceridad

Si hay algo que caracteriza a Bodegas Ziríes es la sinceridad y la sencillez. Sencillez en sus orígenes, con unos pequeños ahorrillos de sus dos socios, Javier Castro y Sonia López, como única inversión económica para el arrendamiento y la reforma de un local en la localidad toledana de Cuerva, en los Montes de Toledo .

Sencillez en su forma de trabajar, tratando a la viña de forma ecológica y sostenible , sólo interviniendo en el cultivo de una forma coherente y ayudando a la planta a desarrollar todo su potencial naturalmente, sin aditivos químicos. Sencillez también en su forma de elaborar los vinos, utilizando un porcentaje de raspón en cada fermentación con el fin de aportar volumen en boca a las garnachas con las que trabajan, fermentando con levadura salvaje; sin prensar, sólo utilizando el vino yema, y tratando la crianza en barrica como mero tránsito para que los vinos alcancen su máxima expresión.

Sinceridad en cada uno de sus vinos, donde ponen todo el corazón, y eso se refleja en tintos con alma, de aromas sutiles y complejos, donde se aprecian la tierra, el entorno y la sabiduría de las garnachas viejas de más de 45 años . Y sinceridad también en su forma de hablar de lo que hacen. No hay fórmulas magistrales ni secretos, sólo mucha ilusión, ganas de hacer las cosas bien y, como consecuencia de todo esto, que los vinos hablen en la copa un idioma que todos entiendan.

Cerro del Águila: embotellar el paisaje

Cinco amigos de los Montes de Toledo encabezados por Álvaro Parrilla, el excelente sumiller de Casa Parrilla (Las Ventas con Peña Aguilera) forman Bodegas y Viñedos Cerro del Águila , que lleva desde 2011 haciendo vino literalmente en un garaje a partir de uvas de pequeños majuelos de garnacha (más algo de syrah y tempranillo) que están recuperando en los Montes de Toledo, en suelos ácidos y graníticos. Su filosofía pasa por «embotellar el paisaje» con agricultura natural no intervencionista, respetando ciclos lunares para tareas de bodega y de campo.

Elaboran cinco vinos, todos con nombres de parajes de los alrededores de Las Ventas con Peñaguilera. Son, en primer lugar, un vino de comarca, que es Malabra, y cuatro de parcelas: Puerto Carbonero, Vereda del Lobo, Rubiadero y El Calandrajo . Todos ellos embotellados y etiquetados a mano y fermentados con su propia levadura autóctona de cada viñedo. Su elaboración es como se hacía antiguamente pero con los conocimientos de hoy en día.

Por lo que se refiere a la nota de cata, su Vereda del Lobo es de color cereza poco intenso con borde granate . Tiene aroma de fruta al licor, especiado con hierbas silvestres. Es un vino expresivo y en boca es potente, sabroso y bien estructurado. Mientras el Malabra es de color cereza intenso de borde violáceo; con aromas a roble cremoso, tostado con fruta madura y balsámico; en boca es equilibrado, especiado, largo y elegante.

Magnolia Wines: artesanía hecha vino

¿Qué hacen dos ingenieros de Telecomunicaciones elaborando vino? Esta es la pregunta que se hace mucha gente al conocer el proyecto de Nuria Gisbert y Juan Pedro de Ruz, un matrimonio que fundó recientemente Magnolia Wines, una micro-bodega familiar que busca crear vinos artesanales, elaborados de la forma más natural posible, con producciones muy limitadas y fuera de los circuitos industriales habituales. Además, son los creadores del blog Vinos de Garaje ( vinosdegaraje.wordpress.com ), donde dan a conocer elaboradores de vino, bodegas y vinos fieles al estilo tradicional, de autor, con muy poca producción/año.

Ambos han conseguido convertir en realidad su sueño: elaborar su propio vino, Magnolia Garnacha 2015, un vino de la Indicación Geográfica Protegida Vino de la Tierra de Castilla que fue presentado recientemente en Toledo durante la Capitalidad Gastronómica 2016 . Convencidos de que hay que dotar de valor a los vinos que se realizan en esta tierra, han querido plasmarlo en el suyo propio, haciéndolo de forma artesanal, poniendo el máximo cuidado en todas las fases de la creación del mismo: desde el cultivo de la uva en la viña, y la vendimia, hasta la elaboración en bodega. También han puesto mucho cuidado en el diseño final y la imagen de marca.

Magnolia Garnacha 2015 está elaborado por completo con la variedad garnacha autóctona de la zona donde se sitúa la bodega, Villalgordo de Júcar (Albacete) . La uva procede de una parcela con el nombre Magnolia, ubicada en la misma orilla del río Júcar y con apenas media hectárea de viñedos de garnacha de 20 años de edad perfectamente cuidados. Por lo que se refiere a su nota de cata, tiene aromas a frutos rojos y frescos muy golosos con notas florales. Tiene muy buena acidez que favorece el trago corto, siendo un vino elegante, pero a la vez lleno de energía, que no dejará indiferente a nadie. Características que le han llevado esta semana a conseguir una medalla de plata en el concurso «Nuevo Vino» 2016.

Fuente del Águila: retorno a lo antiguo

Fuente del Águila es una bodega pequeña y familiar situada en una finca rústica en el término municipal de Villamayor de Santiago, en la provincia de Cuenca . La dirección está en manos de Feliciano Fernández Torres, cuya familia se ha dedicado a la viticultura desde hace mucho tiempo y plantan variedades de uva nuevas, distintas a las tradicionales.

La explotación se compone de 30 hectáreas de viñedo ecológico repartidas en las siguientes variedades de uva: tempranillo en su mayor parte, cabernet sauvignon, syrah, moravia, chardonnay blanc y sauvignon blanc , en menor medida. La mayor parte de la vendimia se realiza de forma manual y con el frescor de la madrugada. La uva llega a la bodega en el menor tiempo posible, las fermentaciones se hacen con levadura autóctona, no corrigiendo los componentes del vino. La clave de esta elaboración está en elegir bien la fecha de recolección.

Elabora cinco vinos, adscritos a la Denominación de Origen La Mancha, con la marca Corcel: un reserva, un crianza, un syrah, un chardonnay, pero destaca sobre todos un brujidero, que es así como se conoce en La Mancha esta variedad autóctona conocida en otros lugares como moravia dulce, que es un vino exclusivo con gran complejidad de matices. Se hace a partir de cultivos de baja producción, con lo que se consiguen uvas ricas en azucares y aromas, mediante elaboración ecológica controlada y fermentación en barrica de roble americano, utilizando levaduras autóctonas.

Por lo que se refiere a su nota de cata, el Corcel Brujidero muestra un suave tono morado con brillos elegantes . En nariz, es cerrado a copa parada y en movimiento cuando se descubre su rica complejidad en aromas. Presenta una ligera acidez, siendo completo y equilibrado en boca.

Garagewine: calidad antes que cantidad

Jesús Toledo y Julián Ajenjo, dos primos hermanos amantes de la enología , trabajaron a cuatro manos el pasado año para sacar adelante su primer vino, «Garagewine» , un tempranillo joven que ha cosechado muy buenas críticas en su primera añada. Este vino es fruto de unas pocas hectáreas de viñedo de su familia localizadas en la localidad toledana de Quintanar de la Orden , donde también tienen un garaje en el que elaboran este exitoso caldo.

Animados por el reconocido sumiller castellano-manchego, Adán Israel, el agosto pasado se lanzaron a elaborar este sorprendente vino tinto que no deja a nadie indiferente, del que sacaron 550 botellas . Procedente de cepas de tempranillo plantadas en 1965 a pie franco, éstas le aportan al vino calidad, que es el lema principal que tienen Jesús Toledo y Julián Ajenjo: «calidad antes que cantidad».

Por lo que se refiere a su nota de cata, Garagewine presenta un color rojo cereza de capa media-alta con ribete violáceo propio de los vinos jóvenes como este . En nariz, tiene aromas muy intensos con recuerdos a frutos rojos y muy mineral. Su paso en boca es amable, con buen cuerpo, estructurado y equilibrado, con paso aterciopelado y postgusto largo.

Además, los responsables de este proyecto enológico tienen como objetivo recuperar las variedades de uvas autóctonas de la zona que no están en el mercado y que han sido desplazadas por las procedentes de otros territorios. Así, para la próxima añada, además del tempranillo joven y otro crianza, tienen previsto sacar 1.500 kilogramos de brujidero o moravia, procedente de otra pequeña parcela de cepas de 1963 plantadas a pie franco, e incluso otro tinto elaborado con pampana blanca, variedad típica solo de Castilla-La Mancha, de otra parcela con cepas de 103 años.

Uva de Vida: «neoartesanos» del vino

Uva de Vida es una bodega familiar y artesanal, emprendido y liderado por una mujer, Carmen López, y por su pareja, Luis Ruiz , que han proyectado una manera de entender la vida en un tipo de vinos que transmiten la viveza y la energía de un viñedo en Santa Olalla (Toledo ), cultivado con los principios de la agricultura biodinámica. El trabajo lo comparten con Ángel Amurrio, alma máter de Rioja Tierra Viva y un hombre comprometido con la tierra, de pura cepa.

Sus vinos de la marca Latitud 40 son biodinámicos y ecológicos . Nunca mostrarán la misma cara cada año y huyen de la estandarización. Con conciencia artesanal y meditada, esta familia de «neoartesanos» ha seleccionado la uva graciano como una variedad potencial para este territorio, plena de aromas y fresca acidez. Es por eso que sus vinos son puros y vivos, diferentes cada año.

El vino más serio de la bodega es un crianza en barrica de roble francés usada , con la idea de que la fruta  y la madera se armonicen para que destaquen solo las notas terrosas y frutales de la expresión de la graciano y el carácter del suelo. Es un vino de porte elegante, de capa intensa, con aromas a cacao amargo y muy floral. De trago complejo, especiado, armonioso y en constante evolución olfativa en la copa. Y, por otro lado, tienen otro tinto joven más expresivo, un compendio de aromas frescos a mermelada, frutos rojos, muy misterioso y mineral. Un vino más serio de lo aparente, con estructura delicada, taninos muy pulidos y una perfecta acidez frutal de la uva.