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Juegos Olímpicos Río de Janeiro 2016

«El rugby merece tanto la pena que solo aconsejo probarlo una tarde»

El viernes, Lourdes Alameda (Madridejos, 1991) celebró su 25 cumpleaños en un avión rumbo a Río de Janeiro, donde va a participar en sus primeros Juegos Olímpicos

Lourdes Alameda sostiene un balón oval de rugby CASTILLA-LA MANCHA TELEVISIÓN

JUAN ANTONIO PÉREZ

Una mañana del otoño de 2009 Lourdes Alameda (Madridejos, 1991) pisó por primera vez la Universidad Complutense para estudiar Biología y hacer deporte. Lo suyo era el balonmano, pero acabó jugando al rugby. Siete años después, Lourdes está en Brasil con la selección española para participar en los Juegos Olímpicos de Río Janeiro.

—¿Por qué el rugby?

—Porque fui a estudiar a la Universidad Complutense y no había balonmano, que era lo que hasta entonces había practicado. Del resto, miré el rugby, que no sabía lo que era, lo busqué, me gustó y decidí apuntarme en la facultad de Geológicas hasta que me federé y me llamaron de la española.

—¿Cuáles son las diferencias entre el rugby 7 y el normal?

—La primera es que en uno juegan 15 contra 15, mientras que en el otro siete contra siete, pero es el mismo campo. En el rugby 15 puede haber jugadores mucho más lentos y pesados. En el «Seven» tiene que ser gente mucho más atlética, más rápida. Este último es un deporte mucho más vistoso, los partidos solo duran 14 minutos, mientras que en el rugby 15 duran 80.

—¿Por qué España destaca en el «Seven» y no lo hace en el rugby 15?

—El rugby «Seven» te demanda tener menos jugadores de alto nivel. Desde que se conoció que el «Seven» iba a ser olímpico, España ha estado trabajando con un grupo reducido, tanto femenino como masculino, y el hecho de tener que apostar por menos jugadores ha impulsado el «Seven». En el rugby 15 necesitas unos 26 jugadores buenos y en el «Seven» con 14 vale.

—María Casado, una compañera suya en la selección, ha dicho en una entrevista: «El billete para Río ha evitado que el rugby desaparezca». ¿Tan mal les tratan?

—No es tan así, el rugby no va a desaparecer. Sí que es verdad que sin los Juegos Olímpicos el rugby femenino de élite (sobre todo, nuestra posición actual en la que estamos 13 chicas con una beca ADO que nos mantiene como jugadoras profesionales) sí que habría desaparecido. Nosotras no habríamos podido seguir dedicándonos a esto y el nivel habría bajado.

—Usted ha dado el salto desde la universidad al deporte profesional y eso es lo habitual en otros países, como EEUU, pero no en España. ¿Por qué?

—Hay una diferencia muy grande entre EEUU y España. Ellos apuestan muchísimo por los deportistas, les pagan los estudios, tienen unas instalaciones increíbles... En España si llegas a ser deportista de élite es porque tú te lo has buscado, pero no hay unas oportunidades tan grandes. Lo primero que haría para fomentar el deporte universitario en España sería ofrecer unas instalaciones mucho mejores de las que hay. Por ejemplo, las de rugby en la Complutense dan pena. Podrían ayudar también a mejorar los clubes deportivos, que ahora se dirigen internamente por los alumnos desde cada facultad.

—¿Cómo convencería a alguien que no sabe nada de rugby de que es uno de los deportes más nobles que hay?

—Le diría que es un deporte que merece tanto la pena que solo le aconsejaría que lo probara una tarde.

—Antes de que se clasificaran para los Juegos, ¿cuáles eran sus planes para este verano?

—No tenía planes porque como toda mi vida presente y futura dependía de lo que hiciésemos en Dublín (la ciudad irlandesa donde se jugó el Preolímpico en el que España se ganó la clasificación), prefería no pensar que no nos íbamos a clasificar.

—Si alguien le ofreciera un cheque en blanco por renunciar a los Juegos, ¿cuánto le tendría que pagar?

—No me podría pagar nada. Ni por todo el dinero del mundo renunciaría. Lo siento.

—Desde que sabe que va a los Juegos, ¿le piden autógrafos o la paran por la calle?

—No (risas). Si fuera chico y practicara otro deporte, pues a lo mejor, pero incluso ni siquiera. Si no eres futbolista... en mi pueblo sí que me conocen, me dan la enhorabuena, me dan muchos ánimos y me han llegado a pedir una foto.

—Se dejó una trenza para recordarse a sí misma que tenía que luchar por estar en los Juegos y dice que se la cortará si consiguen medalla. ¿Alguna promesa más?

—Nada especial, porque lo de hacerme un tatuaje, lo voy a hacer consigamos medalla o no. Probablemente me haga otra trenza para ver si puedo ir a los siguientes Juegos.

—De todos los deportistas con los que va a convivir en la villa olímpica, ¿a quién invitaría al tercer tiempo?

—A todos. Un tercer tiempo es digno de cualquier deportista y si fuésemos todos sería increíble.

—¿Qué se va llevar de su pueblo, Madridejos, a Río de Janeiro?

—Un escarabajo egipcio que me regaló mi familia y que siempre llevo encima.

—Un pronóstico para los Juegos.

—Un pronóstico real, y que es lo que debe ser el mínimo, es quedar entre las ocho primeras, pero creo que el equipo está preparado para quedar entre las cuatro o seis primeras.

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