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Deportes

El fútbol en silla de ruedas ya es posible

Se presenta en el Hospital de Parapléjicos de Toledo una novedosa disciplina deportiva, cuyo último fin son los Juegos Paralímpicos

Las sillas de ruedas tienen una especie de pinzas para agarrar y conducir el balón ANA PÉREZ HERRERA
Juan Antonio Pérez

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Son Superpaco, Luis Miguel, Luis, Beto, Manuel, Javier, Rubén o Nelly y quién sabe si algún día jugarán con España un Mundial de fútbol ... en silla de ruedas. De momento, y eso no se lo puede quitar nadie, son los «pioneros» de un nuevo deporte que aspira a participar en los Juegos Paralímpicos. Su nombre oficial es «A-ball» (cuya fonética inglesa es able y significa «capaz») y este lunes se presentó en el Hospital de Parapléjicos de Toledo, aunque ya tiene unos dos años y medio de recorrido.

La idea fue de Fernando Giner , ídolo del valencianismo en las décadas de los ochenta y noventa. «Cuando era futbolista recibíamos el apoyo de muchas personas en silla de ruedas, que se acercaban a pedirnos autógrafos. A mí eso se me quedó grabado en la cabeza», contó en Toledo. Giner rumió el asunto, le dio muchas vueltas y finalmente lo hizo realidad a través del Rangers Valencia, un equipo de baloncesto en silla de ruedas que ahora son los primeros practicantes del «A-ball».

En torno a una quincena de personas entrena un día a la semana en un polideportivo del barrio de Nazaret, en la capital del Turia. Además, han creado la asociación AFAE (Asociación para el Fomento del «A-ball» en España) y hacen exhibiciones por todo el país para dar a conocer el nuevo deporte. También acuden a colegios para los que los niños «se involucren», ya que al «A-ball» puede jugar todo el mundo, no solo los discapacitados físicos. Obviamente hay que subirse a la silla de ruedas.

Las reglas son, más o menos, así: hay dos porterías, las dimensiones del campo son las del fútbol sala y juegan cinco contra cinco, incluidos los porteros, en cuatro tiempos de diez minutos cada uno. A partir de aquí, la cosa se complica: el equipo que defiende tiene que tener un jugador menos y no puede pisar su propia área (si lo hace será castigado con un doble penalti) para fomentar el espectáculo. Además, los saques de banda y de esquina se hacen con las manos, con lo que son frecuentes los goles de cabeza.

Para jugar al «A-ball», las sillas utilizan el dispositivo EÓOS , creado por Ortoprono, y tienen una especie de pinzas en la parte de abajo para agarrar y conducir el balón. El evento de este lunes estuvo patrocinado por Ford Adapta y tuvo como padrinos a Gema Hassen-Bey, leyenda del deporte paralímpico, y a exfutbolistas como «Lobo» Carrasco, José Emilio Amavisca, Rubén de la Red o Luis Cembranos. Todos pertenecen a la AEdFI (Asociación Española de Futbolistas Internacionales) que preside Fernando Giner.

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