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La Virgen colapsa el Valle

Peter Wallner, un alemán afincado en Toledo hace 18 años, conocerá la romería este 1 de mayo

La talla de la Virgen del Valle en procesión, con Toledo al fondo Ana Pérez Herrera
Manuel Moreno

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Peter Wallner lleva intranquilo los últimos días. Este alemán de 54 años, residente en Toledo desde hace 18, conocerá este 1 de mayo la ermita de la Virgen del Valle y su imagen, que data de finales del siglo XIX-principios del XX y que fue coronada canónicamente el 1 de mayo de 1906. Por primera vez, Peter acudirá a la romería más populosa de la capital de Castilla-La Mancha, de la que lleva oyendo hablar desde que llegó.

Él sabe que no es el mejor día del año para visitar una de las imágenes más queridas por los toledanos, pero Peter no ha encontrado mejor ocasión para vivir desde dentro una de las fiestas más tradicionales de la ciudad. Ha intentado otras veces ver la imagen de la Virgen, porque Peter camina por la ronda del Valle con cierta frecuencia, como hacen miles de toledanos, pero siempre ha encontrado cerrada la ermita cuando ha pasado delante de ella.

Por eso, de este lunes no pasa. Este germano nacido en Múnich es propietario de un bar en el número 15 de la calle Real, en el casco viejo, y cierra los lunes por descanso del personal (es el único trabajador). Como para Peter el día de reposo es sagrado, va a cerrar este lunes, a pesar de ser fiesta, y dedicará el día a cumplir el ritual de todo buen romero.

Su jornada comenzará sobre las once de la mañana cruzando el río Tajo en la barca desde el Barco Pasaje. Ya en la otra orilla, subirá a pie toda la pendiente por un camino romano hasta llegar a la ermita del Valle. Una vez allí, está decidido a entrar en el pequeño y abarrotado templo para tocar la campana, una misión casi imposible este lunes, aunque no tiene todavía muy claro si intentará la hazaña antes o después de tomar limonada y tostones. También jugará a las quínolas (juegos de cartas con lomos y quesos como premios) y no dejará pasar la oportunidad de comprarse una pequeña campana en alguno de los puestos.

La propina del día

Peter no llevará ni tortilla de patata ni vino, como marca la tradición. Tampoco le hará falta, porque va con el firme propósito de comerse una pulga de lomo y tomarse al menos una cerveza, a ser posible fría (los alemanes son muy aficionados a beberla bien fresquita) en alguno de los chiringuitos levantados para la ocasión.

Posiblemente, Peter dejará para el final el intento de subir a la piedra del Rey Moro, desde donde la imagen panorámica con Toledo a los pies sobrecoge a cualquiera. Este ascenso será la propina a un día memorable en el Valle para un alemán de ojos verdes o azules, dependiendo de si el día es soleado o no.

Peter estará de suerte. Las previsiones apuntan a que el sol va a acompañar. José María San Román , secretario interino de la cofradía de la Virgen del Valle desde el pasado 16 de diciembre, lleva mirando al cielo y consultando el tiempo en su teléfono móvil todo el fin de semana. «Ojalá haga 18-20 graditos, porque así no nos moriremos de calor y la gente vendrá», es su deseo. A sus 23 años, este abogado y profesor universitario también interino cuenta que es, problablemente, el secretario más joven que ha tenido esta hermandad, además de ser mayordomo adjunto desde hace tres años.

Fundada en el primer cuarto del siglo XVII, el antecedente de esta agrupación es la cofradía de nadadores, que lógicamente cruzaban el río Tajo a nado y subían por el camino romano hasta la Virgen cada 15 de agosto. «Sin embargo, y por diversos motivos, se cambió al 1 de mayo y a la advocación de la Virgen del Valle. No es la patrona de la ciudad, pero quizá es la virgen más querida, más cercana, con mayor devoción, porque su ermita es un lugar de paso continuo», cuenta José María San Román, cuyo veneración por esa imagen la heredó de su abuelo Carlos, que llevaba siempre la medalla de la virgen colgada al cuello.

Por la ermita pasará este 1 de mayo la gran mayoría de sus más de 2.500 hermanos, entre cofrades (los hombres) y esclavas (las mujeres). Entre ellos estarán los cincuenta mayordomos, entre adjuntos y de turno, que se han encargado del mantenimiento de la virgen y de preparar la fiesta de hoy, además de recoger los regalos donados por los comerciantes de Toledo para la subasta del 6 de mayo.

Por supuesto, no faltarán este lunes los doce nuevos mayordomos de turno que recibieron ayer su nombramiento y su medalla. Elegidos por «estrictísimo orden de lista», recalca San Román, hasta 2015 los doce seleccionados fueron siempre hombres. Sin embargo, y por consejo del Arzobispado de Toledo, desde el pasado año los elegidos son seis hombres y seis mujeres, que ejercen como mayordomos de turno durante doce meses (en este caso, el mandato irá desde mayo de 2017 hasta el 30 de abril de 2018). Entre sus funciones, ayudar a la junta directiva y de mayordomos a gestionar la fiesta del próximo año, además de ser los encargados de sacar la imagen de la Virgen a hombros por los alrededores de la ermita el 1 de mayo.

La elección de estos intendentes es laboriosa. «La veteranía en esta cofradía es un grado. Tú vas ganando derecho en mayordomía conforme subes en la lista», insiste San Román. Como secretario de la cofradía, ha cumplido también con la tradición este año: escribió remesas de doce cartas desde diciembre hasta que logró que doce personas aceptasen el cargo de mayordomo de turno. Hay años en que con cincuenta cartas ya ha cerrado este capítulo, pero hay otros ejercicios en los que el secretario necesita enviar más de 200 misivas. «Este año ha costado poco tiempo reunirlos», desvela San Román, que es mayordomo adjunto desde 2014, aunque no es el más joven. Esta gracia la tiene su primo Alberto, de 21 años, que es mayordomo adjunto desde que alcanzó la mayoría de edad.

El gran día

A las seis y media de esta mañana se abre la ermita. Su campana y los cohetes empezarán a sonar. Desde las siete, misa cada hora en punto hasta las once, cuando será oficiada la eucaristía a la que acudirán autoridades y cofradías invitadas. Para entonces, José María llevará tres horas allí. «No soy de los primeros en llegar, pero sí me iré el último», vaticina este joven secretario, después de meses de «mucho trabajo» junto con la junta de mayordomos para preparar toda la logística para la romería.

Si Peter Wallner tiene la suerte de acercarse a la Virgen del Valle, una de las seis coronadas canónicamente en Toledo, tendrá la oportunidad de ver las joyas donadas por feligresas para que la imagen las luzca hoy por ser el día que es, el más importante para los toledanos y, quizá, para el alemán de Múnich.

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