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La «culpa» fue de Román David

En la última jornada del juicio por el atraco a un súper de Yuncos, las defensas de los acusados parecieron subestimar la actitud del guardia civil que quedó tetrapléjico por el tiroteo

Román David, a la salida de la Audiencia de Toledo tras declarar en el juicio Ana Pérez Herrera
Manuel Moreno

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Al final resultará que el exguardia civil Román David Gómez Maestre estará de por vida en una silla de ruedas únicamente por su culpa, porque no supo medir los riesgos cuando el 5 de octubre de 2013, pasadas las nueve y veinte de la noche, pretendió hacer frente a los tres atracadores del supermercado Mercadona de Yuncos.

Esa es la idea con la que alguno pudo haber salido de la Audiencia Provincial de Toledo, después de escuchar este viernes a las defensas de los tres acusados por estos hechos durante la exposición de sus conclusiones definitivas en la última jornada del juicio, que ha quedado visto para sentencia.

Tanto el letrado de José Manuel Cifuentes, alias Panamá , y de Miguel Ángel Seoane, Quini , que mantienen su inocencia, como el de Ángel García-Caro, que reconoce su participación en el atraco pero no en los disparos, insinuaron en más de una ocasión que el agente acudió a la puerta del establecimiento sabiendo lo que se jugaba.

La razón que los dos letrados esgrimieron fue que tanto a Román como a su compañera Antonia les habían comunicado que había unos individuos con los rostros tapados en un coche en una actitud muy sospechosa. «Él estaba advertido, tenía pleno conocimiento de lo que ocurría dentro y fue porque estaba obligado», afirmó el abogado de Panamá y de Quini , quien recordó cómo Román David, cuya actitud «fue encomiable», se acercó a la puerta del supermercado, a pesar de que su compañera insistió, «de manera histérica», en pedir refuerzos desde dentro del coche oficial. De esa forma, los letrados de los tres procesados también pretendieron rebajar ante el tribunal la calificación de asesinato en grado de tentativa a homicidio en grado de tentativa.

«Un márchate de aquí ya»

A pesar de que el abogado de Panamá y de Quini proclamó que sus defendidos no participaron en el atraco, el abogado dedicó más de una hora a explicar todo lo que rodeó el atraco de Yuncos. Aludió incluso a los tiros que recibió el vehículo donde se parapetaba Antonia por parte de los atracadores, que no eran ni Panamá ni Quini , según su representante en el juicio, aunque no han aportado ninguna coartada convincente. «Esos disparos iban dirigidos a un ‘márchate de aquí ya’», afirmó el letrado, que anunció igualmente la impugnación de varias de las diligencias practicadas por la Guardia Civil (escuchas telefónicas, las grabaciones por el uso de micrófonos en coches de los acusados, el informe sobre repetidores de telefonía móvil o la prueba de antropometría).

Sobre la acusación de grupo criminal, el abogado la calificó de «utopía de piano», aseguró también que las escuchas telefónicas eran ilegales y dio por hecho, en más de una ocasión, que las fuentes de pruebas eran nulas (a falta de que se manifieste el tribunal, por supuesto). Recordó que varios testigos hablaron de que los dos individuos que acompañaban a García-Caro en el atraco tenían acento de algún país del Este y se preguntó por el paradero de las caretas que se utilizaron en el atraco, unas similares a la que los tres encausados usaron en otro atraco en 2005. Por tanto, la Guardia Civil se dejó llevar «por una corazonada», según el letrado, quien recriminó que en este juicio «se ha marcado un objetivo» (condenar a sus patrocinados) «y todo va hacia ello».

Tampoco salieron bien paradas la Policía Nacional y la Guardia Civil cuando el abogado de Ángel García-Caro se refirió a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. «Sé cómo pueden intimidar», afirmó sin aportar más datos. Sí pidió la nulidad de las declaraciones de su defendido, porque «no estaba en sus plenas capacidades físicas y psíquicas» para declarar, cuando señaló, por dos veces, a Panamá y a Quini como sus compinches en el supermercado de Yuncos. ¿Qué le inyectaron a este señor, que estaba con el síndrome de abstinencia?, se preguntó en alusión al maltrato que supuestamente habría recibido su patrocinado, consumidor habitual de drogas por entonces, tras su detención por la Guardia Civil.

El letrado exculpó del tiroteo a García-Caro, que había salido de la cárcel ocho meses antes del golpe que dio en Yuncos. « Él tenía previsto entrar, coger el dinero y fugarse », explicó. Y sobre la acusación de grupo criminal, el abogado espetó que eso «no se puede confundir con tener amigos», ya que Panamá , Quini y García-Caro tenían una larga relación de amistad.

Para el fiscal, todo casa

Los letrados de los tres acusados del atraco de Yuncos (hay otros cuatro encartados más, aunque por otro golpe en Leganés, Madrid) respondieron así al análisis de tres horas que el fiscal realizó sobre la actuación de Panamá , Quini y García-Caro en el supermercado Mercadona. El representante del Ministerio Público mantiene su calificación contra los tres, a los que acusa de intento de asesinato de los dos guardias civiles y del robo con violencia.

Para el fiscal, todo casa: este grupo criminal, con un elevado «nivel de profesionalización», planificó el atraco con caretas de látex que les ayudaron a alterar el acento, aunque emplearon una frase muy castiza. «Eh, tú, rubia, estate quieta», espetó un delincuente a una empleada del Mercadona. Panamá disparó a Román David y los otros dos participaron en el tiroteo contra su compañera, Antonia, según el fiscal. Y todo para llevarse 2.442 euros (perdieron una bolsa con 57.000 euros) y dejar a un joven en silla de ruedas. «Vuelvo a pedir perdón a él y a su compañera», dijo García-Caro en el turno de última palabra, que en realidad la tiene el tribunal, quizá en dos semanas.

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