ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

Diario de un jubilado en Nueva York (44): Un muchacho de barrio

«Es amigo de sus amigos, generoso, y sobre todo, un enamorado de Toledo»

Hilario Barrero y Juan Ignacio de Mesa A.P.HERRERA

POR HILARIO BARRERO

Tiene aire de patricio romano , una mirada noble, es acogedor, presta atención a uno cuando le habla y, sobre todo, tiene madera y talante liberal. Un personaje del Renacimiento.

Nació en Santo Tomé y mucho antes de ser el primer alcalde de la Democracia, fue un muchacho que jugaba a la guerra y practicaba la pedrea en la plaza de Valdecaleros . Respiró el mismo aire que los demás chicos, escuchó el mismo sonido de las campanas de la Iglesia, pasó tiempo a la sombra de «El entierro del señor de Orgaz», compartió colegio con algunos de sus vecinos y era un privilegiado porque tenía a su disposición todos los dulces que quisiera . (Dulces que llegan a menudo a Brooklyn y traen el aroma y el sabor de la infancia y de las fiestas y, también, el recuerdo de la madre).

Creció en un barrio que era un mundo en el que no faltaba de nada, faltando muchas cosas. Nunca se fue muy lejos del barrio aunque se fuera «a Madrid a estudiar»; después de un tiempo volvió y nunca se ha marchado , sigue cerca de los dulces y de la torre, recuerda a los que ya no están y fueron parte de su vida, sabe de luces y de sombras, de calles asfaltadas y atropellos, de libertad, de gente avariciosa y de alumnas enamoradas de su personalidad académica. De muchacho de barrio llegó a ser una autoridad, profesor, académico, pregonero del Corpus, viajero, benefactor, presidente de la Real Fundación de Toledo y por si fuera poco tuvo la suerte de conocer a Inés Gárate , burgalesa que vino a Toledo por dos meses y aquí sigue, que le hace la vida más dulce.

Uno valora el alto concepto que tiene de la amistad, es amigo de sus amigos, generoso, y sobre todo, un enamorado de Toledo. De los de verdad. Uno recuerda, no sin cierto rubor, que en dos ocasiones le enseñó a conocer mejor su propia ciudad , a uno que tiene como lema eso de «ser de Toledo de toda la vida». La primera vez fue con ocasión de una conferencia que tenía que haber dado en la Universidad de Nueva York y que se suspendió por culpa de un huracán. En el power point que hizo (una breve e intensa historia de la Ciudad Imperial) citaba a autores toledanos del Siglo de Oro que uno desconocía. La otra ocasión fue en la noche antes del día del Corpus. A lo largo del recorrido uno aprendió cosas que ignoraba,

Ahora, después de haber trabajado con ahínco y dedicación, deja el cargo de Presidente de la Rel Fundación Toledo , aunque no lo deja. Uno, que jugó con Juan Ignacio de Mesa en el barrio, que ha seguido su carrera, que le admira, no olvida que cuando el humo era un espeso punto de referencia en la vida de uno, Juan Ignacio encendió el fuego de la amistad y le invitó a ser miembro de la RFT . Pero lo que a uno le hace feliz es saber que el muchacho de entonces sigue con la misma ilusión, la misma sonrisa, el mismo afán, el mismo interés por Toledo, por el barrio, por los que lo conocemos y éramos enemigos en las pedreas de la plaza de Valdecaleros. Peleas que nunca llegaban a males mayores. Al final todo acababa dulcemente : un caramelo de la confitería ponía paz en la brecha por culpa del cantazo.

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