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CULTURA

Antonio Lázaro publica su nueva novela «Los años dorados»

Un viaje de ida y vuelta a los 70

Antonio Lázaro, escritor

M.J.MUÑOZ

Tras sus dos grandes novelas histórico-fantásticas ambientadas en la ciudad de Toledo, Club Lovecraft y Memorias de un hombre de palo , el escritor castellano-manchego y colaborador de ABC de las Artes&Letras, Antonio Lázaro , sigue fiel a su género, y ya está en las librerías su nuevo libro, Los años dorado s, un thriller contemporáneo que incursiona en un momento o personaje del pasado histórico. Solo que en esta ocasión el viaje al pasado no es ni a edades remotas y primigenias ni a la España de los Austrias, sino bastante más próximo, a mediados de la década de los 70.

Un director de un importante grupo editorial tiene un encuentro fortuito con una persona que remueve los cimientos de su apacible existencia: la que fuera su gran amor de los años universitarios, ahora atrapada en la tela de araña de la droga y sus adicciones. Al tiempo que la ayuda a rehabilitarse y salir de ese infierno, de algún modo reconstruyen el grupo de amigos de treinta años atrás, que editaba una revista poética y protagonizaba acciones de revuelta política. Una sombra planea en su relación, un enigma, que solo se desvelará en el tramo final del relato.

Portada de Los años dorados, de Antonio Lázaro

«La acción de esta novela transcurre íntegramente en Madrid , que es donde estaba la universidad (en provincias solo había colegios universitarios de primer ciclo y para pocas carreras), y en los años 76 y 77. En ese momento de incertidumbre, de angustia y de sueños, en que, muerto el dictador, no estaba claro del todo qué rumbo seguiría su régimen.

Con 20 años viví a fondo ese Madrid todavía gris pero con síntomas y voluntad de cambio , y en la novela trato de revisitar la génesis de Malasaña como gran barrio bohemio o locales magníficos, por desgracia desaparecidos, como el café Comercial o el Avión Club, en la calle de Hermosilla entre Conde de Peñalver y Alcántara, un antiguo cabaret donde nos juntábamos a beber cerveza y comer pipas mientras don César, el viejo pianista, tocaba boogie-boogie . Algún espacio donde se localiza la acción de la novela, como la discoteca El Junco, en Alonso Martínez, que estaba muy de moda y era un foco de opositores al régimen hasta el punto que se la llegó a llamar el «Plantajunco» (por la Junta y la Plataforma Democrática), sobrevive hoy como un local de referencia dentro de la música funk», dice Antonio Lázaro .

Sin embargo, no hay melancolía, ni siquiera nostalgia en este revival de los 70 . Los personajes remontan el río del tiempo para clarificar las cosas, para recomponer un puzle incompleto, y vuelven al presente, a los años 2000 revividos, dispuestos a seguir sus caminos. Para Lázaro, regresar al pasado puede ser, aunque necesario, también doloroso. «Releyendo El corazón de las tinieblas, de Conrad, he encontrado paralelismos con mi novela : Mateo viaja a ese trastero de un barrio de Madrid en una experiencia tan dura como la de remontar el río Congo hasta los dominios de Kurtz y, como el protagonista de ese inolvidable cuento, vuelve con una historia que contar».

La sensación de vida vivida, de autenticidad, es notoria. ¿Podría catalogarse a Los años dorados como novela autobiográfica? Lázaro matiza que los personajes se inspiran en algunos casos en personas reales pero fusionando rasgos y en otro, son inventados. Por otra parte, todo lo que se cuenta o sucedió o pudo suceder así . Pero el novelista prefiere hablar de «novela generacional». «Mi generación, explica, es la del punk y la nueva ola, que rompió en formas y gustos con sus hermanos mayores hippies y herederos del 68. Una generación que soñó y luchó por las libertades en un momento en que era realmente arriesgado hacerlo , demasiado joven para acceder a puestos de poder en el momento de la Transición, pero que se expresó con innovación y fuerza en la literatura, la música, las artes plásticas, el cine…».

Un grupo de activistas y poetas , una revista que desapareció misteriosamente, ¿hay ecos de Bolaño en Los años dorados? «Admiro muchísimo a Roberto Bolaño —explica Lázaro—, pero su tratamiento del tema es más intensificador y acumulativo, más mitómano, el mío es más sintético; por así decir, él sería más Chandler y yo más Hammett en este aspecto. En todo caso, aseguro que leí Los detectives salvajes después de entregada a la editorial la primera versión de mi novela».

Los años dorados explora la línea de sombra de los meses «de balas y versos» que antecedieron a la legalización del PC y al referendum constitucional , un proceso que abrió paso a décadas de democracia en España. «La libertad y la democracia —explica el autor— no son algo estático sino procesos en permanente evolución y siempre amenazados, que exigen su defensa y un trabajo permanente de mantenimiento y mejora; por eso es recomendable recordar sus orígenes».

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