Hazte premium Hazte premium

Enrique Sánchez Lubián - CRÓNICA NEGRA DE ANTAÑO (VII)

Toledo, 1920: ¡a tiros contra el alcalde!

En la noche del 25 de mayo, cuando caminaba hacia su casa acompañado por otros dos concejales, Justo Villarreal y Villarrubia fue tiroteado en la calle de las Tendillas

Justo Villarreal y Villarrubia, alcalde de Toledo entre 1918 y 1920. (Foto, «La Campana Gorda»)

ENRIQUE SÁNCHEZ LUBIÁN

El 27 de noviembre de 1938, a la edad de sesenta y seis años, falleció en Toledo Justo Villarreal y Villarrubia . La muerte se debió a causa de una miocarditis crónica, dejando viuda y tres hijos. Procurador de los Tribunales, entre 1918 y 1920 había sido alcalde de la ciudad, periodo en el que pudo perder la vida, pues una noche fue objeto de un atentado en la calle de las Tendillas, recibiendo un tiro que a punto estuvo de seccionarle la femoral.

Destacado militante del partido liberal, tras las elecciones municipales de 1911 Justo Villarreal y Villarrubia se incorporó como concejal al ayuntamiento de Toledo, siendo nombrado primer síndico. En años sucesivos tuvo diferentes responsabilidades municipales: representante del consistorio en la Junta Organizadora del I Centenario del Greco, presidente de la Comisión de Festejos, teniente de alcalde e incluso alcalde accidental. El uno de enero de 1918 fue elegido presidente de la corporación, cargo en el que se mantuvo durante tres años, en dos etapas consecutivas. En el inicio de la segunda de ellas tiene origen el suceso que hoy recuperamos en estos esbozos.

El 8 de febrero de 1920 se celebraron elecciones municipales en la ciudad de Toledo , siendo nuestro protagonista reelegido como concejal. Para el primer día de abril se convocó la sesión constitutiva del nuevo ayuntamiento, que estaba conformado por siete ediles liberales, cuatro mauristas, cuatro socialistas, tres católicos, tres conservadores, dos republicanos y un carlista. La reunión no resultó pacífica. Como candidato a la reelección, Villarreal no obtuvo la mayoría absoluta necesaria, pese a que tres concejales de la Casa del Pueblo votaron a favor suyo.

Este hecho propició una sonora protesta de los presentes en el salón de plenos del ayuntamiento, toda vez que unos días antes la Casa del Pueblo había tomado la decisión de que sus concejales se abstuvieran para la elección del alcalde. La reacción a esta indisciplina no se hizo esperar y los tres fueron expulsados de la entidad obrera, calificándoseles como traidores y desautorizándoseles como sus representantes en el consistorio.

Las diferentes convocatorias para proceder a la elección definitiva del alcalde se sucedieron durante todo el mes de abril en un clima de gran tensión. Hubieron de pasar cinco sesiones para que el 21 de abril Villarreal quedase proclamado alcalde. Al término de una de ellas, un grupo de exaltados persiguió a Pedro Ortega , uno de los concejales obreros que votaron a su favor, hasta la plaza de Zocodover insultándole y hostigándole, siendo preciso que caminase escoltado por agentes de policía. En el Paseo de Merchán volvió a ser objeto de agresiones verbales y cánticos ofensivos.

Sin embargo lo peor estaba por llegar. Villarreal tenía su domicilio y despacho profesional en la calle de la Misericordia (hoy conocida como Esteban Illán), en el inmueble de la Casa de Mesa. En la noche del 25 de mayo, cuando caminaba hacia su casa acompañado por otros dos concejales, fue tiroteado en la calle de las Tendillas, sufriendo una herida en el tercio inferior del muslo izquierdo con orificio de entrada y salida. Según el doctor Ángel Moreno, quien le atendió en la clínica de urgencias, la bala pasó a dos centímetros de la femoral, que en caso de haberle afectado habría ocasionado la muerte del regidor municipal. Su estado fue catalogado como de pronóstico reservado.

Titular del diario «El Castellano» dando cuenta del atentado contra el alcalde de Toledo.

Cuando a la mañana siguiente los toledanos conocieron la noticia, la policía ya tenía un sospechoso: Antonio Gil Alcoba Parra , militante de las Juventudes Socialistas, quien tenía procesos pendientes por rotura de farolas frente a la casa del alcalde y por haber participado en diferentes trifulcas registradas en sesiones municipales. Horas después del atentado había sido visto en la estación de ferrocarril cogiendo un tren con dirección a Madrid. Allí, preguntado por un agente, comentó que antes de salir de su domicilio, en la calle Recogidas, su madre le había contado lo ocurrido con el alcalde y que marchaba a la capital para ver como se desarrollaba una huelga de panaderos ya que tenía unos días libres en su trabajo.

Alcoba, de 17 años de edad, trabajaba en el taller de forja del conocido Julio Pascual y allí los policías comprobaron que no sabían nada de su ausencia. También su madre declaró que la noche de autos él no había dormido en casa. Ante esas evidencias, se avisó telefónicamente a Madrid para que el joven fuese detenido a su llegada a la capital. Pronto se averiguaron más indicios que le incriminaban.

Reclamo publicitario del despacho profesional de Justo Villarreal, procurador de los Tribunales.

Días antes del atentado había adquirido una pistola en la armería de Evaristo López ubicada en la Bajada del Miradero. Luego, en el Paseo del Carmen, realizó unos disparos de prueba, cuyos casquillos, localizados por la policía, eran idénticos a los recogidos en las Tendillas. A sus compañeros de trabajo dijo que el revólver era para un segador de Bargas que se lo había encargado, entregándole cincuenta pesetas para ello. Diferentes testigos pudieron reconstruir sus pasos por la capital antes del ataque. Así se supo que había estado paseando por el centro y pasadas las once de la noche se dirigió al Paseo de la Vega con la intención de esperar allí al «traidor» Ortega. Preguntando a unos y otros supo que el concejal obrero se encontraba fuera de Toledo , por lo que volvió a subir hasta la plaza de Zocodover y luego fue visto por un sereno en las cercanías del Instituto Provincial.

Escalinata del antiguo Instituto Provincial, en cuyas cercanías fue tiroteada el alcalde Villarreal FOTO ALDUS

En tanto se procedía a su traslado desde Madrid, las muestras de solidaridad con el alcalde se sucedían. A su domicilio llegaron numerosos apoyos desde el conde de Romanones a la Cámara de la Propiedad, a quien Villlarreal representaba, pasando por la propia Casa del Pueblo que a través del diario «Heraldo Obrero» condenó la agresión. El alcalde recibió, incluso, una carta supuestamente remitida desde la prisión de Figueras por Pascasio Ruiz, el parricida de Huecas al que dedicamos una de estas entregas, ofreciéndose a Villarreal para vengarle cuando recuperase la libertad, como agradecimiento a su decisión de promover la solicitud de indulto para él. Esta misiva fue calificada como broma macabra y de mal gusto, toda vez que el remitente alardeaba de su pericia con las puñaladas para saldar cuentas, llegado el momento, con los agresores del alcalde.

Interrogado ya en Toledo , Alcoba negó rotundamente los hechos, afirmando que la noche del 25 de mayo la había pasado en una casa de lenocinio de la calle de la Flor, próxima a su domicilio. Este extremo fue negado por seis de las mujeres que allí ejercían la prostitución. Su resistencia a reconocer los hechos duró poco. Tras estar unos días entre rejas y ser reconocido por varios testigos acabó confesando. Manifestó que el objetivo de su ira era el concejal Pedro Ortega, pero que al encontrarse éste fuera de Toledo y ver en la terraza del café Español al alcalde decidió atentar contra él. También desveló la procedencia del dinero utilizado para comprar la pistola, habiéndolo sustraído de la recaudación obtenida en una representación teatral realizada por la Juventud Socialista en el Teatro de Rojas con motivo del Primero de Mayo, en la que participó. Tras tirotear al alcalde se deshizo del arma y pasó la noche en las inmediaciones del castillo de San Servando, bajando luego a una taberna, donde tomó unas copas de vino antes de coger el tren para Madrid. Coincidiendo con este reconocimiento de culpabilidad , el alcalde Villarreal, ya repuesto, se reincorporó a su trabajo en los tribunales y días después asistió a las celebraciones del Corpus.

La militancia de Alcoba motivó que desde algunos sectores se cargasen las tintas en el matiz político que podría tener el atentado y la deriva violenta en las discrepancias municipales. Dichas valoraciones fueron rebatidas desde las páginas de «Heraldo Obrero», periódico dirigido por el socialista Domingo Alonso: «Es irrisorio el ardid pero como hay cerebros endémicos conviene hacer estas afirmaciones: la Casa del Pueblo no es un centro de conspiración contra la vida de nadie, sino un centro donde se labora por la vida de los semejantes y de la humanidad en general y lo mismo puede salir un loco o un cerebro obcecado de su numerosa huestes que de cualquier otro centro u organismo; entre 2.500 afiliados puede haber de todo y de los actos particulares de cada uno no puede responder la colectividad». En aquellos momentos la Casa del Pueblo vivía momentos de tensión por diferencias entre quienes propugnaban la incorporación del partido socialista a la Tercera Internacional y quienes se oponían, divergencias sustanciadas meses después con la escisión que propició la creación del PCE. Algunos comentarios de prensa situaban a Alcoba entre los «terceristas».

Sometido a juicio, Alcoba fue condenado a dieciocho meses de reclusión por delito de atentado, pena que cumplió en la prisión provincial del antiguo convento de Gilitos. A finales de 1921 quedó en libertad.

Un año antes, en noviembre de 1920, Villarreal fue destituido como alcalde, nombrándose para tal cargo a Luis Mateo Moreno, quien permaneció en el cargo durante tres años. En los primeros días de la guerra civil él también fue víctima de una mortal agresión, siendo asesinado por unos milicianos madrileños en el Callejón de Menores.

Visita de Alfonso XIII al taller de Julio Pascual en 1928, donde años antes había trabajado el joven Antonio Gil Alcoba, autor de los disparos contra Justo Villarreal (Foto, Rodríguez. AHPTO)

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación