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¿Sin novedad en el Alcázar?

La Biblioteca de Castilla-La Mancha acoge, hasta el 4 de enero, la exposición «Arqueoinstante: 80 años del comienzo de la Guerra Civil en Toledo»

El investigador Carlos Vega, en el pasillo que acoge la exposición Luna Revenga

M. CEBRIÁN

«Penetramos en Toledo por la Puerta de Visagra. Desde ésta hasta el Alcázar, un enorme montón de escombros da idea de la magna obra humana, terrible convulsión sísmica. De los soportales, sólo algunas partes sobresalen entre los escombros. En la cuesta del Alcázar, enormes bloques desprendidos forman montañas. El edificio, perdido totalmente, forma bloques, que han hecho desaparecer la calle, formando enorme montículo que llega a los pisos superiores del Alcázar, por donde entrase al patio en ruinas. De las torres, ni rastro. El Alcázar no es más que una montaña de piedras derruidas . Únicamente la fachada sur, que tiene el muro acribillado a balazos, semeja un avispero».

Esta es la imagen de destrucción que hizo el 30 de septiembre de 1936 , tras el asedio del Alcázar de Toledo , Manuel Sánchez del Arco, redactor enviado por ABC Sevilla (edición de Andalucía, en zona nacional, ya que también estaba la edición de ABC Madrid, en zona republicana). Este periodista andaluz, que más tarde se hizo cargo de la dirección de este rotativo y que firmó sus crónicas de guerra con el pseudónimo de «Justo Sevillano», acompañó ese día al general Francisco Franco en su visita a las ruinas del Alcázar tras su liberación dos días antes.

Hoy, mucho tiempo después, la parte superior de este edificio, convertida en Biblioteca de Castilla-La Mancha , acoge « Arqueoinstante : 80 años del comienzo de la Guerra Civil en Toledo» . Se trata de una exposición que pretende esclarecer este y otros hechos relacionados con los tres meses, en concreto 70 días, que duró el asedio del Alcázar, así como su repercusión a lo largo de los años. La muestra, dividida en 15 paneles explicativos, se expone en el pasillo de la Sala Borbón-Lorenzana hasta el 4 de enero.

Esta exposición representa el culmen del trabajo que se ha llevado a cabo por parte de la asociación cultural sin ánimo de lucro Arqueoinstante, que surgió de la colaboración de varios miembros del equipo de Toledo GCE y la empresa Cota 667 . Esta unión terminó desembocando en un proyecto de investigación de la Universidad de Castilla-La Mancha centrado en la Guerra Civil española en la ciudad de Toledo y su provincia. Los autores de este trabajo son Carlos Vega, Sergio Isabel Ludeña, Inés del Castillo, Ángela Crespo y Miguel Ángel Díaz.

Según explica a ABC Carlos Vega, uno de los investigadores y estudiante de Humanidades, aquel que se acerque a esta exposición va a encontrar, básicamente, el relato cronológico de los 70 días que duró el asedio del Alcázar . Un recorrido a través de la fotografía como principal recurso arqueológico, además de otras fuentes históricas, como documentos de archivo y testimonios indirectos de niños que vivieron en Toledo estos hechos, puesto que quedan vivos muy pocos intervinientes en la batalla. Toda esta información se ha recopilado gracias también a unos talleres que organizan en los que los participantes les aportan sus documentos y recuerdos en los lugares de la ciudad donde transcurrieron aquellos acontecimientos. «Lo que intentamos no es reescribir la historia ni cambiarla, sino añadir un punto de vista más», explica.

Descubrimiento fotográfico

«En la muestra se pueden ver fotografías que se han descubierto en los últimos años e incluso meses; imágenes que tienen una historia detrás», indica Vega. Así, aunque ya se sabía que el famoso fotógrafo húngaro Robert Capa estuvo en Toledo, el joven investigador ha localizado dos nuevas fotos suyas situadas en la ciudad durante la Guerra Civil . Destaca una de ellas, en la que se puede ver al comandante de la Guardia de Asalto Germán Madroñero en el Museo de Santa Cruz, donde estaba el cuartel general de los republicanos. Madroñero está explicando a los milicianos su orden de retirada del asedio, algo que les sorprendió, como se puede ver en la instantánea del famoso fotógrafo. Y es que, como posteriormente se demostró, este guardia de asalto fue un saboteador del asedio en filas republicanas.

El comandante Germán Madroñero, en el Museo de Santa Cruz Robert Capa/Magnum Photos

Otra de las novedades que supone este proyecto de investigación tiene que ver con el modo de contar las cosas, pues en los talleres que organizan han recibido historias de familiares y conocidos de los que intervinieron en la contienda, testimonios personales que no están en los libros. Dentro del Alcázar hubo 1.800 personas, y cada una de ellas tiene su historia personal .

¿Y qué supuso el asedio del Alcázar para el devenir de la Guerra Civil? Según explica Carlos Vega, este edificio fue utilizado hasta mucho tiempo después como un «símbolo de superación y de resistencia para ganar el conflicto» . De este modo, en los años y décadas posteriores el Alcázar fue visitado por muchos mandatarios internacionales, como el conde italiano Ciano en 1939 o el dirigente nazi Heinrich Himmler en 1940, para que admiraran las ruinas como propaganda del régimen franquista. De hecho, subraya Vega, «hasta los años 60 no se reconstruyó porque a las autoridades franquistas les interesaba esa imagen de destrucción ante la galería e incluso se organizaban excursiones».

El asedio del Alcázar no fue el único hecho que sucedió en Toledo durante la Guerra Civil, aunque fuera el más importante, ya que la ciudad estaba rodeada de trincheras y fortificaciones. Hasta el 1939, las líneas republicanas se situaron a pocos kilómetros al sur del río Tajo , mientras que en la ciudad estaban las tropas nacionales. De hecho, después del asedio del Alcázar los aviones republicanos estuvieron bombardeando Toledo, que se convirtió en un núcleo militar, con la presencia también de tropas italianas y alemanas de la Legión Condor.

Ante la pregunta de si cree que 80 años después se han cerrado las heridas de estos hechos, Carlos Vega afirma: «Algunas veces parece que no, pero lo que nosotros intentamos hacer con este trabajo es hablar con todo tipo de gente y mostrar del modo más objetivo los hechos que sucedieron, lo que facilita la fotografía, porque lo que hace es enseñarnos una realidad sin más». Sin embargo, según señala, la tarea más importante que tienen por delante es explicar a las generaciones venideras lo que fue la Guerra Civil y lo que pasó en esos años, algo que, a su juicio, «muchos desconocen y deberían saber para no ser manipulados» .

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