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María Teresa Marín: «Hay muros que una ley no puede derribar»

Las personas con enfermedad mental tendrán protagonismo en el nuevo Plan de Salud Mental que debe fomentar su autonomía y recuperación

María Teresa Marín apuesta por recuperar el diálogo para mejorar la situación de estas personas Luna Revenga

F. RAMÍREZ

Desde su cargo se ha comprometido a recuperar todo «lo desandado» en la etapa del anterior Gobierno de Castilla-La Mancha. La directora general de Planificación, Ordenación e Inspección Sanitaria, María Teresa Marín, reitera que es más facil «deshacer que hacer». Por eso, la prioridad es recuperar la ilusión de los usuarios, los familiares y los profesionales que «han sufrido de forma muy dramática los recortes». Y reitera que su compromiso es luchar contra el estigma y favorecer la inserción laboral de este colectivo, metas que quiere cumplir en los próximos años.

-En primer lugar, ¿cuáles han sido los ejes de su gestión durante este año y medio de legislatura?

-Desde el inicio de la legislatura, la Consejería de Sanidad marcó muy claramente los pilares básicos de lo que iba a ser su política sanitaria y sentar las bases de lo que esperamos sea el futuro de la política sanitaria en la región. Esos cuatro ejes van a orientar nuestro Plan de Salud Mental y son, básicamente, la humanización, la sostenibilidad de los recursos, los profesionales como la base sobre la que pivota también el sistema y, por último, un cambio de modelo de atención sanitaria, centrado en la atención primaria, la cronicidad, los autocuidados, la prevención como la base de la sostenibilidad del sistema y también en las innovaciones terapéuticas, que hay que incorporarlas. Tenemos que hacer equilibrios para que el sistema sea sostenible.

-El Gobierno regional ha anunciado un nuevo Plan de Salud Mental para 2017, ¿cuáles van a ser los ejes?

El nuevo Plan de Salud Mental se va a basar fundamentalmente en el plan integral de atención a la salud mental de la Organización Mundial de la Salud, que marca también cuatro ejes estratégicos. Es un plan muy centrado en la atención a la persona, como el centro de la atención, en los profesionales, en la sostenibilidad de los recursos y en un cambio de modelo, dirigido hacia la recuperación, la atención en comunidad y la toma de decisiones de estas personas, acerca de las decisiones sobre su vida y lo que quieren hacer. La autonomía y la recuperación son conceptos básicos del plan que queremos sea muy operativo, pegado a la realidad, ajustado a las necesidades de este colectivo y a las posibilidades que tenemos para atenderlas.

-¿Qué papel van a desempeñar los profesionales, las asociaciones de familiares y los propios usuarios?

-Hemos abierto un proceso participativo en el que han tenido cabida los propios usuarios. Se han hecho siete grupos de participación, abiertos y de discusión, en los que han estado presentes los usuarios y las asociaciones. Es impensable el funcionamiento de la red de servicios y de atención sin la colaboración de esos colectivos. De hecho, muchos de los 66 dispositivos que hay en la red están gestionados por asociaciones de pacientes y familiares. Nuestra colaboración ha sido siempre crucial en el desarrollo de los recursos, y va a seguir siéndolo. En cuanto al papel de los usuarios, debe ir hacia a la recuperación. No puede desarrollarse sin tener en cuenta las necesidades de ellos y sin escucharlos.

«Se ha abierto un proceso participativo en el que han tenido cabida los usuarios y las propias asociaciones»

«Hemos crecido muy poco en plazas residenciales, pero se van a crear en esta legislatura»

«Es fudamental promover campañas de sensibilización y trabajar con los medios de comunicación, que es una tarea muy preocupante»

-Hacía mención a la red de recursos y dispositivos en salud mental, ¿qué proyectos hay para ampliar esta red?

-En este año y medio hemos crecido muy poco en cuanto a dotación de recursos. Es cierto que hay una demanda no atendida, sobre todo en recursos residenciales, y se necesita incrementar el número de plazas. Hay cuatro residencias comunitarias, 31 viviendas supervisadas, 19 centros de rehabilitación psicosocial y laboral. Además, contamos con hospitales de media estancia y de larga estancia, como la unidad de Guadalajara, y estamos en proceso de transferencia de algunas unidades de larga estancia, dependientes todavía de las diputaciones. Es verdad que necesitamos más plazas residenciales y a lo largo de la legislatura se van a crear. Pero también necesitamos reformular el modelo. Quiero decir que hay muchas personas que están ocupando una plaza, que posiblemente necesitarían un recurso mucho más normalizado. Personas que han envejecido dentro de la red y que, después de muchos años de estar institucionalizados, pueden ocupar perfectamente una plaza en otro recurso mucho más social y menos sanitario. Creo que esto es bueno para todos. Y esas plazas que quedan vacantes podrían ser ocupadas por personas que requieren un nivel mucho más alto de atención sociosanitaria. Incrementaremos las plazas, pero también reformularemos los recursos, de tal forma que cada persona puede estar atendida en el recurso que necesita y con la intensidad asistencial que requiere.

Uno de los ejes del Plan de Salud Mental ha sido trabajar con el estigma hacia este tipo de enfermedades, ¿qué iniciativas hay?

-El estigma se trabaja desde muchos niveles. En nuestros centros de rehabilitación, el trabajo fundamental es promover campañas de sensibilización en colegios, en asociaciones y podemos llegar a la sociedad también a través de nuestros profesionales. Después, hay otra parte de ese estigma que es autoimpuesto. El otro día lo comentábamos en una entrevista: hace 30 años que se inició la reforma psiquiátrica en este país y esto ha permitido grandes avances en la atención a estas personas. Pero todavía queda mucho por avanzar. Es verdad que cayeron los muros de los psiquiátricos, pero descubrimos que habían muchos más muros en la sociedad difíciles de derribar y que no se acaban con una ley. Estos muros caen con un trabajo de día a día, incorporando a nuestros usuarios a recursos normalizados, a los centros deportivos, a las piscinas municipales, a las bibliotecas, a cualquier actividad. Incorporándoles a la vida laboral. Es importantísimo. Nuestros usuarios lo reconocen. Hay un antes y un después tras incorporarse a una actividad laboral. Esa es la mejor forma de luchar contra el estigma. Luego hay una tarea que creo que también es importante: trabajar con los medios de comunicación. Nosotros mismos reproducimos estigmas y confusión en la población cuando magnificamos algunos problemas que, por supuesto, los hay.

-Este año se ha puesto en marcha «Profesional experto por experiencia», ¿qué balance puede hacer?

-Cuando se diseñó este programa, en colaboración con la Consejería de Empleo, aprovechamos el Plan de Empleo de la Junta para recibir algunos fondos que nos permitiera realizar estas contrataciones. Teníamos en mente incorporar a nuestros usuarios como agentes activos en los equipos directivos de los centros. Pero era una experiencia nueva de la que no teníamos conocimiento que se hubiera hecho en otro sitio. Sí, de otro que se llama «ayuda entre iguales», que es algo que tiene bastante recorrido, pero no la contratación como profesionales, con un contrato laboral. Se realizaron unos cursos de formación entre los monitores y las personas que iban a ser contratadas. Después, se incorporaron a los centros y estamos expectantes sobre los resultados. Se diseñaron unos indicadores que se evaluarán cuando termine el programa. Aunque no va a acabar, porque continuaremos con el programa. La percepción que se tiene y los resultados nos indican que ha sido increíble en cuanto a la autoestima y a esa pérdida de autoestigma. Esto se ha superado, aunque estamos sometiendo a esas personas a un estrés importante. Trabajando con sus propios compañeros y con usuarios del centro del que, en muchos casos, ellos eran usuarios. Para los propios usuarios, tener un interlocutor igual, que ejerce de puente entre las demandas que tienen y sus necesidades, ha sido muy positivo porque ellos mismos reconocen que, en muchos casos, los que no iban al centro ahora han vuelto y se han incorporado al dispositivo. Los equipos reconocen que ha habido un antes y un después. Nada va a volver a ser como antes, porque han cambiado mucho la percepción de la enfermedad y de cómo ayudar a estas personas.

-El consejero de Sanidad anunció que se elaborará un documental con esa experiencia, ¿cuándo lo veremos?

-Presentamos un avance con motivo del Día Internacional de Salud Mental de lo que va a ser este documental. En este momento lo estamos montando y creo que estará para el primer trimestre de 2017. En este último trimestre, hemos participado y colaborado directamente en otro documental, que es bonito y que ya se puede ver. «Derechos humanos y salud mental», en el que se han incluido declaraciones de los usuarios de los centros, los expertos y los profesionales, entre otros.

¿Qué papel juegan las asociaciones de familiares?

-Las asociaciones de familiares en Castilla-La Mancha tienen un papel muy importante como promotores. Cuando se produjo la reforma de la psiquiatría, las asociaciones y los usuarios se lanzaron a demandar recursos. Y siguen en ese papel. Son asociaciones muy luchadoras, participativas y que responden muy bien a lo que se les pide. De hecho, hemos trabajado en programas deportivos y de hábitos saludables, pero también hay otras iniciativas que se adoptan desde las propias asociaciones y son pioneras a nivel nacional. Por ejemplo, el trabajo que realizan las de Albacete y Tarancón. En general, trabajan muy bien y muchas están gestionando residencias y viviendas, que son un modelo de gestión. Colaboramos de igual a igual. Mano a mano. Sería impensable la gestión de los dispositivos, sin el trabajo de las asociaciones. Y la Fundación Sociosanitaria colabora con ellas de forma muy intensa.

-¿Cómo se desarrolla la gestión a la población infanto-juvenil y con qué dispositivos cuenta?

-En la región hay unidades infanto-juvenil, gestionadas directamente por el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam). La Fundación Sociosanitaria solo tiene el centro de atención especializada al menor (CAEM) de Toledo. Es verdad que en estos últimos años, en los que ha habido un parón, se ha recuperado el convenio marco entre las consejerías de Educación, de Bienestar Social y de Sanidad, porque la atención del menor tiene que recoger estos tres pilares. Se firmó el mes pasado este acuerdo marco y ya se han puesto en marcha algunos de los siete equipos de trabajo que establece este convenio. Ya se han designado los representantes de la Consejería de Sanidad encargados de poner en marcha un protocolo de atención a la hiperactividad. Además, queremos recuperar muchos de los programas que se habían abandonado por los recortes, como son los de sensibilización en las aulas, de prevención, de hábitos saludables. Como digo, ya están los grupos de trabajo funcionando.

¿Qué tipo de programas de formación se desarrollan no solo para los usuarios y los profesionales?

-Tenemos varias líneas de formación. La Fundación Sociosanitaria de Castilla-La Mancha tiene una línea de formación, en la que trabaja con sus propios profesionales y también con los de las asociaciones. Los planes de formación están abiertos también a estos profesionales. Ese programa de formación incluye todas las actividades que dirige y programa la fundación. Pero hay otros que organizan y financian las propias asociaciones de familiares. Por otro lado, también están los planes formativos que promueven la Escuela Regional de Formación y el Instituto de Ciencias de la Salud de Talavera de la Reina (Toledo), que son abiertos a todos los profesionales de Castilla-La Mancha.

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