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El arte como terapia social

Padecer una enfermedad mental es independiente

María Cruces, con su oemario, junto al alcalde de Daimiel ABC

F. RAMÍREZ

El arte como manifestación artística permite al ser humano plasmar y mostrar lo mejor de sí mismo. Es precisamente la creación artística la que lleva a las personas a crear verdaderas obras de arte, que, al margen de quien las crea, lleva al público a admirar el ingenio del que las inventó. Y esta premisa se cumple en el caso de la poesía. Quién no recuerda la obra del escritor Leopoldo Arias Panero, ingresado en un centro de salud mental y autor de los mejores versos que le catapultaron a la fama a pesar de su enfermedad.

La historia de María Cruces de la Flor Gallego (Daimiel, 1971) tiene similitudes con la obra de Panero. Ella ha encontrado en la escritura la forma de evadirse del mundo real. Ese sitio en el que algunos la han rechazado, la han abandonado y en el que ha probado los besos amargos del desamor.

María Cruces es una mujer luchadora, como ella se define, y a la que le gusta bailar los ritmos latinos, empezando por la salsa, la bachata, el merengue y el chachachá. Pero también le gusta leer a Gustavo Adolfo Bécquer y estudiar. Empezó Filología Inglesa e Hispánica, aunque «no las terminé». Luego se dedicó a los idiomas: actualmente está cursando el B1 de inglés y el A1 de alemán.

Poemas «sin metáforas»

Así comienza la historia de una mujer que cada día plasma en sus poemas, a los que denomina «sencillos y sin metáforas», «lo que siento, lo que pienso y en los que hablo del amor, el desamor y la tristeza». Evoca que su familia nunca estuvo de acuerdo con que se dedicara a escribir, pero su pasión literaria comenzó a los 16 años.

La historia de esta usuaria del Centro de Rehabilitación Psicosocial y Laboral (CRPSL) de Daimiel (Ciudad Real) ha dado un vuelco porque, tras diez años esperando a que se publicara su obra «Cachitos de vida», este año ha salido a la luz, editada por Punto Rojo Libros (www.puntorojolibros.com).

OBSESIÓN

«He olido jardines de nostalgia

y camas vacías,

y atentados a la infancia.

He vivido como propios

del tráfico los occidentes

de otras gentes los oprobios.

He vislumbrado paisajes de soledad,

Huracanes de orfandad.

Por todas partes anduve

famélica de tus besos

y mendigando cuanto pude».

«Estoy muy feliz porque la poesía se ha convertido en una terapia y en una necesidad para mí», asegura con voz entrecortada. Enfatiza luego «lo orgullosa que está mi familia y mi padre, que, a pesar de ser analfabeto, me pide que le lea algunos de mis versos», como el anterior, que se llama Obsesión.

Y en este punto insiste en que su vida diaria es como la de cualquier persona. Atiende a su padre, que tiene 90 años, y a su hermano; acude a un curso de «Reponedora cajera» y saca tiempo para escribir, una rutina en la que está inmersa desde los 16 años, quizá en parte por culpa de José Luis Perales y su canción «Un velero llamado libertad». Y la rememora porque es uno de sus temas favoritos: «Ayer se fue tomo sus cosas y se puso a navegar/ una camisa un pantalon vaquero y una cancion dónde irá, dónde irá/ se despidió.... y se marchó y a su barco le llamó libertad/ y en el cielo descubrió gavioootas/ y pinto estelas en el mar...».

A pesar del éxito que está consiguiendo en instituciones y medios de comunicación con su primer libro de poesía, María Cruces insiste en que escribir puede ser «el complemento perfecto a la terapia, aunque nunca puede sustituirla». En su caso, le ha servido también para «descongestionar en épocas en las que no podía con tanta terapia», sentencia. Además, explica que sigue acudiendo al CRPSL para recibir sus terapias y tiene palabras para agradecer el trabajo que realizan con ella los profesionales.

El blogexperta

Otra de las historias en el ámbito literario lo realiza María de las Mercedes Reviego, quien escribe el blog «Blogexperta», en el que narra sus vivencias y experiencias con la enfermedad mental. Actualmente, trabaja en el CRPSL de Tarancón (Cuenca), dentro del proyecto «Profesional experto por experiencia», puesto en marcha por la Junta.

Mercedes Reviego cuenta que en su página su propia experiencia: la enfermedad mental le apareció a los 25 años tras «haber tonteado con las drogas; por presión en el trabajo. empecé a consumir diariamente, hasta que un día no pude dormir...».

Son vivencias duras que la llevaron a ingresar en la Unidad de Hospitalización Breve de Psiquiatría en Cuenca: «Me pusieron una inyección para poder descansar, estuve cuatro meses ingresada», escribe esta joven, que trasmite en su blog un mensaje positivo ante esta enfermedad.

«El día que me dieron el alta, me encerré en mi casa, porque pensaba que nadie me iba a entender, que me tomarían por loca. Pero, gracias a mi familia y amigos, poco a poco salí para adelante: encontré trabajo, me saqué mi carné de conducir, encontré pareja, me casé y cree mi propia familia...».

Pero la enfermedad mental seguía rondando su vida. «En mi segundo embarazo dejé la medicación, aunque la psiquiatra me dijo que cuando diera a luz, volviera para retomar la medicación. Pero no volví. Yo me veía bien. A los tres meses de dar a luz tuve otra recaída y otra vez para Cuenca, otros cuatro meses», plasma en su blog.

Pero la historia de esta usuaria tiene un final feliz. Gracias al apoyo de su familia y amigos, a los profesionales y a su fuerza de voluntad, salió adelante. «Actualmente estoy trabajando como profesional por experiencia en el centro de CRPSL de Tarancón, dando apoyo y acompañamiento a todo aquel que lo necesite, desde mi propia experiencia a otras personas con esta enfermedad...».

«Espertos por experiencia»

Por otra parte, para visualizar el trabajo que realizan las personas con enfermedad mental, en apoyo a sus propios compañeros, se está elaborando el documental «Profesional Experto por Experiencia» que la Consejería de Sanidad prepara para difundir esta innovadora experiencia de inserción laboral que se está llevando a cabo en el marco del Plan Especial de Empleo de la Junta, y que ha supuesto la contratación de 17 profesionales, de los que 16 son enfermos mentales.

El objetivo del documental es que, tras la difusión, los ciudadanos mejoren el conocimiento de la enfermedad mental y de las personas que la padecen para acabar con el estigma que aún existe en torno a este colectivo.

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